Los aficionados de Washington llevan muchos años sufriendo por su equipo de football. El último campeonato conquistado data de enero de 1992. Desde entonces la franquicia no ha llegado ni a acercarse al anillo, siendo especialmente duro el mandato del antiguo propietario, Dan Snyder. En sus casi veinticinco años al frente Washington apenas ganó un par de encuentros de wild card. Los Commanders no se meten en playoffs desde 2020, no tienen una temporada con récord positivo desde 2015 y no han vencido en diez partidos o más de una regular season desde 2012. La tendencia parece estar cambiando bajo la dirección del nuevo dueño, Josh Harris, quien puso a uno de los lugartenientes de John Lynch en San Francisco, Adam Peters, en lo más alto de la gestión deportiva. Peters contrató a Dan Quinn para ser el nuevo head coach del equipo, realizó una gran limpieza en el vestuario que todavía sigue en marcha y tomó la importante decisión de seleccionar en el número 2 del draft al quarterback de LSU, Jayden Daniels.
En apenas cuatro partidos como titular en la NFL, Daniels tiene encandilados a Washington y a toda la afición general al deporte. Su arranque de carrera está siendo uno de los más fulgurantes en la historia de la liga. El equipo ha ganado sus tres últimos compromisos tras una derrota inaugural en Tampa, anotando un total de 80 puntos en los dos más recientes, sendas victorias como visitantes en Cincinnati y en Arizona. Daniels está completando pases a un ratio (82.1%) nunca visto hasta ahora al tiempo que ofrece una muy buena protección del balón. Un cuarto de liga no es demasiado, pero ya nos da una perspectiva de lo que está pasando en los equipos. Por ello, esta semana mi mirada táctica se enfoca en el quarterback novato de Washington.
El ganador del Trofeo Heisman en 2023 traía de college una reputación de quarterback con excelentes cualidades atléticas (1000+ yardas y 10+TD terrestres en cada uno de sus dos años finales en LSU), con un brazo capaz de poner buena velocidad a la pelota y la seguridad de no ser un jugador que entregase la pelota al rival (un total de siete intercepciones entre 2022 y 2023). Estos atributos se están cumpliendo en los primeros cuatro partidos de su carrera profesional. Daniels tiene el porcentaje más alto de la liga a la hora de utilizar sus piernas en scramble (18.4%), que es de hecho el más elevado desde 2018 (NFL Pro). Sus 179 yardas de carrera en jugadas rotas es número uno en la liga. Por otro lado, solo uno de sus 106 envíos ha resultado en intercepción y de momento le está sonriendo la fortuna en el apartado de los fumbles, ninguna de sus tres caídas de pelota al suelo han supuesto una pérdida.
Donde venían las dudas en el juego de Daniels en su etapa universitaria eran con sus lecturas del campo, que podemos decir que fueron irregulares. Más de una vez perdía compañeros en el segundo nivel, motivado a buen seguro por su talento natural a la hora de salir corriendo. Esto generaba la mayor incógnita de desconocer si su físico aguantaría el rigor de la NFL, donde las colisiones con mejores atletas son mucho más contundentes. Aunque su estatura es ideal (1.93m), Daniels posee un cuerpo más bien “ligero” que puede ser insuficiente para resistir los choques que suelen venir al final de los scrambles. Por ahora Daniels está negociando bien ese aspecto del juego y no está poniendo demasiado en riesgo su físico, pero es una amenaza que siempre va a llevar emparejada. Sin embargo, lo que es positivo es verle en este inicio progresando bien en las lecturas y manejándose en el pocket con aplomo. Veamos con detenimiento esta acción del choque ante New York Giants. Washington va a jugar un concepto de rutas a tres niveles en el lado abierto del campo. El receptor más exterior jugará una ruta corta, el del slot exterior una ruta “deep-out” y el del slot interior una ruta vertical. Daniels observa pre-snap al oponente en una defensa con un solo safety profundo (círculo azul).
Con la jugada en marcha vemos como los Giants cambian el “look” post-snap. La defensa pasa a formar con dos safeties profundos. La ruta corta ha anclado al cornerback de ese lado, mientras que la más profunda se ha llevado consigo al safety de esa zona, lo que va a crear un espacio muy grande entre medias que va a atacar el tight end Zach Ertz. Daniels va a leer todo esto con celeridad y poner un envío perfecto que resulta en un primer down. Pases como estos desde el pocket no son muy habituales en college y resulta satisfactorio ver a Daniels poder ejecutarlos tan pronto en su carrera.
