Además del rematch entre 49ers y Cardinals en el Estadio Azteca, hay tres cosas que me tienen particularmente emocionado de cara a lo que será mi primera cobertura de NFL en México.
La primera de ellas es la más predecible: Jimmy Garoppolo, el James Dean de nuestra generación. Contrario al sentimiento de muchos, a mí me parece realmente conmovedor que Jimmy G logre comandar a su equipo a ganar tantos partidos sin la necesidad de firmar grandes exhibiciones. Por alguna razón siempre se las ha arreglado para demostrar que, pese a todas las dudas que transmite, es un titular legítimo en la NFL.
Si fue capaz de desestabilizar a la impasible Erin Andrews en una entrevista post-partido, yo lo creo capaz de absolutamente todo. Pensándolo bien, me retracto: tiene más cosas de John Wayne que James Dean. Así que su visita a México supone para mí una inmejorable oportunidad para abordarlo y decirle a la usanza de Casablanca: Jimmy, presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad.
La segunda no debería ser sometida a juicio, aunque a estas alturas me espero cualquier cosa. Como fanático de la NFL y la MLB, el hecho de que Joe Buck, hijo de mitiquísimo Jack Buck, se presente en México como parte del equipo de transmisión del Monday Night Football en inglés es otra de las noticias que hay que celebrar. Buck no solo me parece el mejor play-by-play del último cuarto de siglo, sino un personaje fundamental de mi educación sentimental. Sí, entiendo que esto pueda despertar sospecha porque no es el arquetipo del relator estridente que se pone por delante del juego, pero, contrario a lo que se piensa, de eso se trata: de intervenir lo suficiente, de gestionar los silencios, de reivindicar el juego.
Hay gente que sigue sin perdonarle a Joe Buck aquel inolvidable “We Will see you tomorrow night” durante la Serie Mundial de 2011 o la poca emoción que transmitió tras la Helmet Catch de David Tyree en el Super Bowl XLII, pero para mí es inconcebible hablar de futbol americano y beisbol sin referirlo. Durante la pasada temporada baja, tanto Joe Buck como Troy Aikman firmaron un contrato millonario para convertirse en el tándem estelar de ESPN para los juegos de MNF. Si alguien se lo preguntaba, Erin Andrews se quedó, contra todo pronóstico, como la reportera de campo de Fox Sports. Tan cerca y tan lejos de abrazar la gloria completa.
La tercera tiene que ver con una debilidad personal: Colt McCoy, el jugador NCAA que más me ha emocionado después de Charles Woodson. Poca gente recuerda que una recepción de Michael Crabtree sobre la hora en el clásico frente a Texas Tech lo privó de llevarse el trofeo Heisman y de liderar a la Universidad de Texas a una inminente aparición en el BCS Championship Game de 2008. A día de hoy, después de naufragar durante buena parte de su vida productiva como profesional, tiene algunas posibilidades de ser el titular de los Cardinals el próximo lunes antes los problemas físicos que está atravesando Kyler Murray.
Cuando se anunció que Arizona venía a México para enfrentar a San Francisco, bromeaba en este mismo espacio sobre el hecho de que nunca me había interesado tanto un backup quarterback de 36 años. Quién lo diría: un triunfo como titular en un México Game podría ser el mejor recuerdo que construya como jugador NFL en toda su carrera. Y yo, si mi acreditación de prensa me lo permite, estaré ahí para contarlo.