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Brian Daboll y las dos orillas 

Brian Daboll, el genio que ha puesto a los New York Giants de vuelta en el mapa competitivo de la NFL, pudo ser el segundo entrenador canadiense —después del nativo de British Columbia, Tommy Hughitt, quien desempeñó el rol de entrenador-jugador con los Buffalo All Americans/Bisons de 1920 a 1924— en haber conquistado la liga, de no ser porque no se reconoce como canadiense en lo absoluto.

Daboll nació en Welland, un suburbio de Niagara Falls —sede de las famosas cataratas, lugar de peregrinación para los viajeros—, al sur de la provincia de Ontario. A unos 40 kilómetros de ahí, se encuentra Buffalo, de donde es oriunda su madre, Nancy Kirsten, quien a los 18 años conoció a un hombre que vivía en el extremo opuesto del río Niágara, que sirve de frontera internacional entre Ontario, en Canadá, y el estado de Nueva York, en Estados Unidos.

“Al final de su adolescencia, mi madre conoció a un hombre de Canadá. Luego se embarazó. Después de quedar embarazada se casó. Nací en Canadá y diría que muy pronto me mudé a la casa de mis abuelos en Estados Unidos. Entonces nunca conocí a mi padre. Desde entonces murió para mí. No conozco a nadie allí (en Canadá)”, contó Daboll en una de sus primeras comparecencias como entrenador de los Giants.

Ontario y Nueva York no son necesariamente territorios antagónicos. Nueva York, en su rol de coanfitrión, asumió su derrota respeto a la custodia del patrimonio cultural de las cataratas. Al grado de que los Buffalo Bills tienen una gran base de fanáticos en Toronto, la capital de la provincia de Ontario. Es más, durante el punto más álgido de la pandemia, tras el cierre de fronteras entre Estados Unidos y Canadá, los Blue Jays de la MLB disputaron sus partidos como local en Sahlen Field, un parque de ligas menores enclavado en el corazón de la ciudad de Buffalo y sede de los Bisons, sucursal del equipo en AAA. Esto no es extrapolable al hockey de la NHL, donde, a diferencia de NFL y MLB, tanto Toronto como Buffalo tienen representatividad a nivel franquicias profesionales. De hecho, la rivalidad entre Maple Leafs y Sabres es una de las más encarnizadas de todo el circuito.

Ahora bien, el hecho de que Daboll haya desdeñado su origen canadiense representa un triunfo para Buffalo, que durante las más recientes décadas ha vivido bajo el yugo de la ciudad de Toronto. Pensemos que por mucho tiempo Buffalo estuvo más vinculada culturalmente con el Rust Belt (cinturón manufacturero) y unas bestiales tazas de desempleo que con la idea de ciudad moderna, abierta y progresista que le ha permitido a Toronto consolidarse como una de las capitales más influyentes y multiculturales del mapa. Esto se explica mejor a partir de los evidentes contrastes ideológicos, conceptuales y creativos entre la cantante folk Ani DiFranco, símbolo cultural de Buffalo, y el rapero Drake, el gran embajador contemporáneo de Toronto.

Por ello, cuando a principios de enero de 2018 fue nombrado coordinador ofensivo de los Bills, Daboll cumplió el sueño de su vida. “Ser parte de esta comunidad, crecer aquí, entender que los Buffalo Bills significan mucho para esta área, es importante. Simplemente es una increíble ciudad con cultura de futbol americano”, dijo.

Como vecino de Buffalo, creció siguiendo a los Bills y los Sabres, aunque muy pronto se decantó por el futbol americano. Luego de ser una estrella como corredor y esquinero en una preparatoria católica de la zona, se integró al programa de los Yellowjackets de Rochester. Tras firmar un primer y segundo año prometedores como safety, en su tercer año sufrió un duro golpe en el cuello que lo obligó a emprender una vertiginosa transición como asistente técnico.

"Fue entonces cuando me enamoré de estar afuera, estar cerca de los muchachos, hacer todo lo que podía hacer en la oficina con los entrenadores”, explicó. “Me gustó la camaradería. Yo diría que soy muy competitivo. Me mantuvo en el espíritu competitivo de las cosas”.

Un año más tarde se unió al staff del prestigioso College of William & Mary, en Virginia, la segunda universidad más antigua de Estados Unidos y una de las ocho instituciones originales conocidas como Public Ivy. Ahí aprendió a manipular y ordenar las cintas de video sin percibir ningún sueldo, por lo que tuvo que ganarse la vida en un club de campo repartiendo toallas.

Ya se sabe que la vida de la hoja de servicio de Daboll y su promoción como entrenador principal de los Giants no se explica sin sus días como asistente en Michigan State bajo el manto de Nick Saban, lo que le permitió desembarcar más tarde en los New England Patriots desde el primer año de gestión de Bill Belichick, en el lejanísimo año 2000. Fue así que 22 años después, tras su invaluable aportación en el desarrollo profesional de Josh Allen como coordinador ofensivo de los Bills, renunció a convertirse en el segundo canadiense en alcanzar el status de head coach en la NFL. La ciudad de Buffalo y Tommy Hughitt agradecieron el gesto sobremanera.