Una de las cosas que más me está impactando en el juego del rookie es la seguridad que muestra en las condiciones más difíciles. De nuevo insisto en que todavía es pronto, pero en cuatro encuentros que son los que tenemos para evaluar se ha mostrado muy efectivo contra el blitz, la principal arma que usan los coordinadores defensivos para poner nervioso y confundir a un quarterback novato. Daniels ha conectado 29/35 lanzamientos para 322 yardas, dos touchdowns y ninguna intercepción (rating de 124.0) cuando ha encarado un rush de más de cuatro hombres. Bajo las luces del prime time del Monday Night Football, Cincinnati Bengals puso toda la carne en el asador en la siguiente situación. Fijaros los ocho hombres muy cerca de la línea de scrimmage, que obligan a Washington a mantener en protección al tight end y al running back (en amarillo ambos).
Cincinnati va a ejecutar un blitz total, esperando que Daniels pierda la compostura en el pocket. El quarterback sabe que un hombre va a quedar sin bloquear, en este caso el safety que entra desde el lado derecho de la formación. Daniels tiene dos opciones, buscar un milagro con sus piernas para esquivar al safety, poniendo en riesgo una gran pérdida de yardas, o bien mantenerse firme y buscar el emparejamiento favorable de uno contra uno en el exterior que se le ha abierto.
Daniels va a optar por esta segunda opción. Sabedor que va a llevarse un gran golpe, es capaz de poner la pelota en el sitio justo para que Terry McLaurin logre un espectacular touchdown que básicamente cerró la sorprendente victoria de Washington en Cincinnati.
En este punto hay que cantar las alabanzas también del coordinador ofensivo Kliff Kingsbury. Su paso por los Cardinals como head coach no tuvo un final feliz, pero eso no quita que sepa gestionar muy bien la parcela ofensiva del juego, como está demostrando ahora en los Commanders. Por regla general, Kingsbury está protegiendo a su quarterback con lecturas más bien simples, pero está disfrazando sus conceptos lo suficiente para mantener siempre a las defensas a contrapié. Del mismo modo, no se está olvidando que el juego de carrera es el mejor amigo de un quarterback, máximo si hablamos de un rookie. Washington corre muy bien con la pelota, utilizando una diversidad de conceptos que darían por sí solo para otro artículo. Por supuesto, contar con un quarterback con las capacidades atléticas de Daniels genera un plus a la hora de explotar ese juego. Ya hemos visto repetidas acciones en las que el quarterback lee la defensa para ver si entrega la pelota en handoff a su compañero en el backfield o la mantiene él mismo en su posesión. Kingsbury logra con esto minimizar las situaciones en las que su quarterback debe jugar un dropback tradicional y realizar una lectura completa del campo. Ahí todavía se le ven las costuras a Daniels, como pasó en la intercepción del pasado domingo en Arizona donde se retrasó en su envío y acabó en las manos del oponente. Hasta ahora Daniels solo ha ejecutado nueve pases en toda la temporada en profundo, de más de 20 yardas la pelota en el aire. La mayoría de su juego ha sido en la zona corta, de hecho 76 de sus 106 pases no han llegado a volar ni diez yardas pasadas la línea de scrimmage (PFF).
Sin embargo, más allá de este aspecto debemos quedarnos con la seguridad que está mostrando el rookie hasta ahora. Kingsbury está logrando que parezca casi un veterano que no se ve afectado por la presión. Si vemos sus splits por cuartos observamos que su rating más alto lo consigue en el último período (127.1), una cifra espectacular que es igualmente buenísima cuando hablamos del cuarto período y el partido en una situación de marcador de siete puntos o menos de diferencia (121.5). Claramente, a Daniels no le quema la pelota en sus manos. De nuevo en el encuentro contra Bengals podemos fijarnos en el poise del novato dentro del pocket. Estamos en una disposición de 4º down y 2 yardas para la que Kingsbury ha dispuesto una lectura rápida y sencilla, el receptor también rookie, Luke McCaffrey, va a cruzar el segundo nivel de la defensa justo pasada la línea de primer down.
Daniels tiene enfocado a su receptor primario en la jugada, pero igualmente observa como los linebackers no han ganado profundidad porque están vigilando la línea de primer down. Un jugador inseguro habría soltado la pelota en ese punto, poniendo a su compañero en un gran riesgo de recibir un duro golpe.
Aquí es donde entra la tranquilidad de Daniels. No va a precipitar el pase ni va a salir por piernas abandonando la estructura de la jugada. Se mantiene en ritmo en el pocket, espera que McCaffrey tenga ganada la espalda de los linebackers, y entonces realiza un perfecto envío que no solo convierte el cuarto down sino que permite a su receptor generar muchas yardas tras la recepción.
Los comentarios sobre una candidatura de Daniels al MVP son ilógicos y si me permitís, absurdos a estas alturas. Kingsbury lo está manejando como lo que es, un quarterback novato, pero el sistema está siendo de momento tan bien ejecutado que los números producidos son excepcionales. Daniels aún tiene mucho camino por recorrer para dominar los entresijos de la posición más complicada del juego, pero sin duda por el momento ha mostrado que sus atributos son más que suficientes para ser productivo en un ataque perfectamente ideado para sacar partido de su juego. En Washington por fin vuelven a sonreír. Y con razón.