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Lions y Ravens como aspirantes al anillo y otras conclusiones de la Semana 4

Cumplido el primer mes de competición no son muchas las conclusiones rotundas que podemos sacar pero, sí hay tendencias y equipos que comienzan a marcar el paso en esta temporada NFL. Un equipo que ha ido de menos a más son los Baltimore Ravens, que tras perder los dos primeros partidos, enseñaron en Dallas –al menos durante los tres primeros cuartos– de lo que son capaces, aunque el susto final empañó esa actuación, pero esta semana en el Sunday Night Football dieron un golpe sobre la mesa y enviaron un mensaje a toda la NFL. Cuando son capaces de dictar lo que pasa en el partido, son muy difíciles de superar.

A los Lions también les ha llevado un par de semanas reencontrarse consigo mismos, después de que en la Semana 2 perdieran con los Bucs, con Goff lanzando el balón hasta en 55 ocasiones, la vuelta a los básicos –es decir, a todo lo que empiece desde la carrera para ellos– les ha permitido volver a ser esa máquina ofensiva que se muestra imparable. El día que corren el balón hasta en 28 ocasiones, provocan que su QB firme un partido perfecto, 18/18 para Goff en una actuación memorable del equipo de Detroit en ataque.

Además, todavía quedan dos equipos invictos en la NFL: unos Vikings a los que, una buena parte de la opinión general que sigue la liga, está esperando que se conviertan en calabaza y en vez de eso siguen ganando contra rivales muy potentes (las tres últimas jornadas, a los 49ers, los Texans y los Packers, nada menos) y unos Chiefs que, después de perder a Pacheco, ahora se quedan sin Rice para toda la temporada, mientras Mahomes no termina de encontrar su mejor nivel y, a pesar de todo, siguen ganando todos sus partidos.

Los Ravens se conectan a través del juego de carrera

Derrick Henry llegó a Baltimore para quitar parte de la atención que las defensas depositaban sobre Lamar Jackson y apenas ha tardado un par de semanas para ajustar su papel en ese ataque y convertirse ahora mismo en el máximo corredor de la NFL (Lamar es el 9º), pero sobre todo para ser un arma difícil de frenar cuando los Ravens consiguen imponer su plan. De hecho, cuando se juega a lo que Baltimore quiere, son muy complicados de batir. Tiene la triple amenaza de Henry, Lamar y un Justice Hill que, está aportando mucho más de lo que se presumía que podría y las defensas se pasan el partido adivinando quién de los tres llevará el balón. Su éxito en los downs tempranos facilita mucho la vida al ataque y el domingo ante los Bills, Zay Flowers se encargó del trabajo sucio de estirar el campo y ejercer como señuelo, para liberar espacio para otros receptores como Likely o Bateman en momentos importantes. La OL está luciendo muchísimo mejor y el equipo ha limitado las penalizaciones, dos de los problemas más graves en las primeras semanas, y con este aspecto, los Ravens vuelven a demostrar que tienen lo suficiente para volver a ser uno de los grandes favoritos en la Americana.

Por cierto, Henry se lleva un protagonismo más que merecido, pero el trabajo en el barro que están haciendo jugadores como Patrick Ricard o Mark Andrews, es digno de mención y parte importante de la explicación de porqué este ataque ha hecho click. Aunque quizá el mayor salto ha llegado desde la defensa, en este duelo ante unos Bills, que habían demostrado ser uno de los ataques más equilibrados de la NFL, la defensa de Baltimore dejó a Buffalo en solo 12 primeros downs (su peor dato en los últimos 79 partidos), afectaron el pocket, obligaron a Josh Allen a retener el balón más de lo normal y lo golpearon hasta en ocho ocasiones. Los Bills no pudieron en ningún momento establecer el juego de carrera y la secundaria eliminó todas las opciones de juego profundo para Allen. Un plan que cortocircuitó a un ataque que, hasta esta semana, estaba funcionando a la perfección. Mención especial para Kyle Hamilton que volvió a parecer que es capaz de estar en varios sitios a la vez al mismo tiempo.

Los Ravens son el primer equipo que consigue ganar a los Bills por más de una anotación en más de dos temporadas, 43 partidos ha acumulado Buffalo sin perder por más de 6 puntos, han tenido que llegar los Ravens más sólidos, para endosarles la primera paliza en varios años.

