Cuando los Pittsburgh Steelers anunciaron el cambio de su quarterback titular tras la semana 6 resultó un movimiento arriesgado en la mente de muchos. Hasta ese momento el equipo había ganado cuatro de sus seis primeros enfrentamientos, incluido un triunfo por 32-13 en Las Vegas ante los Raiders justo la fecha anterior al cambio. El quarterback Justin Fields había realizado un buen trabajo, no espectacular, pero sí eficiente. Anotó diez touchdowns, cinco de pase y cinco de carrera, y solo lanzó una intercepción. Sin embargo, la sensación con él a los mandos era la de un ataque muy estancado con poca tendencia a crear “big-plays”. Con la idea en mente de darle una chispa a su ofensiva, Mike Tomlin le dio las riendas al veterano Russell Wilson, quien por ahora está demostrando que la confianza de su head coach estaba justificada.
Las malas lenguas decían que el ascenso de Wilson como titular no era más que Tomlin cumpliendo una promesa que le hizo en la “offseason” de que sería quarterback 1 una vez iniciada la liga pese al fichaje también el pasado invierno de la antigua primera ronda del draft, Justin Fields. El ex de Seattle y Denver no pudo abrir la regular season por una lesión, pero una vez recuperado fue titular ante New York Jets en la semana 7. Se habló de que sería un regreso efímero, pero el caso es que Wilson está jugando tan bien que ya nadie duda del cambio ni intenta justificarlo en base a rumores. Russell está actuando a un nivel alto al mando de esta ofensiva y esta semana os cuento por qué en mirada táctica.
Los Steelers han pasado de anotar 20.7 puntos por partido con Fields a 33 en los siete compromisos con Wilson. El equipo ha comenzado a crear grandes jugadas en un mayor ratio gracias al lanzamiento profundo de Russell, que continúa siendo élite. Al contrario que Fields, quien buscaba más el recurso de sus piernas, Wilson apuesta por sus receptores para lograr grandes recepciones en campo abierto. Es el caso de Mike Williams (en el vídeo a continuación), fichado mediada la liga por su capacidad para bajar balones largos, el de Calvin Austin, mucho más integrado en el ataque desde el cambio de quarterbacks, o por supuesto el de George Pickens. El temperamental receptor de tercer año estaba frustrado a primeros de liga por las pocas oportunidades que recibía. Desde que Wilson es QB1 ha aumentado su producción de yardas y sobre todo ha anotado sus tres touchdowns en la campaña.
El coordinador ofensivo Arthur Smith puede explotar mejor con Wilson las cualidades de su sistema, que por supuesto continúa partiendo del juego terrestre. Los runningbacks Najee Harris y Jaylen Warren se complementan a la perfección y Smith utiliza mucho el play-action para darle sencillas opciones de pase a su quarterback fuera del pocket. Así está logrando incorporar también al juego al enorme tight end de dos metros de estatura y 120 kilos de peso, Darnell Washington, una pieza clave en la carrera por su capacidad para bloquear, pero que puede hacer mucho daño en el juego de pase si recibe la pelota con espacio. Washington atrapó seis balones en seis partidos con Fields, con Wilson han sido doce en siete encuentros. La diferencia numérica en estas situaciones de play-action es significativa: Fields produjo 229 yardas y un rating de 74.9, mientras que Wilson acumula 465 yardas y un rating de 100.7.
A sus 36 años de edad Wilson ya no es la amenaza con sus piernas que fue en su día. No puede realizar los “scrambles” que sí protagonizó Fields a primeros de liga, pero no obstante ya vemos que Smith no lo mantiene estático en el pocket como ocurrió en Denver, donde su carrera sufrió un bajón importante en parte por este motivo. Wilson reparte como os digo mucho juego en movimiento y también poco a poco se van incorporando pequeños guiños a la ofensiva con acciones de RPO, especialmente en zona roja, el área del campo que más problemas le lleva trayendo al equipo todo el año. El pasado domingo, ante Cleveland, Wilson lanzó un pase de touchdown en una jugada clásica de los Philadelphia Eagles con Jalen Hurts, en la que el quarterback puede entregar la pelota a su running back, quedársela él mismo y correr o realizar un pase, que fue lo que sucedió en última instancia.
