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Un campeón que reclama su lugar, una maldición rota y algunas decepciones en la ronda de Wild Card

Llega la hora de la verdad y algunas cosas han quedado bien claras desde el principio de los Playoffs: cuando las cosas se complican, cuando las defensas planifican específicamente para eliminar tus puntos fuertes, tener un quarterback capaz de generar más allá del guión es fundamental. Esta ronda de Wild Card no ha tenido piedad, no hay favorito, veterano o mejor récord en temporada regular que valga, aquí todos empiezan de cero y el mejor equipo es el que avanza, en muchos casos con palizas sonrojantes incluidas: los partidos se han decidido por 31, 23, 19, 16, 14 y 1 punto de diferencia. Lo que quiere decir que solo un partido se resolvió por menos de dos touchdowns de diferencia, con una distancia media de 17,3 puntos. Pero vamos a ver qué conclusiones podemos sacar de esta ronda de Wild Card tan desequilibrada.

Detroit vuelve a sonreír 32 años después

Detroit Lions fans celebrate in the final seconds of a 24-23 win over the Los Angeles Rams during the second half of an NFL wild-card playoff football game Sunday, Jan. 14, 2024 in Detroit. (AP Photo/Duane Burleson)

El Ford Field vio por primera vez una victoria de los Detroit Lions en los Playoffs de la NFL, la primera desde 1991, un triunfo que la franquicia lleva años cocinando desde la llegada de Dan Campbell como entrenador, desde la llegada de Brad Holmes como General Manager y la incorporación de Jared Goff como quarterback. Y fue enfrentándose al fantasma de las navidades pasadas, un Matt Stafford que fue la última gran estrella en Detroit, una estrella que no pudo ganar allí y que volvía por primera vez a jugar en la que fue su ciudad con la misión de arruinar una fiesta que él no pudo protagonizar. Y desde el principio, la grada del Ford Field fue rotunda, nada de sentimentalismos, nada de melancolía: Una sonora pitada a Stafford y una cerrada ovación a Jared Goff, al que la afición de los Lions le demostraron en todo momento que estaban con él.

Y Goff contestó con un inicio de partido imponente, sin fallos, beneficiándose de una OL que regaló un pocket limpio durante prácticamente todo el partido, anulando por completo a Aaron Donald y dando tiempo y comodidad a su QB. La primera parte fue una exhibición ofensiva de los Lions, que además supieron rematar en Red Zone, algo que les faltó a unos Rams que disfrutaron de la mejor versión de un Matt Stafford capaz aún de jugar a un nivel extraordinario, pero que les faltó rematar cuando se acercaban a la zona de anotación.

Los Lions hicieron daño corriendo con Montgomery y Gibbs, atacaron los siguientes niveles por aire con Amon-Ra y Reynolds, Sam LaPorta no estuvo muy involucrado en el juego aéreo debido a su lesión de rodilla pero se sacrificó bloqueando y haciendo el trabajo sucio para sus compañeros y también tuvo recompensa con un Touchdown. La ofensiva de Lions sabía dónde golpear, reconociendo la desventaja de que Michael Hoecht, que hizo un gran trabajo en Pass Rush, sufría mucho cuando tenía que caer en cobertura; los Lions manipularon su ataque para que Hoecht tuviera que emparejarse con el receptor de slot de Detroit, le forzaron a caer en cobertura 19 veces, alejándolo de QB y las seis veces que lanzaron contra él fueron todas primeros downs o TD. Todo fluía para el equipo local en la primera mitad.

Eso cambió en la segunda parte, en la que solo fueron capaces de anotar tres puntos, pero hicieron lo suficiente para mantener la ventaja, aunque no pusieron puntos sí lograron mover el balón y consumir el reloj; la agresividad característica de Campbell, que en la primera mitad se jugó algún cuarto down que acabó en Touchdown, la utilizó con inteligencia en situaciones comprometidas en la segunda parte, no poniendo en riesgo a Goff y decidiendo chutar para anotar tres puntos que a la postre fueron claves.

