En el deporte, como en la vida misma, no pertenecer al canon establecido por la sociedad supone estar en el punto de mira y no para bien, sino todo lo contrario. Tu talento o tu manera de ser, pasa a un segundo plano por salirte de lo “común”. Ha ocurrido a lo largo de los siglos y, además, con grandes genios a los que, por suerte, la historia con el tiempo les acabó premiando. El fútbol americano no dista en este tema y se ha comprobado en el último Draft. Jamás 178 centímetros generaron tanto revuelo en la NFL.
Tras años a la deriva y con el remordimiento de saber qué falló en aquella fatídica Super Bowl 50, los Carolina Panthers seleccionaron con el Pick 1 del Draft de 2023 a Bryce Young. El quarterback procedente de Alabama, es el primer mariscal de campo escogido en la primera elección por la franquicia desde Cam Newton. Sí. El mismo que les llevó al Gran Baile ya mencionado. Casualidades del destino.
Y si han firmado a una joya… ¿por qué tanto ruido? Por su estatura. En un deporte donde superar el metro ochenta es un requisito básico para la posición más importante, estar fuera del patrón pone en duda automáticamente lo exitosa o no que pueda llegar a ser tu carrera en la NFL. Young -nacido en Philadelphia, pero criado en Pasadena, California- llegaba a la lotería como uno de los mayores prospectos vistos en mucho tiempo, siendo en parte ganador del Heisman Trophy o campeón nacional con los Crimson Tide.
Ser el más bajo -junto a Kyler Murray en su momento- desde 1967 y el más liviano -88 kilos- desde 2006 no era una estadística que pesaba en los hombros de su persona. Él mismo se encargó de explicarlo en el Combine:
Ante las dudas, determinación. Bravo.
Siempre estuvo destinado a triunfar en el deporte. Sus padres se quedaron sin palabras al ver cómo con 4 meses de edad, atrapó una pelota. Algo que presagió el futuro que tenía por delante. La secundaria la desempeñó en Mater Dei High School -Santa Ana, California- donde captó la atención de las mejores universidades. Todo apuntaba a los Trojans de USC, pese a que los Sooners de Oklahoma o los Georgia Bulldogs le habían presentado ofertas sobre la mesa. Sin embargo, en el último momento Alabama levantó el teléfono y rechazar la llamada de una de las universidades más laureadas del College era imposible.
Uno de los mayores talentos de los Estados Unidos aterrizaba bajo las órdenes de Nick Saban -un gurú en el ámbito universitario-. Su primer año, donde fue suplente de Mac Jones -actual quarterback de los New England Patriots-, le hizo crecer y formarse para dar el paso adelante. Una vez agarró la titularidad no la soltó. Pulverizó récords y sobre sus brazos solo caían victorias y premios. Las más de 8.000 yardas, 80 touchdowns y cerca del 70% de los pases completados avalaron que por primera vez, un jugador de la Universidad de Alabama sería el Pick 1 desde que en 1967 NFL y la AFL combinasen sus Drafts en uno solo.
Llegaba la hora de jugar en las grandes ligas, o mejor dicho, la mayor liga: la NFL. Pese a que este Draft vino cargado de una gran camada de quarterbacks, Carolina no dudó a quién querían para liderar su franquicia. Para los Panthers siempre fue Bryce Young. “Primero, quiero ganarme el respeto de todo el vestuario. Todo lo que he logrado en el pasado no me da derecho a nada”, dijo el propio Young al llegar a Charlotte tras un auténtico baño de masas y antes de firmar su primer contrato como profesional -41 millones de dólares-.
Paradójicamente, el más pequeño fue escogido en lo más alto de la lotería.
Sin embargo, esto nunca fue cuestión de tamaño porque el talento jamás podrá medirse.
Bryce siempre fue grande.