Tengo como dogma la frase de Bill Belichick cada que hago un ejercicio de rankings a media temporada, “el verdadero football en la NFL empieza después de Thanksgiving”. Coincido en que es mejor llegar en buena forma al final de temporada que al inicio de la misma. Pero en años recientes hemos visto que los equipos son más capaces de sostener buenos periodos de rendimiento por períodos más extensos y por ello tantos sembrados 1 o 2 han logrado llegar al Super Bowl.
Tras (casi) media temporada jugada, estos son los equipos a los que más probabilidades de pelear por el Vince Lombardi, valorando no solo el presente, sino también haciendo una necesaria proyección a futuro con base en los elementos que han ofrecido en este punto de la temporada.
Si bien los highlights se los llevan sus playmakers ofensivos (Jahmyr Gibbs, Amon-Ra St. Brown o Sam LaPorta), la solidez del equipo radica en lo determinantes que son sus trincheras. Cuenta con la que es, de lejos, la mejor línea ofensiva de la liga, dominante tanto en protección de pase como en juego terrestre, e igualmente, poseen una frontal defensiva que ha logrado subir de nivel en ambas fases esta temporada a pesar de haber perdido a su mejor hombre. Jared Goff es la constancia hecha quarterback, Ben Johnson cada semana crea jugadas tan efectivas como novedosas y Dan Campbell hace rendir a todos a tope todo el tiempo. Si nos ponemos quisquillosos, la secundaria ha sido algo inconsistente, pero tiene el talento para mejorar de aquí a playoffs.
Cada semana parece presentarle un reto diferente a Matt LaFleur y sus Packers siempre están a la altura. Sea no contar con quarterback titular, o tener que reemplazarlo a mitad de partido, da igual que la ofensiva se tenga que recargar en el ataque terrestre o el aéreo, siempre son productivos. Siguen dejando esta sensación de que tienen un nivel más que ofrecer ofensivamente, pero eso es bueno cuando estamos a media temporada. Su defensiva está obsesionada y comprometida en generar intercambios de balón, presionan, cubren… se adaptan. El equipo va in crescendo y tiene talento en todas las líneas.
Pocas veces los refuerzos a un equipo cumplen las expectativas de forma tan clara y resonante. Los Texans 2024 son un ejemplo perfecto de cómo apuntalar un equipo que ya cuenta con alto potencial. Tanto Stefon Diggs como Joe Mixon cayeron como anillo al dedo en la ofensiva de CJ Stroud, que ahora deberá encontrar nuevas formas de mantener la explosividad aérea tras la lesión de Diggs. Danielle Hunter es el complemento perfecto de Will Anderson y esto ha permitido al pass rusher de segundo año empezar a desatar su potencial. Solidez, explosividad, juventud y experiencia. Una mezcla ideal para ir a la caza del Lombardi.
Parece solo haber dos opciones con los Chiefs: o se caen estrepitosamente o se vuelven un bulldozer que arrasa con la liga de aquí a febrero.
La forma en que han llegado invictos no es convincente, no son victorias limpias, Patrick Mahomes está en el nivel más “mortal” de su carrera… y siguen sin perder.
Son eficientes, y tienen una defensiva que no se cansa de generar intercambios de balón y hacer jugadas grandes en los momentos importantes. Chris Jones es el MVP del equipo en este punto, si logra sostenerlo hasta que Patrick Mahomes recupere su mejor versión y se adapte a su renovado arsenal, serán un equipo indestructible. Si por el contrario, los rivales son capaces de encontrar la forma de hacerlos pagar por sus constantes errores ofensivos, la caída puede ser sumamente abrupta.
Urgentemente necesitan encontrar la forma de no conceder yardas, errores y anotaciones en el perímetro de su defensa, se entiende que habría errores de crecimiento por la llegada de su nuevo coordinador defensivo (Zach Orr), pero si no corrigen pronto, de nada servirá el nivel MVP de Lamar Jackson y Derrick Henry, pues se volverán a quedar en la orilla cuando llegue el momento de enfrentar a los pesos pesados de la Conferencia. Si algo hay que reconocerle a John Harbaugh es la capacidad de adaptarse a medio camino, sea en ofensiva o defensiva, en este caso es la segunda unidad la que necesita redirigir la dirección.