Además del lanzamiento en profundo y en movimiento tras play-action, los Steelers están creando más juego y de forma consistente en ataque con Wilson en el centro de las operaciones por su mejor entendimiento de los fundamentos básicos de la posición. El veterano quarterback está lanzando con una anticipación que adolecía por completo Fields, un chico que claramente está todavía por formar. Un ejemplo de esto que os comento pudimos verlo en el choque de hace dos semanas ante Cincinnati Bengals. Nos situamos justo en el exterior de la zona roja, en la yarda 23. En este punto del campo los equipos rivales suelen doblar al mejor hombre de Steelers, George Pickens (en el círculo amarillo). Vemos cómo Cincinnati va a emplear a dos jugadores (en azul) en su cobertura. Wilson lo sabe de antemano, por lo que va a trabajar el otro lado del campo. Su lectura se centrará en el otro safety (en verde), que va a encarar una situación desafiante al recibir una combinación de rutas Hi-Lo (alta-baja) en su área de influencia.
Con la jugada en marcha vemos como el “bracket” sobre Pickens está dispuesto (triángulo azul). En el lado contrario, el safety va a reaccionar a la ruta corta del tight end, dejando un espacio grande a su espalda que va a atacar con su ruta post Calvin Austin.
La anticipación de Wilson es formidable, fijaros cómo cuando lanza el pase su compañero aún no ha sobrepasado al safety, que justo ha comenzado a saltar a la ruta del tight end Pat Freiermuth. Éste es sin duda un lanzamiento de muchos quilates y una de las razones por las que el ataque de Pittsburgh está rindiendo a tan buen nivel.
Realizar estos pases conlleva también un buen estudio del rival, de sus tendencias, para luego poder sacar partido de ellas en situaciones reales de partido. Wilson está ajustando muy bien las protecciones de la línea ofensiva, algo en lo que sufrió en el pasado. Quizás no sea el atleta de hace cinco años, pero creo que es hoy día mejor quarterback de lo que ha sido nunca. Sus números en tercer down, el down del dinero, son formidables, especialmente en el rango más habitual, entre 7-9 yardas. En esas situaciones ha conectado 14/21 lanzamientos para 310 yardas, 2TD y un rating de 141.5.
El pasado domingo contra Cleveland no tuvo su mejor actuación, motivado en buena parte por la ausencia de su mejor arma, George Pickens. Sin embargo, en la segunda mitad nos dejó detalles de todo lo que os he venido explicando hasta ahora. Su segundo pase de touchdown, para Freiermuth, llamó especialmente mi atención. De nuevo estamos a las puertas de la zona roja, los Steelers van a utilizar motion para identificar la defensa rival. El movimiento de Austin crea una repercusión en la unidad defensiva de Cleveland, el cornerback del slot (en azul) y el safety profundo (en rojo) van a cambiar sus asignaciones, una clara indicación de que la cobertura será individual.
La lectura primaria de Wilson es hacia su lado izquierdo en una rápida “out”. Sin embargo, la ruta de su compañero Scott Miller no es demasiado buena y la posición del cornerback en “off” puede resultar peligrosa si el envío queda algo retrasado. Inmediatamente, el quarterback elimina esa lectura y pasa a la siguiente, que es la ruta a la “seam” de su tight end. Freiermuth va a ganar al safety Grant Delpit en la ruta, lo que queda es batir con el pase al safety profundo (en azul).
Fijaros en el vídeo lo rápido que Wilson cambia su mirada de lado izquierdo a la zona central, resetea sus pies en el pocket y coloca un perfecto y potente pase para touchdown que no puede cortar el safety profundo. De nuevo, estamos hablando de una acción de categoría, que incluso en sus años más populares en Seattle no veíamos con demasiada frecuencia en él.
Con Wilson a los mandos hemos analizado que Pittsburgh no ha añadido únicamente más pases profundos a su repertorio. El juego aéreo tras play-action ha mejorado significativamente y en general más compañeros están contribuyendo gracias al buen hacer del quarterback con los fundamentos básicos del puesto: anticipación, movimiento dentro del pocket, manipulación de coberturas y lectura de defensas. Con una gran defensa y equipos especiales, no es casualidad que los Steelers marchen 10-3. Su calendario final de temporada regular no es sencillo, comenzando con un duelo en Philadelphia este domingo que no es recomendable perderse. Este equipo de Pittsburgh es un contendiente serio y Russell Wilson es culpable de ello.