Los Vikings son la Cenicienta y su carruaje no termina de convertirse en calabaza

Da la sensación de que hay mucha gente esperando a que Sam Darnold se deshaga como un azucarillo, falle y los Vikings pierdan por su culpa, pero resulta que se ha empeñado en jugar bien. Los Vikings han ganado de manera consecutiva a tres gallos de la NFL como 49ers, Texans y a los Packers en Lambeau Field y hay a quien le cuesta pensar que son de verdad. Su juego de carrera es uno de los más eficientes de la NFL –Aaron Jones se fue a las 139 yardas desde scrimmage, frente al equipo que no lo quiso– y la defensa es una de las más indescifrables de toda la NFL. Y además, Sam Darnold está jugando a un nivel impresionante. Algo que demuestra la solidez de este equipo es que teniendo a una super estrella como Justin Jefferson, topándose con defensas dos contra uno en el arranque del partido, Darnold no se empeñó en buscar a su principal recurso en el juego aéreo y comenzó el partido completando sus primeros ocho pases para ocho receptores diferentes. El ataque de los Vikings aprovechó el extra de atención que recibió su super estrella para, con conceptos de sobrecarga del otro lado del campo, poner a funcionar a todos los demás… y cuando los Packers ajustaron y cambiaron la manera de defender, involucraron a Jefferson para que acabara como el jugador con más yardas de recepción del equipo y un par de recepciones absolutamente increíbles como la de su touchdown.

Sam Darnold es el único QB con más de 10 touchdowns de pase esta temporada, tiene 11 en su haber. Ahora, le espera en Londres el equipo donde su carrera se fue a pique, unos Jets a los que seguro querrá demostrar, que se equivocaron con él y no le dieron el entorno adecuado, que Kevin O’Connell y los Vikings sí le están ofreciendo.

¿Cuál será la nueva solución para los Chiefs?

Kansas City ha comenzado la temporada 4-0, demostrando que siempre encuentran soluciones para sacar adelante los partidos. Sin embargo, cuando parecía que esta temporada las carencias acumuladas en ataque en pasadas temporadas se convertían en una gran diversidad de soluciones, en menos de un mes ha perdido dos de los principales argumentos que rodean a Mahomes. Primero a un Pacheco que parecía llegar en el mejor momento de su carrera –y al que Kareem Hunt parece poder sustituir con bastante empaque– y ahora a un Rashee Rice que, estaba siendo el principal socio de Mahomes en el juego aéreo y que cargaba con la mayoría del peso ofensivo de los Chiefs. Tanto es así que, Andy Reid le estaba dando rutas que antes correspondían a Travis Kelce y, hasta lesionarse, figuraba como el jugador de toda la NFL con más yardas after catch acumuladas. Una lesión de rodilla le dejará fuera para toda la temporada y ahora los Chiefs vuelven a la misma situación que el año pasado, o peor. Kansas City ha demostrado que siempre encuentra maneras para salir adelante, competir y ganar. Su calendario no es el más complicado, afrontando en las próximas diez semanas tan solo dos rivales de verdadera entidad –49ers y Bills–; esto les dará margen para buscar soluciones y evolucionar un plan de ataque que, se apoyaba muchísimo en Rice, para el que no hay sustituto en su roster.

¿Buscarán un traspaso? Receptores de equipos desahuciados pronto en esta temporada como Amari Cooper, Christian Kirk o DeAndre Hopkins, comienzan a sonar. Buscar entre lo que tienen en el equipo no es tarea sencilla. Worthy es una amenaza profunda pero su físico y su estilo no hacen pensar que pueda asumir el volumen de targets y el trabajo en el centro del campo sobre el que Andy Reid estructura su ataque; él debe seguir siendo el arma para estirar el campo y crear espacio, además de protagonizar alguna jugada explosiva como sus touchdowns ante Ravens o Chargers. Quizá tengan que acelerar un incremento de la presencia de Kelce algo que, seguro que no deseaban para un TE de 35 años al que quieren fresco para Playoffs; mientras los Skyy Moore, Juju Smith-Schuster o Justin Watson, no parecen tener el talento para darles un papel principal en el ataque.

Será interesante comprobar qué es lo que propone Andy Reid para seguir haciendo funcionar ese ataque, aunque realmente me gustaría que tuviera una infraestructura en la que pudiera sacar lo mejor de Patrick Mahomes y no lo tuviera haciendo malabares y apagando fuegos gracias su talento, como ha pasado últimamente. Son 10 intercepciones en los últimos 9 partidos para Mahomes y el menor número de yardas de media por pase de toda su carrera. Esto son síntomas de que no está mostrando su mejor nivel. Y es cierto que al final siempre ganan, que la defensa les sostiene y que Mahomes siempre encuentra un acto heroíco y Reid un diseño que funciona… pero no les vendría mal algo de ayuda después de perder a Rice. Dicho lo cual, su récord es perfecto en el primer mes y se pueden permitir gestionar su temporada regular con cierta tranquilidad. Para ellos se trata de llegar a enero a tope.

