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CJ Stroud y los Texans han llegado para quedarse

El 8 de enero de 2023 los San Francisco 49ers y Arizona Cardinals concluían sus respectivas temporadas regulares en direcciones opuestas, los primeros pensando en los playoffs y los segundos en la reconstrucción que se avecinaba. Entre los saludos post-partido destacó el que protagonizaron DeMeco Ryans, coordinador defensivo de los niners, y J.J. Watt, defensive end de los Cardinals y leyenda en la ciudad de Houston por sus gloriosos años en los Texans. Watt le pidió a Ryans que volviera a hacer grande a Houston. Faltaban semanas para que se anunciase la contratación de Ryans como nuevo head coach de los Texans, pero sin duda, Watt, sin estar ya en la franquicia, sabía bien de lo que hablaba.

Efectivamente Ryans acabó firmando por Houston, uno de los peores destinos posibles hace menos de un año. Los Texans venían de registrar tres temporadas consecutivas con uno de los peores récords de la NFL, finalizando siempre con un head coach diferente al anterior. El desempeño del ataque fue especialmente lamentable en los dos últimos años, cuando DeShaun Watson desapareció de la ecuación por sus asuntos extradeportivos. En 2021 Houston ocupó los puestos 30 y 32 en puntos y yardas ofensivas y prácticamente duplicó esos datos al ser 30 y 31 (de 32 franquicias) en 2022. Ryans sabía pues que en este lado del balón urgía una renovación casi completa.

Para montar su primer staff técnico DeMeco apeló a la necesidad de que fuera muy diverso en cuanto a la experiencia de sus componentes, razonando que como los jugadores aprenden de forma diferente, los entrenadores deben ser capaces de presentar la información de diversas maneras. Así, cuando llegue el momento de saltar al césped los domingos los jugadores tengan sus mentes claras y "no piensen", para que puedan jugar todo lo rápido posible. Esta filosofía de entrenadores que sean buenos maestros y de una didáctica polifacética es patrón clave del sistema que Bill Walsh ejecutó en San Francisco durante los años 80, que Kyle Shanahan aprendió de su padre (coordinador ofensivo de 49ers tres temporadas) y que a su vez Ryans fue bebiendo en su etapa como asistente en los niners.

Precisamente un antiguo compañero suyo en la franquicia californiana, el joven de 36 años Bobby Slowik, fue contratado para tomar las riendas del ataque. Slowik fue parte del cada vez más histórico plantel de los Washington Redskins de 2011 a 2013, pasó tres años siendo analista para Pro Football Focus, donde en sus propias palabras ganó una perspectiva diferente muy valiosa, para volver a la NFL de la mano de Shanahan en San Francisco en 2017. Hasta 2019 formó parte del staff defensivo, para Kyle Shanahan no vas a dominar el ataque si no conoces bien el funcionamiento de la defensa, y a partir de ahí fue escalando hasta convertirse en el coordinador del juego de pase en 2022. Cuando ves a los Texans jugar es evidente el sello de la West Coast Offense que Slowik aprendió en 49ers. El primer touchdown de su partido de Wild Cards ante Cleveland es un buen ejemplo de ello. Si recordáis el último touchdown de Deebo Samuel ante Philadelphia Eagles esta temporada, en una "tunnel screen", observaréis un concepto muy parecido en la anotación de Nico Collins. Sin embargo, Slowik no se limita a copiar las jugadas de su maestro. Aquí tenemos al quarterback bajo centro en lugar de en shotgun y realizando un movimiento muy rápido de amagar la carrera hacia la derecha con un "pitch" para volver al lado contrario, con la defensa completamente descolocada, y enviar un perfecto pase a su compañero que lleva la pelota hasta la end zone con la ayuda de su línea ofensiva. Dos jugadas similares en planteamiento, pero diferentes en su ejecución. El resultado, eso sí, igual de bueno en ambos casos.

Aquel 8 de enero de 2023 fue también significativo en esta historia por otro partido bien diferente al que comentamos antes, el Houston Texans contra Indianapolis Colts. Davis Mills lideró el triunfo de los tejanos con tres pases de touchdown, el último a 50 segundos de la conclusión, que fue seguido por una conversión de dos puntos que supuso la diferencia en el 32-31 definitivo. La victoria de Houston les supuso perder el número 1 del draft y quién sabe, si elegir a su quarterback predilecto. No sabemos si su hombre fue C.J. Stroud desde un principio o bien Bryce Young, a la postre el primer jugador del pasado draft, seleccionado por los Carolina Panthers, pero lo importante es que todo ha salido a pedir de boca para los Texans. Stroud, casi con total seguridad el ganador de rookie ofensivo de la temporada, ha demostrado ser un encaje perfecto en el sistema de ataque de Slowik y, además, pese a su juventud, el líder del vestuario que buscaba DeMeco Ryans. Stroud lidera con su ejemplo, en el campo y fuera del mismo.

A lo largo de toda la temporada, Slowik ha programado conceptos de ruta que han atacado constantemente las defensas rivales de un solo safety, fundamentalmente Cover-1 al hombre y la Cover-3 zonal. En el debut de los Texans en playoffs vimos repetidamente cómo los Cleveland Browns pagaron caro no disfrazar al menos su predilecto esquema de un único safety profundo. En esta jugada vemos claramente cómo antes del snap, Stroud, desde shotgun, ya está viendo perfectamente al último defensor de Cleveland, en el círculo azul. Los Browns van a jugar una C-3 clásica y el concepto de ruta de Houston va a liberar un espacio tremendo en el lado derecho del ataque que el quarterback novato va a aprovechar para conectar con John Metchie (círculo amarillo) en una gran jugada.

