Jake Bates no se considera un héroe, sino un hombre de fe. Nunca estuvo entre las mejores estadísticas escolares, su nombre no figuró en ningún partido universitario, jamás fue mencionado en un Draft de la NFL y sin embargo ha sido la pieza clave en las alegrías de los Detroit Lions y su histórica temporada 8-1, un récord que no veía la franquicia desde 1954.
Jake tenía 23 años cuando se convenció de desistir en el sueño de ser jugador profesional; un sueño que nutrió desde que era adolescente al jugar, tanto soccer como futbol americano, en la Tomball High School de Texas, luego perfiló por el soccer en Central Arkansas y poco practicó futbol americano en Texas State y la Universidad de Arkansas, pero solo se encargaba de los kickoffs.
Las metas deportivas se diluyeron poco a poco y cuando el camino deportivo perdía el rumbo, consiguió un empleo como vendedor de tabiques en Acme Brick de Houston, Texas.
“Estaba trabajando como vendedor de ladrillos en Houston y pensaba que mi sueño se había terminado. Pensaba que el futbol se había acabado para mi y tuve que moverme a hacer otras cosas con mi vida, afortunadamente Dios tenía algo más guardado para mi”, confesó.
Pero en 2023 hubo una nueva “luz en el camino” del deporte y jugó en una pequeña liga profesional donde hizo un gol de campo de 64 yardas; entonces las puertas se reabrieron ante él: en junio de este año firmó contrato con los Detroit Lions, con la meta de ser suplente de Michael Badgley, pero el pateador titular sufrió una lesión en los isquiotibiales que lo dejó fuera por toda la temporada y en vez de prepararse con en el equipo de prácticas, una puerta más se abrió en la ruta de Bates, hacia la titularidad
Las cosas no fueron tan simples. Durante los tryouts los Lions seguía buscando más opciones de pateadores, pero al final decidieron quedarse con Bates.
Ya en temporada, en 14 oportunidades ha concretado 14 goles de campo; los dos más recientes en la Semana 10, con distancias de 58 y 52 yardas….curiosamente ante los Houston Texans para darle a Detroit el triunfo 26-23 y que se convirtió en su quinta victoria como visitantes.
Bates demostró que su contratación no fue un error y que esos goles de campo de larga distancia no eran suerte desde el pasado 30 de octubre, cuando consumó uno de 44 yardas con 15 segundos en el reloj, que le dio la victoria a los Lions por solo dos puntos ante los -hasta entonces invictos- Minnesota Vikings (31-29).
En aquella Semana 7 los nervios pusieron prueba a Bates, quien nunca antes en tuvo tanta atención sobre sus hombros.
“Ese fue el ambiente más ruidoso en el que he pateado en mi vida, pero al fin y al cabo solo era hacer el mismo trabajo por el que he rezado por tanto tiempo y por el que he trabajado tan duro. Solo me propuse mantener la calma y me decía a mi mismo mi versículo favorito de la Biblia: Hebreos 12:1 porque me ayuda a mantenerme tranquilo, salir al campo y hacer mi trabajo”, relató Bates, quien fue nombrado Jugador de la Semana de la NFC y recibió el balón de esa victoria de manos del Head Coach del equipo Dan Campbell.
Pero hoy, todo lo que quiere el singular ex vendedor de Houston es ser ejemplo de fe.
“Si en algo tengo esperanza es que la gente pueda ver a Jesús a través de mi historia”, expresó Jake de 25 años de edad que en solo 10 semanas escaló hasta vivir uno de los sueños que cualquier jugador profesional querría: cargar en sus hombros la oportunidad de brindar alegres victorias a su equipo.