Antes de su aparición en el pasado Draft, habían expectativas como también dudas sobre CJ Stroud. Jugó un par de años destacados en Ohio State, donde ganó un Rose Bowl y, por sus condiciones, siempre se proyectó como un jugador de categoría top cinco en su generación. Sin embargo, había dudas sobre su tamaño y si es que estaba realmente listo para ser titular a nivel profesional.
Hoy en día, Stroud no solo se encuentra establecido en los Houston Texans, equipo que lo eligió en el segundo lugar global del Draft, sino que también muestra condiciones que no parecen de un novato, algo que significa un plus en su temprana evolución como quarterback, dentro de un conjunto que intenta encontrar una identidad. Y en medio de esa búsqueda, claramente ya tiene a su líder ofensivo, que es tratado como tal por sus condiciones y por como viene jugando cada semana.
El récord actual de los Texans es 3-4 (dos de esas cuatro derrotas fueron con patadas agónicas) y es posible que no terminen ganando muchos partidos esta temporada, pero algo innegable es su competitividad, que han relucido sorpresivamente desde la primera semana. Stroud tiene mucho que ver con esa actitud y queda de manifiesto en la manera como encara cada situación.
El jugador de 22 años de edad aparenta ser alguien con más recorrido en vez de su actual condición de rookie en la NFL. Se puede captar en como lidera a sus compañeros durante los partidos y dentro del juego, en su postura para plantarse dentro del pocket y buscar la mejor opción posible para su equipo. Sobre aquello, se desprende algo interesante: cuando es presionado, no parece abrumarse. Sigue siempre buscando un receptor, aún cuando debe desplazarse del bolsillo protector, un atributo que no caracteriza a muchos mariscales cuando son novatos.
Stroud muestra un dominio de fundamentos que lo aventaja respecto a otros pasadores inexpertos y que ciertamente le puede ayudar a evolucionar aún más rápido. En sus tiempos de College Football, alternaba jugadas en shotgun y pegado al centro, tal como ocurre ahora en Houston, donde con apenas ocho semanas disputadas ya conduce la ofensiva coordinada por Bobby Slowik, quien parece tenerle confianza suficiente como para darle jugadas con un nivel de dificultad no apto para cualquier rookie.
La lectura de Stroud, cuando se planta en el pocket, denota una calma y madurez suficiente como para observar todo el panorama y buscar la primera, segunda o hasta tercera opción de pase. Es más, con apenas media temporada cumplida, ya tiene a Nico Collins como opción de jugadas largas y a Dalton Schultz como arma confiable para mover las cadenas o bien, como ruta de escape. No por nada, seis de los nueve pases anotadores de Stroud en lo que va de temporada han sido precisamente con Collins y Schultz (tres cada uno), quienes a su vez son responsables de más de un tercio de los primeros downs obtenidos por aire.
La selección de jugadas incluso beneficia a este joven quarterback, donde no se le cargan demasiadas responsabilidades, aún siendo la pieza principal de la ofensiva. En muchos drives, combinan pases con acarreos, de manera tal de poder balancear la repartición de jugadas. Solo para tener en cuenta, Dameon Pierce acumula 109 acarreos, la décima mayor cantidad entre todos los corredores de la liga, luego de dos meses de competencia.
Otro atributo de Stroud es su rapidez para desprenderse del ovoide (se toma 2.4 segundos en promedio para tirar el balón), lo cual dice mucho sobre las decisiones que toma en la cancha, ayudando a la dinámica de juego y también, al desarrollo su línea ofensiva que intenta consolidarse como unidad, pese a lesiones de algunos integrantes.
En cuanto a registros, quizás no sean muy impresionantes sus estadísticas en término general. Apenas alcanza el 60.3% de pases completos y aún no supera las dos mil yardas. Pero lleva solo una intercepción, la cual tiró recién en su sexto partido y después de 192 pases lanzados. Demás está decir que su proporción de nueve touchdowns por solo un pick es la mejor de toda la liga. Además, figura dentro de los diez mejores en yardas por intento (8.1) y yardas recorridas en el aire por cada pase completo (6.8).
Lógicamente, debe seguir puliéndose y mejorando en ciertas facetas, como ejecución en terceros downs y consistencia a través de partidos completos, pero es evidente que C.J. Stroud demuestra tener calidad para ser un jugador duradero en la NFL, siendo la cara del presente y futuro de los Houston Texans, quienes confiaron en él y parecen haber acertado en su elección con miras a convertirse en un equipo protagonista dentro de las próximas campañas.