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NFL salvaje: la fuerza histérica

Pues sí, estimado lector, ya estamos en los playoffs de la NFL. Las 18 semanas de la temporada regular pasaron demasiado rápido y sin darnos cuenta estamos metidos de pleno en ellos. Llega ese momento del año en el que ya no hay vuelta atrás, se acabó, se viene la situación de mayor estrés deportivo: el WIN or GO HOME. Todos tenemos distintas formas de actuar frente a situaciones de estrés, y no todos reaccionamos igual. Hay gente que reacciona en forma de choque contra esa situación y ponen todos los medios posibles por solventar la causa de ese mal; otros, sin embargo, asumen el mal como parte de la vida misma, no hay lucha, no hay superación y en definitiva hay una asunción de una realidad que no combaten. Pero sobre hoy quiero hablar del primer grupo, de cómo el ser humano es capaz de sacar fuerzas de dónde no parecía haberlas. En el mundo médico se utiliza otro concepto, quizá algo más despectivo pero igualmente gráfico: fuerza histérica ("hysterical strength"). Recordemos como la RAE define la histeria como "un estado pasajero de excitación nerviosa producido a consecuencia de una situación anómala". Hay gente que habla de sansonismo, en referencia al personaje bíblico. Los ejemplos, en su mayoría, no son ninguna invención. Como mucho, exageración. En 1982, por ejemplo, Angela Cavallo fue capaz de sacar a su hijo Tony de debajo de un coche que estaba reparando en Lawrenceville (Georgia) cuando el gato falló. En 2006, la quebequiana Lydia Angiyou hizo frente a un oso polar hasta salvar la vida de sus hijos, como informó la prensa canadiense. Hace tan solo unos años, la virginiana de 22 años Lauren Kornacki sacó a su padre de debajo de su BMW, le practicó la reanimación cardiopulmonar y consiguió salvar su vida, como aseguró la cadena americana ABC. Desde luego, ni Kornacki se parecía en nada a Wonder Woman ni ninguna de sus compañeras (hay más casos, también con hombres) eran estrellas internacionales del levantamiento de peso. Eso sí, hay algo que se repetía en todos estos casos: la superfuerza de estas supermujeres tenía como objetivo situaciones de estrés máximas, salvar la vida de sus seres queridos con rapidez, puesto que cada décima de segundo contaba. Aunque no existe acuerdo científico sobre qué ocurre exactamente, la mayor parte de hipótesis parecen señalar como principal causante a la adrenalina (o epinefrina), esa hormona que provoca que nuestra frecuencia cardíaca se incremente y la respiración se acelere para que llegue más oxígeno a nuestros músculos cuando descubrimos que nos encontramos en una situación de riesgo.