Al que le faltó algo de arrojo fue a McVay, que estuvo más timorato a la hora de arriesgar y no gestionó del todo bien el reloj. El partido fue muy parejo y los Rams fueron un digno rival, pero a la postre los Lions fueron mejores y merecieron ganar.

Una victoria, que como decía, se empezó a cocinar con la llegada de Brad Holmes a la franquicia, que nada más llegar traspasó a Stafford por Goff un buen puñado de rondas de Draft. Drafts que aprovechó una y otra vez: En 2021, escogió a Penei Sewell, Amon-Ra St. Brown, Derrick Barnes, Alim McNeill, Ifeatu Melifonwu y Jerry Jacobs –todos titulares salvo el último, que lo fue durante buena parte del año; en 2022 incorporó a Aidan Hutchinson, Jameson Williams, Josh Pascal y Kerby Joseph, todos titulares y en 2023 sumó a Jahmyr Gibbs, Sam LaPorta, Brian Branch y Jack Campbell, todos ellos titulares también. Holmes no ha parado de acertar y es el responsable de construir un equipo sustentado por talento joven y apuntalado por veteranos fichados en agencia libre como Montgomery, Reynolds, Anzalone, Sutton o Gardner-Johnson, entre otros que se han convertido en un equipo altamente competitivo. En buena parte eso es así gracias a un entrenador que les ha inflado un carácter ganador y un hambre que han marcado las diferencias, Dan Campbell y su estilo vehemente y donde el esfuerzo es innegociable es otra de las razones para entender este éxito. Y por último, el esquema ofensivo de Ben Johnson, que es ahora mismo uno de los mayores deseados de cara al próximo mercado de Head Coaches y el mejor Jared Goff de toda su carrera, terminan de explicar por qué los Lions vuelven a ganar partidos en los Playoffs tres décadas después.

Ahora, después de una buena dosis de justicia poética, tendrán otro partido como local en el que tienen motivos de sobra para llegar a la final de conferencia.

Por si alguien lo había olvidado, los Chiefs siguen siendo el vigente campeón

Kansas City Chiefs quarterback Patrick Mahomes high fives fans as he leaves the field after defeating the Miami Dolphins in an NFL wild-card playoff football game, Saturday, Jan. 13, 2024 in Kansas City, Mo. (AP Photo/Reed Hoffmann)

Subestimar al campeón, descontar a los Chiefs de Mahomes, poner en duda al equipo que lleva cinco finales de conferencia consecutivas, ha jugado tres de las últimas cuatro Super Bowls y ha ganado dos, incluyendo la última disputada, no es una buena idea. Patrick Mahomes y los Chiefs de Andy Reid nos han demostrado una y otra vez que cuando llega enero y se ponen en modo Playoffs, son un equipo temible. Y esta temporada, en la que llegaban con más dudas que nunca desde que Mahomes es el quarterback titular en Kansas City, ha vuelto a pasar lo mismo. Primera cita en Playoffs y Mahomes juega a un nivel extraordinario, manejando el pocket a placer, tomando buenas decisiones y no cometiendo errores… Errores que ya se encargaron de cometer sus receptores. Kelce dejó caer varios balones, Hardman perdió el balón de vista dos veces que podrían haber resultado en dos pases profundos para Touchdown y Jawaan Taylor siguió acumulando penalizaciones que le convierten en el jugador ofensivo con más penaltis en una temporada desde el año 2003.

Y aun y con todo, los Chiefs parecieron esa trituradora que en todo momento dominó el partido. Incluso con los problemas en la Red Zone, en ningún momento dio la sensación de que la victoria corriera el más mínimo peligro. Fue así por Mahomes pero también lo fue por un Rashee Rice que tomó el aspecto de WR1 y confirmó lo que viene mostrando desde hace meses: se ha convertido en la opción prioritaria cuando Mahomes tiene que pasar el balón. No tendrá la explosividad de Tyreek Hill pero su acierto al correr rutas, su seguridad atrapando balones y su capacidad de generar yardas después de la recepción le han convertido un arma diferencial en este ataque y en este partido, especialmente con las rutas cruzadas que destrozaron el plan defensivo de Miami. Hay que sumar también a un Isiah Pacheco que estuvo muy solvente y golpeó con fuerza por el centro.