Es el show de Josh Allen y hasta el momento ha sido mejor de lo esperado. Tras un muy buen inicio de temporada, toparon con pared al enfrentarse a las mejores ofensivas de la AFC en duelos consecutivos ante Texans y Ravens. Después de esas derrotas, encontraron norte. Allen está explotando a fondo las dos formas que tiene para intimidar a las defensivas rivales, con su portentoso físico en carrera o con el educado cañón de su brazo.
La irrupción del novato Keon Coleman y su estilo tan físico complementa perfecto la pulidez de Amari Cooper. Defensivamente han empezado a armar el rompecabezas, no es una unidad espectacular, pero es sólida. Si Allen continúa el ritmo que lleva, es precisamente el tipo de quarterback al que nadie querrá enfrentar en diciembre-enero.
Ha tomado mucho más de lo esperado ajustar y adaptarse a las nuevas realidades, cualidades y formas de jugar a las que puede aspirar Eagles con las llegadas de Saquon Barkley, Vic Fangio y Kellen Moore. Pero por fin parece que han encontrado su identidad. Saquon y Jalen Hurts han vuelto a establecer el estilo físico y dominante ofensivo que complementa a una temible dupla de receptores que les ha costado estar físicamente al 100% al mismo tiempo. Del lado defensivo, el esquema Fangio tardó en fraguar sobre todo en la secundaria y se entiende por la cantidad de piezas nuevas que se añadieron este año. No es perfecto, pero hay progreso y están recuperando hombres, haría muy mal el resto de la Conferencia en quitarles los ojos de encima.
Dan Quinn es un tremendo gestor de grupo con un esquema defensivo cumplidor y disciplinado que es capaz de frenar ofensivas promedio y plantar cara a las más dominantes. Kliff Kingsbury se alejó de la patética air raid offense tan predecible y cautelosa y ahora sus innovaciones han cautivado a la capital de Estados Unidos. La frontal defensiva es un reto para cualquier línea ofensiva que pueda presentarse enfrente. Pero todo vive y muere por Jayden Daniels, el quarterback novato de los Commanders tranquiliza el entorno de Washington, juega como un veterano, parece tener respuesta a cualquier reto. En cualquier escenario es capaz de hacer que Commanders compitan, rinde en los momentos críticos y jamás, nunca, pierde la calma. Un equipo sólido con una súper estrella en ciernes. La historia la vimos el año pasado en Houston y se quedaron a una victoria de la Final de Conferencia.
Por más sorpresiva que fue para algunos la derrota ante Rams, no debería quitar ningún mérito a la fantástica temporada del equipo de Kevin O’Connell. Las derrotas son parte del juego, Sam Darnold ha sido capaz de ponerse de tú a tú contra Jared Goff y Matthew Stafford, ofensivamente no veo problemas de rendimiento. Defensivamente es donde la súper agresividad que mostraron a inicios de temporada les está costando ahora, si dos equipos encuentran la tecla para exponer tus defectos, el resto seguirá con más facilidad a menos que se haga un cambio drástico.
Las victorias feas y sucias cuentan igual. Han perdido demasiados hombres, han dejado escapar partidos que si los jugaran 10 veces los ganarían 9, y han tenido malas ejecuciones en situaciones en las que antes brillaban. Cual sea la historia, lograron llegar a .500 a su semana de descanso con la esperanza del regreso de Christian McCaffrey en algún punto de la segunda mitad de temporada, y la ilusión de un Ricky Pearsall que poco a poco va teniendo más participación. Siempre recordando que en enfrentamientos directos contra los potenciales rivales de Conferencia han salido airosos en años recientes. Parece ser cuestión de disponibilidad física, si recuperan hombres pueden saltar posiciones rápidamente, si pasa lo contrario, igual de fácil puede ser la caída.