El índice de preocupación

Luz Roja: Los Jacksonville Jaguars

Las declaraciones de Doug Pederson, que no consigue una temporada de 10 victorias desde el año 2017, culpando a sus jugadores y diciendo algo así como que el staff técnico, no puede salir al campo y ejecutar, es un síntoma inequívoco de proyecto gravemente herido, por no decir directamente sentenciado. Los Jaguars mejoraron como colectivo respecto a los visto en Buffalo el pasado lunes y estuvieron por delante en el marcador durante muchos minutos en Houston, pero acabaron cayendo y colocándose 0-4, dejando su temporada vista para sentencia.

Si normalmente lo que tiene alrededor le suele fallar a Trevor Lawrence, en esta ocasión fue al revés. Lawrence está muy tocado, su confianza está por los suelos y comete errores que previamente a la lesión no se le veían. Su precisión se está viendo afectada y en Houston desaprovechó oportunidades que podrían haber dado la victoria a su equipo. Cuando las defensas rivales le presionan, se le ve realmente afectado y sin respuestas. Ahora mismo es un quarterback al que se ve perdido y necesita que algo cambie de manera urgente. El crédito de Pederson, en cambio, está completamente agotado.

Luz Ámbar: Los Philadelphia Eagles y New York Jets

Todas las alarmas están encendidas en Philadelphia después de la paliza recibida en Tampa. Y si la luz no es roja, se debe únicamente a las bajas de AJ Brown, Devonta Smith y Lane Johnson. El ataque no pudo contar con tres piezas capitales, pero eso no quita que la preocupación por el nivel de Jalen Hurts sea grande. Hurts lleva 9 partidos consecutivos con algún turnover, en los 4 de esta temporada acumula 7 (3 fumbles perdidos, de los 5 que ha cometido y 4 intercepciones) y lo que es peor, acumula 27 turnovers desde el inicio de la pasada temporada, el jugador que más de toda la NFL. Más allá de lo que se ha convertido en un problema recurrente para él, el QB de los Eagles no está consiguiendo ser consistente; todavía es capaz de completar buenas jugadas esporádicas tanto de pase como con sus piernas, pero está dudando constantemente, retiene demasiado el balón, huye de la presión sin un plan… no da seguridad. Hurts necesitaba ahora mismo demostrar si su nivel real, es el de la temporada que alcanzaron la Super Bowl o el que viene mostrando desde entonces.

Cuesta también entender porqué Saquon Barkley solo tocó dos balones en los tres primeros drives de Philadelphia en Tampa, y Sirianni debe empezar a dar soluciones. Desde luego Todd Bowles viene demostrando que sabe cómo colapsar el ataque de los Eagles: 6 sacks y 7 placajes para pérdida de yardas, apoyado en un blitz que confundió mucho a Jalen Hurts y desactivó cualquier tipo de plan ofensivo de los Eagles.

Si el ataque tenía la excusa de las lesiones, en defensa Philadelphia tenía a los 11 titulares. Y el festín que se dió Baker Mayfield fue incontestable. Contra la soft zone de Fangio, la receta fue simple por parte de Liam Coen: Apoyarse en el pase en downs tempranos, librándose rápido del balón con screens y checkdowns, que se convertían en mucho más, debido al problema recurrente de los Eagles con los placajes en campo abierto. Fue una escabechina. Y cuando había alguna situación comprometida, Mayfield solo tenía que buscar dónde estaban Mike Evans o Chris Goodwin.

Fue un paseo. Y si la luz para los Eagles no está roja es debido a las lesiones importantes y a que el calendario que les viene, después del muy necesario bye que afrontan esta semana, incluye duelos contra Browns, Giants, Bengals y Jaguars, cuatro partidos de los que deberían salir con al menos tres victorias. Si no, la temporada se puede complicar rápido y las dudas que ya sobrevuelan a Sirianni, acrecentarse de manera radical.

Para los Jets, la derrota en casa contra los Denver Broncos fue un jarro de agua fría. Después de la exhibición frente a los Patriots en la que, Rodgers brilló como en sus mejores días y demostró estar absolutamente bajo control, la presión enviada por la defensa de Broncos borró de un plumazo todas esas buenas sensaciones. Una semana antes los más optimistas hablaban de candidatura a Super Bowl… y esta semana, han sido incapaces de ganar frente a un equipo cuyo QB sumó un total de 60 yardas de pase.