Pero por encima de todo, hay que atribuir esta victoria a un defensa que ha sido el principal argumento de los Chiefs durante toda la temporada. Kansas City es el único equipo que no ha encajado 30 puntos en ningún partido esta temporada en la NFL. Es el único equipo que siempre que ha anotado 21 o más puntos, ha ganado el partido. Y esta ocasión no fue menos. Steve Spagnoulo siempre tiene la virtud de elevar el nivel de sus defensas cuando llegan los Playoffs, de planificar específicamente para confundir al ataque rival y en este partido lo hizo de manera magistral: Un clásico de esta defensa de los Chiefs los últimos años en Playoffs: Marcaje individual a los dos receptores estrella del rival con un safety esperando a cada lado para el dos contra uno. Lo hicieron frente a Bengals con Chase y Higgins y lo hicieron este pasado fin de semana frente a Tyreek Hill y Jaylen Waddle. Y cuando eliminas a estos dos, el juego aéreo de Miami se ve muy resentido. Y sobre todo, cuando eliminas estas dos primeras lecturas a Tua, comienzan las dudas. Además, la secundaria de Kansas City se dedicó a confundir a Tua cambiando la disposición de sus safeties pre snap, post snap y por tercera vez cuando Tua pensaba que había leído correctamente: los safeties mostraban cover2 antes del snap, rotaban a cover1 cuando Tua volvía a mirar y volvían a cover2 intercambiando las posiciones iniciales forzando al QB de Miami a tomar decisiones pensando que es una cobertura cuando en realidad era una distinta. Lo volvieron loco. Le borraron el pase profundo durante todo el partido salvo en una jugada y por delante, la defensa de Chiefs ganó la batalla de las trincheras por la línea de scrimmage.

Cuando el ataque no podía ir en profundo, ni podía correr por dentro ni por fuera, ¿qué quedaba para los Dolphins? Las screens. Los Chiefs son una de las defensas que, debido a su estilo agresivo, más screens ha recibido en toda la temporada y han sufrido para defenderlas. Pero no en este partido. Los Chiefs estaban preparados y los Dolphins acabaron siendo muy previsibles: Tua lanzó 11 pases por detrás de la línea de scrimmage, apenas completó 7 para 18 pírricas yardas que no tuvieron ningún efecto contra los Chiefs. La defensa dominó y Tua tuvo un partido horrible.

La nueva generación de QBs ya está ganando en Playoffs: Stroud y Love brillan con luz propia

Green Bay Packers quarterback Jordan Love (10) sets the play during the first quarter against Dallas Cowboys of an NFL wild-card playoff football game Sunday, Jan. 14, 2024 in Arlington, Texas. (AP Photo/Maria Lysaker)

Dos de los grandísimos protagonistas en positivo de la Ronda de Wild Card han sido dos QBs jóvenes que vivían su primera cita en los Playoffs y rindieron a un nivel estratosférico. Lo que está haciendo C.J. Stroud está tomando un aspecto de súper estrella que llama mucho la atención. Me atrevo a decir que, de todos los sistemas del árbol Shanahan, Stroud es quien más eleva su propia ofensiva. Su pericia dentro del pocket, capacidad de lanzar en diferentes plataformas, recursos casi ilimitados… Da otra dimensión a un ataque fantásticamente esquematizado por un Bobby Slowik cuyo plan frente a los Browns fue magnífico: Slowik sabía que la defensa de Cleveland suele emparejar formaciones pesadas con cajas muy sobrecargadas, así que puso sobre el campo dos y tres TEs o dos TEs y un Fullback en muchas ocasiones, para después golpear por fuera y en profundo. Slowik lo planteó correctamente y Stroud lo ejecutó a la perfección. Mención especial para el TD de Dalton Schultz, una jugada clásica de los 49ers de Shanahan en la que hemos visto anotar a Kittle en unas cuantas ocasiones y que aquí Houston ejecuta a las mil maravillas.