Un reportaje publicado en la BBC se ha internado en este misterio para intentar sacar algo en claro. Y probablemente lo ha hecho: parece ser que la cuestión no es solo de un subidón adrenalínico sino, ante todo, de no sentir dolor. Lo explica en el artículo el profesor de la Universidad de Victoria, en Canadá, Paul Zehr: la clave no se encuentra en nuestros músculos, sino en nuestro cerebro. Es este el que nos anima a ahorrar energía continuamente: "Tus músculos están normalmente activados de una manera muy eficiente", explica. "¿Por qué utilizar toda tu energía muscular para coger una taza de café?" No hay nada más arriesgado que ponernos al límite. Por eso resultan tan peligrosas las drogas que reducen o eliminan la sensación de dolor: porque pueden provocar que el que las consume carezca de las señales que le recuerdan que está dañando su cuerpo. Yendo al deporte, como recuerda Zehr, cuando empezamos a correr una maratón y tenemos que parar no es que nuestras piernas, anhelando oxígeno, nos hayan fallado. En realidad, nuestro cerebro, que nos protege de nosotros mismos, nos dice: "si sigues, puedes resultar dañado". Visto así, se puede entender el entrenamiento de un deportista, en parte, como un proceso que le permite aguantar más tiempo a una mayor intensidad. No se trata únicamente de que sus músculos sean más resistentes, sino que su umbral del dolor (y el cansancio) asciendan. ¿Es posible, entonces, que la superfuerza sea una suspensión temporal del sistema de dolor? Al fin y al cabo, como recuerda el reportaje, la sensación de dolor disminuye sensiblemente cuando experimentamos un chute de adrenalina. Tom Boyle, que sacó a un adolescente de debajo de las ruedas de un Chevrolet Camaro en el año 2006, reconoció que solo al llegar a casa se dio cuenta de que el esfuerzo había provocado que se le partiesen ocho dientes. Y esto, llevado ya al mundo de la NFL, se ha manifestado por muchos jugadores. Recordemos aquel maravilloso equipo, en especial su defensa, la de los Chicago Bears de 1985. Varios de sus integrantes se motivaban cambiando su mente, imaginando que la ofensiva rival, este o aquel jugador le había proferido algún tipo de daño a él o a su familia, de tal forma que no sintiera nada al golpear, ningún freno, ningún dolor. Cuando le preguntaron a Doug Plank, cuya camiseta daba nombre a aquella maravillosa defensa, la 46, qué es lo que hace a un hitter o cómo lo distinguiría de los que no lo son, su respuesta fue meridiana: "Intenta correr hacia una pared. Una persona normal ralentizaría su paso a medida que se acercara al muro, mientras que un hitter aceleraría. Cuando alguien me dice: Tuviste un gran día, yo siempre digo: No, simplemente fui capaz de controlar mi mente para esos escasos segundos antes del impacto. Yo nunca paré ni ralenticé mi paso antes del golpeo. Al contrario, aceleraba. Eso es lo que hace a alguien que sea un hitter, no es talla, no es velocidad, es la habilidad de superar nuestros instintos de supervivencia. Todos hemos conocido jugadores enormes físicamente que no golpean, y otros que los ves y simplemente piensas que es imposible que ese tipo golpee por lo débil que lo ves, sin embargo se pone el uniforme y es un terror sobre el campo. Si eres capaz de entrar en un campo de football y convencerte a ti mismo que lo que haces en él no te va a doler, serás capaz de cualquier cosa. Lleva su práctica, claro, sobre todo para desarrollar esa capacidad mental de seguir moviendo tus piernas aunque sepas que se viene un dolor irreflenable. Cuando juego, siempre juego enfadado, y lo hago como si fuera un truco de niño, pienso que el jugador delante de mí es una persona que me ha hecho algo a mí o a mi familia y ahora es tiempo de impartir justicia. Suena mal, lo sé, pero debes poner tu cuerpo y actitud en modo furia, no hay otra". De esto se concluye que no es el físico, los músculos, sino la cabeza.

De Dallas, Green Bay y Houston

Green Bay Packers head coach Matt LaFleur, left, talks with Dallas Cowboys head coach Mike McCarthy following an NFL football game, Sunday, Jan. 14, 2024, in Arlington, Texas. The Packers won 48-32. (AP Photo/Michael Ainsworth)