Los Jets se vieron superados por la enorme cantidad de blitz, que planearon los Broncos para aprovecharse de la falta de capacidad de Rodgers para huir el pocket. Lo mantuvieron todo el partido encerrado y ni se acercó a la sensación de comodidad que tuvo ante New England. Fuera de estructura, Rodgers no pudo ofrecer nada, el juego de carrera no aportó nada y todo el ataque parecía estar en páginas distintas. ¿La fórmula aplicada por los Broncos para conseguirlo? Nada menos que 22 blitzes, incluyendo 9 de ellos con 6 o más jugadores. En estas situaciones, Rodgers acumuló un total de 1.9 yardas por jugada. Fue completamente superado.

Y ahora los Jets viajan a Londres para jugar contra los Vikings y la defensa de Brian Flores, que destaca precisamente por… su capacidad de enviar blitz contra el Quarterback.

MVP de la Jornada: Derrick Henry

No podría ser otro. 209 yardas desde scrimmage, 199 de carrera, un TD de carrera y otro de recepción. Actuación absolutamente dominante de un jugador que demuestra ser capaz de mantener su nivel, a pesar de soportar un enorme volumen de trabajo con el balón en las manos; son más de dos mil acarreos en su carrera y lo que para otro RB sería causa de declive, a él no parece afectarle y sigue ganando tanto al contacto como en velocidad. En campo abierto es complicadísimo pararle, en este partido Henry rompe 7 placajes (la pasada semana 12 ante Cowboys) y genera 119 yardas terrestres por encima de lo esperado ante Bills. Por supuesto, es el RB que ha provocado más placajes fallidos en lo que llevamos de temporada y el que más desde 2017 –un total de 136–.

En lo que llevamos de temporada, Derrick Henry acumula 480 yardas terrestres, todo el equipo de los Cowboys, 301 por tierra. ¿Seguirán pensando en Dallas que era muy caro fichar a Henry?

Equipo Revelación y Rookie de la Jornada: Washington Commanders y Jayden Daniels

Son el equipo revelación y el rookie de la jornada… y de lo que llevamos de temporada. Ver la evolución de Jayden Daniels elevando el nivel de unos Commanders que, ahora mismo lideran la NFC Este, es realmente satisfactorio. La gestión que está haciendo con el QB de 23 años, es excelente. Kliff Kingsbury está sabiendo dar pasos al ritmo adecuado en el playbook para favorecer el desarrollo de su joven perla. Las dos primeras jornadas, más del 40% de los pases de Daniels fueron por detrás de la línea de scrimmage (cuando la media en la liga es del 11%), en la tercera semana, le permitió soltar el brazo frente a los Bengals y sumó el juego explosivo al catálogo de su QB y esta semana en Arizona, han comenzado los pases al centro del campo para rutas intermedias. Cada semana un paso más en una evolución paciente y con sentido. Esto ha llevado a que los Commanders hayan anotado en 20 de las últimas 22 posesiones que han tenido y mantienen a Daniels en un 89% de pases completados en sus dos últimos partidos.

Hasta la defensa ha dado un paso adelante en esta última jornada. Ahora, hay que estar vigilantes para que esa evolución no se estanque, como ya le sucediera a Kingsbury en Arizona con Kyler Murray y el ataque de los Cardinals, pero de momento no se le puede poner una pega al ecosistema creado para hacer triunfar al que va camino de ser el mejor rookie de este año.

Jugador Defensivo de la Jornada: Fred Warner y Chris Jones

Es una obviedad subrayar que estamos hablando de dos de los mejores jugadores de defensa de la NFL en la actualidad. De hecho, Fred Warner está probablemente jugando al mejor nivel de su carrera, es una pena que probablemente también es cuando peor rodeado está en la unidad defensiva de los 49ers. Aun así consigue afectar todos los partidos y en lugar de centrarme en sus datos generales, en esta ocasión me voy a detener en lo concreto: cualquiera puede pensar al ver el Pick6 ante los Patriots, que simplemente es una gran jugada más, cuando en realidad engloba toda la inteligencia y capacidad de lectura y anticipación que atesora Warner. La jugada en cuestión es un concepto Dagger, que lo que busca precisamente es eliminar al LB al ponerle en conflicto. La Dagger busca atacar en medio del campo en dos alturas (high-low), eliminando primero al safety con una ruta profunda y dejando al LB teniendo que decantarse por una de dos rutas que tiene frente a él y a su espalda: Una shallow que cruza por delante de los ojos del LB y que debería atraer su atención y hacerle dar un paso adelante, y un dig in en el segundo nivel donde coger su espalda. Pues bien, Warner reconoce la dig antes de que suceda, aguanta en su posición para que el QB piense que tiene a su receptor en esa ruta de unas quince yardas de profundidad y para cuando Brissett suelta el pase, Fred Warner ha caído unas cinco yardas para adelantarse al pase, interceptarlo y llevarlo hasta la End Zone. Un compendio de todas sus virtudes físicas y sobre todo de IQ, reunidas en una sola jugada. Brillante.