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La lectura inicial de Stroud le lleva al lado izquierdo desde donde está viniendo Nico Collins en una ruta "slant". El quarterback sabe que por la defensa que encara esa opción no va a ser viable, pero la que verdaderamente es su intención es congelar al safety el tiempo suficiente para que pueda ir al lado fuerte de la formación y encontrar a su compañero Xavier Hutchinson (círculo verde) que está corriendo una ruta seam ideal contra esta defensa. Sin embargo, el cornerback de ese lado, Denzel Ward, va a reconocer lo que está sucediendo enfrente suya y va a emparejarse con el wide receiver, dejando su tercio profundo del campo bastante desguarnecido. No es fallo de Ward, al contrario, está reaccionando a lo que muestra el ataque como debe hacer, pero al final es solo un peón dentro de la estrategia ofensiva de los Texans.

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Con el safety congelado el tiempo suficiente para obligar a que Ward tenga que ayudarle contra la ruta "seam" vemos cómo los Browns acaban destinando dos defensores (en verde) contra un receptor de Houston. El cornerback del slot (en azul) ejecuta su caída zonal dentro de la C-3 hacia la flat, pero se queda con los ojos en el backfield mirando a Stroud, dejando un espacio enorme a su espalda que va a aprovechar Metchie (en amarillo).

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Todo esto que es muy bonito, fascinante y que está muy bien planificado y entrenado desde la banda, no se convierte en realidad de no ser por las capacidades atléticas de Stroud, quien resetea sus pies a la velocidad de la luz y realiza un perfecto envío pese a no tener sus pies firmemente establecidos en el suelo. Observadlo sobre todo desde la toma de la end zone, la segunda en el vídeo. Jugada de muchos quilates del rookie.

Stroud destaca pues por su capacidad para procesar información desde el pocket muy rápidamente. Rara vez le veremos estancado en una lectura. Además, se mueve con soltura y es capaz de enviar pases sin una base sólida en su tren inferior, eso indica un brazo de talento superior. En college, una de las pocas pegas que se le puso a su juego era su limitada habilidad para crear jugadas fuera de la estructura de la ofensiva de Ohio State. Fue solo en su último partido universitario, contra Georgia, cuando pudimos verle brillar en condiciones muy difíciles. Para los más críticos esto fue insuficiente, pero desde luego bastó para Houston y en su primer año en la NFL ya ha demostrado de sobra que no es una laguna en su juego. Este lanzamiento ante Indianapolis Colts, clave en la consecución del título divisional, es buena muestra de ello.

El ataque de estos nuevos Texans tiene pues una brillante mente ofensiva en la banda y un precoz líder en el terreno de juego. Por separado son muy buenos en sus respectivas facetas, juntos han logrado algo que parecía imposible este año en la franquicia tejana. Stroud ha enseñado también una faceta muy importante en un quarterback, no tiene miedo a realizar el pase más complicado, no es lo que en el argot se conoce como "tímido con la pelota". En envíos de 20 yardas o más el balón en el aire Stroud tiene los mejores números de la competición: 35/61 lanzamientos para 1213 yardas, 9TD-0INT y un rating de 141.6 (datos de PFF). Muchos de estos pases han llegado tras play-action gracias al esquema de Slowik, por ejemplo, el último touchdown antes del descanso contra Cleveland en Wild Cards.

En este caso los Browns forman con dos safeties. Stroud va a jugar play-action con Devin Singletary, tenemos al wide receiver John Metchie (en verde) en movimiento acompañando a su quarterback hacia la derecha y la ruta clave en este esquema que es la del tight end número 86, Dalton Schultz, que va a correr una "corner-post" que va a congelar por completo al safety de su lado.

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Stroud sale en "bootleg" hacia su derecha tras el play-action, en una acción muy habitual dentro de la West Coast Offense que propone Slowik. La defensa va a anticipar un lanzamiento hacia ese lado, de ahí que veamos al cornerback con los ojos puestos en Metchie (en verde) y al safety abriendo caderas para correr con Schultz en lo que espera como una ruta hacia la esquina. La maldad de la acción viene cuando nos fijamos en Nico Collins (en rojo) corriendo una ruta cruzada que va a ocupar la atención del safety del "backside". Esto va a generar el espacio que necesitan Stroud y su tight end para conectar en lo que verdaderamente será una ruta hacia los postes.

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Observad el panorama para el quarterback cuando se dispone a lanzar el pase. El defensor más próximo de Cleveland casi no está en el estado de Texas. Los safeties están ambos completamente descolocados gracias al esquema que ha aprovechado lo que sabía que era una defensa muy agresiva y propicia a caer en dobles movimientos. El talento de brazo de Stroud hace el resto.

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Con un concepto muy similar llegó el último touchdown en la carrera de John Elway. Fue en el Super Bowl XXXIII, en un equipo que dirigía Mike Shanahan y que tenía un "ball boy" llamado Kyle Shanahan. Ha llovido mucho desde entonces, pero el espíritu de esa ofensiva está muy vigente en la liga y en los Texans en concreto. Este sábado intentarán hacer el más difícil todavía, asaltar la casa de los Baltimore Ravens. Allí comenzó su temporada en la semana uno con una derrota y esperan que no termine con otra en el divisional. Viendo lo que ha montado DeMeco Ryans en Houston no descarten nada.