Y todo esto para llegar a la conclusión de que no todos los equipos lidian igual con el mismo estrés, siempre pasa algo que a algunos los relanza y a otros los revienta en los momentos de máxima tensión competitiva. Es injusto hablar de que pasa así siempre o casi siempre, pero mucho se ha dicho y comentado de las dificultades de equipos como estos Cowboys de Prescott. Un equipo con superclases en posiciones clave pero que no alcanza una final de conferencia desde el año 1995. Los Boys, el equipo de América, desde el año 1995 no llega siquiera a luchar por un campeonato de la NFC. Si no lo han hecho los anteriores a Dak, no hay lugar a la crítica más allá de que siempre se habla de él y de los Boys por noviembre para ganarlo todo. Dallas, la SB y Dak, el MVP. Confío en que llegará el año que nos sorprenderán a todos. Prescott tiene 30 años, la madurez a veces se alcanza pasados unos cuantos años… Fíjense en Goff, del mismo Draft que Dak y ha alcanzado esa madurez en un equipo con una plantilla peor que Dallas, que aspiraba simplemente a ganar un partido de postemporada. Pero Dallas tiene un QB franquicia y eso es muy difícil. Hoy en día vivimos una crisis en la posición de quarterback indiscutible. Nos pasamos muchos partidos de liga regular desconociendo quién jugaría de QB de este o aquel equipo, en ocasiones debido a lesiones en otras por pura falta y ausencia de un Quarterback solvente en la franquicia de turno. Éste no es el problema de Dallas. Es cierto que el estrés parece poderle, llegan los playoffs y parece un azucarillo en el café. En temporada regular ha tenido partidos importantes como el jugado ante Detroit y aunque ganado en las últimas y con polémica, Dak estuvo bastante bien, pero es llegar el win or go home y, amigo, esta es una carretera muy complicada para circular. La derrota en Wild Card no fue culpa principal de Dak, ni tampoco solo de la defensa, la culpa la tuvo Green Bay Packers que afrontó ese estrés de otra manera, de la mejor manera posible: nada que perder, nada que temer. Lo mismo para un magnífico Love que no tiene miedo a nada. Pero esto pasa con la juventud, juegas con fuego sin temer nada y sin haberte salido en ninguna curva, así que cuando toca torcer el volante y deslizarte no hay miedo a una caída porque nunca antes la experimentaste. El nivel es muy bueno de este chaval, pero ahora viene algo muy serio, los Niners, los vengadores, los del boom or bust. Y mientras, se hablará del viejo libreto de McCarthy o del sobrevalorado sistema defensivo de Dan Quinn. En ambos casos se da una cosa, el valor del supertalento por encima del diseño, ofensivo y/o defensivo; a diferencia de LaFleur, donde no tiene grandes figuras consolidadas en su plantilla, pero su diseño y creación de juego están por encima del talento, no hay esa dependencia de McCarthy o Quinn respecto al gran talento. La derrota justifica cualquier palo, y Dallas es tan grande que lo aguanta todo. Y por si fuera poco, sus vecinos, los de Houston, con un QB de los de 'nada que perder, nada que temer', con un talento que ha llegado para quedarse y no irse de esta Liga. Aquel viejo eslogan del JASP, jóvenes aunque sobradamente preparados, aplica a Stroud y Love. Creo que la liga sí tiene recambios para los que se van, solo queda darles confianza, un buen entrenador como en GB y Houston, y rodearlos de una plantilla competente.

De Kansas City Chiefs

Kansas City Chiefs quarterback Patrick Mahomes greets fans after an NFL wild-card playoff football game against the Miami Dolphins Saturday, Jan. 13, 2024, in Kansas City, Mo. (AP Photo/Ed Zurga)

Pero quiero hablar de otro animal que trata el estrés de una manera hilarante, cómo si el mismo no existiera, con una forma desvergonzada y falta de respeto al riesgo, total y absoluto: Kansas City Chiefs. De la metamorfosis de este equipo cuando llega el momento de jugarse los cuartos, cuando viene este mismo estrés deportivo del que estamos hablando, es algo serio. Y no hablo de que lleguen al Súper Bowl, no, hablo de que pelean mejor al borde del precipicio que en la despreciada liga regular de 2023. Hay nombres que quiero destacar además de Patrick Mahomes. Por un lado L'Jarius Sneed. La última mitad de temporada ha sido soberbia, en agresividad y contundencia. Esta era una sensación más que una lectura de estadísticas avanzadas, pero cuando me pongo a contrastarlo con las contenidas en PFF, parece que estas respaldan el eye test. PFF atribuye a los primeros 9 partidos de la liga un grade de defensa global de 58,43 y en cobertura exclusivamente, 57,63. En los últimos 8 partidos obtiene un grade total defensivo de 71,01 y en cobertura del 71,18. Poco más se puede decir al respecto. El otro que quería ver es Rashee Rice, el joven receptor de Chiefs. En sus primeros 9 partidos recibe para 378 yardas, una media de 42/partido y un total de 2 drops; en los últimos 8 partidos recibe para 560 yardas, una media de 70/partido con un total de 1 drop. Poco más se puede decir también. El final de esta gente y cómo llega es muy importante. Mahomes sin embargo no ha cambiado, es el mismo, los primeros 10 partidos tuvo una media de 261,9 yardas y un porcentaje de completos del 66,98% por los últimos 6 partidos que ofreció 260 yardas y un porcentaje de 67,98%. Lo que Patrick necesitaba es que los demás cambiaran, y lo hicieron, y ahora entran en playoffs y no veo a nadie que quiera ver a los Chiefs invadir su casa, a nadie que quiera ver a Mahomes que lo visite, a nadie que quiera ver a un Kelce poco eficiente pero que en cualquier momento puede volver a lo que fue, no quieren ver flechas untadas en brea, prendidas para quemar el estadio de turno que les toque visitar. Nadie quiere ver la fuerza histérica de Kansas.

Felices Divisionales.