Con Chris tampoco hay nada que descubrir, solo que cuando muchos consideraban que ya está pasado de vueltas y fue un error renovarlo en lugar de a L’Jarius Sneed, el 95 de los Chiefs está teniendo un arranque de temporada dominante y en este partido, ante los Chargers, es el jugador con más índice de éxito en el pass rush de toda la NFL en esta jornada desde cualquier posición, con la desventaja para Jones que él parte, en la mayoría de los snaps, desde una posición interior y encara constantes dos contra uno. Retirado ya Aaron Donald, Chris Jones es ahora mismo, el mejor DT de la NFL y tiene una virtud por encima de todas, que aparecer para hacer grandes jugadas en los momentos más decisivos de los partidos. Jugadas que valen anillos, que se lo digan a Purdy en la pasada Super Bowl.

Coordinador de la Semana: Ben Johnson

Partido perfecto para Jared Goff, que no falló ni uno solo de sus 18 pases intentados para casi 300 yardas de pase. Una actuación impoluta del QB de los Lions que, curiosamente, llegó debido a que los Lions pasaron menos y corrieron más. Corrieron más y corrieron primero. Una vez establecido el juego de carrera todo fue más sencillo y con la defensa de Seattle teniendo que dar un paso hacia adelante para vigilar la caja, Goff encontró la espalda de los defensores y el campo abierto para que sus receptores lograr 217 yardas after catch de las 292 de pase que sumó Goff.

Quien orquesta todo esto es un Ben Johnson que lleva varios años demostrando ser uno de los mejores coordinadores ofensivos de la NFL. Johnson no es Head Coach porque no quiere, tiene una cuenta pendiente con los Lions y la búsqueda del anillo y su presencia es una de las principales claves del éxito de Detroit. En la noche del lunes brilló Goff, brillaron Gibbs y Montgomery, brilló Jameson Williams y Amon-Ra St Brown. Pero la auténtica estrella del ataque fue Ben Johnson. Después de las enormes dudas que dejó el ataque en la 2ª semana de liga, en la que la ofensiva parecía gripada y Goff fuera de lugar, la receta para volver a las buenas sensaciones ha sido cambiar los 55 pases que su QB dio en esa derrota frente a los Bucs, que se tradujeron solo en 16 puntos; a los 18 pases intentados para 18 completados y un marcador que se fue a los 42 puntos. Jared Goff está mucho más protegido cuando todo empieza por la amenaza terrestre de Montgomery y Gibbs: 28 carreras en este partido ante Seattle, que abrieron la lata y dejaron que luego su QB jugara a placer desde el Play Action (12/12 para Goff cuando lo jugaron). El equilibrio que le otorga a los Lions empezar por la carrera mejora todo el colectivo, da ritmo al ataque y subraya una identidad en un equipo que, cuando logra atacar así parece absolutamente imparable. En un partido donde se tuvieron que enfrentar a la mejor versión de Geno Smith que hemos visto nunca y una ofensiva seahawk que produjo 38 primeros downs (máximo en un partido en la última década), fue muy necesario que el ataque de Detroit carburara de verdad y lo hizo a máxima potencia.

Todo es obra de un Ben Johnson que volviendo a los básicos ha vuelto a enamorar con su sistema ofensivo. Tanta es la confianza con la que juegan cuando encuentran este estilo, que ya van dos semanas consecutivas en las que Johnson se permite alguna licencia en forma de jugada de engaño. La pasada jornada fue un pase lateral diseñado en el que, Amon-Ra enviaba el balón para Gibbs una vez había recibido el pase de Goff y en este partido ante Seattle, de nuevo Amon-Ra, ahora convertido en QB, lanza un pase para un Jared Goff convertido en receptor. Ambas jugadas acabaron en touchdown mientras la autoestima de esta ofensiva se dispara por completo.