Jordan Love no se quedó atrás en cuanto a excelencia en su primer partido de Playoffs. Su acierto en pases a las seams, su lectura de lo que estaba sucediendo, su eterna frialdad, su cara de nada… encajan perfecto con que de un QB se requiere en citas tan señaladas. Y on LaFleur haciendo polvo a Dan Quinn esquemáticamente, todo era más fácil. De nuevo formaciones pesadas, en este caso con dos TE, que cuando Dallas emparejaba con dime (seis defensive backs), los Packers se dedicaban a golpear con la outside zone –con los dos TEs bloqueando en el exterior del mismo lado– o con split zone –uno TE bloqueando por el exterior y el otro por dentro, viniendo del lado contrario– y sin encontrar respuesta alguna por parte de una defensa de Dallas perdida, superada y sin respuestas.

Es curioso cómo Dan Quinn llegó a tener trabajando para él en Atlanta a Kyle Shanahan, Matt LaFleur y Mike McDaniel pero cuando se ha enfrentado a ellos nunca ha sido capaz de encontrar respuestas (su récord combinado contra estos tres entrenadores es de 0-6).

Pero lo verdaderamente impresionante es la gestión de la presión de Jordan Love: 5 de 7 para 152 yardas y 2 Touchdowns cuando fue presionado por los Cowboys. Un clinic.

Los Packers, el equipo más joven en llegar a Playoffs en la era Super Bowl, avanza y sueña ahora con tomar Santa Clara (no será tan sencillo contra los 49ers), mientras los Cowboys se dan de bruces contra una durísima realidad: este proyecto se cae y lo hace de la manera más descorazonadora posible, jugando en casa donde no había perdido en toda la temporada y siendo humillados, dejando una imagen de incapacidad absoluta. Toca tomar decisiones y empezar un nuevo proyecto con otro entrenador.

Los Bills tendrán su revancha

Buffalo Bills quarterback Josh Allen (17) walks off the field after defeating the Pittsburgh Steelers in an NFL wild-card playoff football game, Monday, Jan. 15, 2024, in Buffalo, N.Y. (AP Photo/Jeffrey T. Barnes)

Hace dos años vivimos uno de los mejores partidos de Playoffs de la historia de la NFL, Bills y Chiefs; Allen y Mahomes, nos regalaron a todos los aficionados a la NFL una de las actuaciones combinadas más memorables que hayamos visto jamás… y desde entonces los Bills llevan pensando que podrían haber ganado ese partido. Debido a aquel partido se cambiaron las normas de la prórroga en los Playoffs y ahora, en la misma Ronda Divisional, los Bills tendrán su tan deseada (y merecida) revancha y además lo harán como locales en Orchard Park en el que será el primer partido como visitante en Playoffs en la carrera de Patrick Mahomes. La cita lo tiene todo.

Para llegar hasta ahí, Buffalo derrotó a unos Pittsburgh Steelers más voluntariosos que talentosos, pero hay que darles en crédito de que, siendo sobre el papel un equipo peor que otros que han llegado a estos Playoffs, su manera de caer es mucho más digna y oponiendo mucha más resistencia. La victoria nunca corrió peligro real para los Bills, pero un punto de nerviosismo apareció en el estadio cuando los Steelers se colocaron a solo una anotación con diez minutos y medio por jugar.

Nada hacía barruntar ese escenario cuando en el arranque del partido la superioridad de los locales era clara y manifiesta, con formaciones pesadas conseguían correr y cuando iban al aire Josh Allen encontraba con facilidad a los receptores que partían desde el slot. Un fumble de Pickens que acabó en TD de Buffalo y una carrera de 52 yardas de Josh Allen que también acabó en la End Zone ponían el 21-0 y el partido parecía visto para sentencia. Los Steelers tiraron de orgullo y aprovecharon la acumulación de bajas en la defensa de los Bills para apretar el partido, pero esa situación solo sirvió para que Josh Allen demostrara por qué es uno de los QB más diferenciales de la NFL: por tierra y por aire protagonizó un drive de manual para Buffalo, que acabó con una fantástica acción de Shakir, que provocó un fallo en el placaje de Fitzpatrick y acabó anotando otro Touchdown que ponía el sello al partido.

A los Steelers hay que reconocerles la pelea, de llegar hasta aquí y de mantenerse en el partido, pero lo cierto es que no ganan un partido de Playoffs desde el 15 de enero de 2017.

Para los Bills se presenta la enésima oportunidad de asaltar el cielo y para ello tendrán enfrente al últimamente se ha encargado de cerrarles la puerta de esa gloria que les es tan esquiva y que ahora buscarán jugando como locales gracias a ese Seed2 in extremis después de estar 6-6 y ganar los últimos cinco partidos seguidos –con esta victoria ante Steelers en Wild Card, ya son seis–. ¿Es ésta la mejor oportunidad para estos Bills? Probablemente sí.

El hundimiento más doloroso de Philadelphia

The whole Philadelphia Eagles team gather around Philadelphia Eagles cornerback Darius Slay (2) after his injury during an NFL wild-card playoff football game against the Tampa Bay Buccaneers, Monday, Jan. 15, 2024 in Tampa, Fla. (AP Photo/Peter Joneleit)

No hace tanto tiempo, los Philadelphia Eagles eran un firme candidato al anillo, uno de los principales de hecho. Llegaban a esta temporada con el convencimiento de que después de haber acariciado el trofeo Vince Lombardi, seguían teniendo la fórmula para volver a la Super Bowl y, esta vez sí, hacerse dueño del título de campeones. Y a pesar de las dudas y los primeros signos preocupantes de mal juego, llegaron a diciembre con el mejor récord de la NFL. Llegaron al 1 de diciembre con 10-1 y acumulando un récord de 26-3 con Jalen Hurts como titular… Y todo se vino abajo. Una paliza terrible de los 49ers los dejó muy tocados, los Cowboys hicieron más grande la herida y luego llegaron derrotas con unos Seahawks liderados por Drew Lock, los Cardinals y los Giants. El equipo había perdido el rumbo y darle las rindas de la defensa a Matt Patricia no ayudó en absolutamente nada.

Los Eagles llegaron a los Playoffs como auténticos muertos vivientes. Y su imagen no fue mejor en Tampa Bay. En defensa fueron incapaces de cerrar los placajes, permitiendo carreras más largas de lo deseado y, lo que fue peor, jugadas a campo abierto después de recepción que se alargaron hasta Touchdowns que poco a poco fueron enterrando a los de Sirianni. Los LBs y algunos CBs –especialmente Bradberry– lucieron horribles en una defensa sin identidad y sin alma, que se ha caído a pedazos. Y no es que el ataque fuera mucho mejor, renunciaron demasiado pronto a la carrera y nunca fueron capaces de encontrar soluciones contra los blitzes enviados por Bowles. Jalen Hurts estuvo completamente a la deriva, inerme, errático… y solo DeVonta Smith fue capaz de aportar en un ataque que hace más de un mes que no se encuentra a sí mismo.

Si miramos las aspiraciones de cada equipo y la temporada como globalidad, la de los Eagles es sin duda la mayor de las decepciones, porque para ellos era todo o nada, Super Bowl o fracaso y no es que no la vayan a ganar, no es siquiera que no vayan a llegar, es que han terminado a años luz de los equipos que verdaderamente van a luchar por el anillo. La manera de caer de Dallas quizá fue la más dura y Miami también se llevó un palo importante a sus aspiraciones en Kansas City, pero mientras ellos eran aspirantes, mientras ellos opositaban a regresar a un lugar que les es ajeno desde hace décadas, los Eagles eran uno de los grandes favoritos de manera unánime y que todo acabe en esta catástrofe es que más llamativo y frustrante de presenciar.

Pero no puedo acabar sin dar el mérito que merece a Tampa Bay y a Baker Mayfield. Su plan de partido fue estupendo, su ejecución, mejor aún. Mayfield fue con diferencia el mejor QB sobre el campo, jugó con personalidad, con muy buenas decisiones y sin regalar balones. La defensa de los Bucs dominó el partido a su antojo, dominó a placer a una OL de Eagles a la pocas veces (o ninguna) hemos visto tan superada y su acceso a la Ronda Divisional es absolutamente merecida para ellos.