Skip to main content

Nadie puede con los Chiefs y otras conclusiones de la Semana 8

Con la NFL nunca se sabe, lo que parecía una semana de impás, una jornada de transición, acabó convirtiéndose en una de las fechas más emocionantes, igualadas y, en ciertos casos, relevantes de lo que llevamos de temporada. En la Conferencia Americana se destacan definitivamente Chiefs, Bils y Texans, que aún sin llegar al ecuador de la temporada, tienen sus divisiones completamente encarriladas; mientras, los Steelers aprovechan otro traspié de los Ravens para recuperar el trono del norte. Al mismo tiempo, Jets, Bengals y Dolphins están muy lejos del lugar que pretendían ocupar y sus aspiraciones de Playoffs están completamente en jaque. Probablemente, dos de los tres equipos que parecían candidatos muy sólidos a llegar a la postemporada, se quedarán fuera… Y cuidado que no sean todos ellos los que se queden sin el premio de la lucha por el anillo.

En la Nacional los Lions se han destacado por encima del resto y parecen el candidato más sólido, por detrás Commanders, Packers y un nuevo invitado a la fiesta, los Eagles, se postulan como los principales aspirantes. Atlanta cada semana juega mejor y se destaca en el Sur, mientras la NFC Oeste podría pasar a llamarse el salvaje Oeste, con los cuatro equipos en un puño, los Cardinals como nuevos líderes, los 49ers tomando aire, los Rams volviendo a la vida y dejando claro que no hay que descartarlos… mientras los Seahawks, que venían dominando la división, son ahora los que se muestran menos entonados.

En la NFL puede pasar cualquier cosa, la mayoría de partidos se deciden por un suspiro, por un detalle, por una acción… y eso nos deja la competición más emocionante y divertida que podamos desear.

¿Será alguien capaz de poner el cascabel al gato de Kansas City?

Los Kansas City Chiefs se han vuelto especialistas en ganar partidos ajustados. De sus siete triunfos en siete partidos, cinco han sido por una anotación y los otros dos, por apenas un par. Han hecho de la eficiencia su identidad y hacen siempre lo justo y necesario para ganar. Sin alharacas, sin forzar la máquina, ejecutan cuando es necesario. Viéndoles jugar, se tiene la misma sensación que en la temporada regular de la pasada temporada: No necesitan –ni pretenden– pasar de segunda marcha, dejando el resto de velocidades para cuando llegue la hora de la verdad.

¿Cuál es la diferencia? Que el año pasado se dejaban partidos por el camino y parecía no importarles, además. Este año, no están dejando nada de carne en el hueso. Lo ganan todo. Y lo consiguen sin que den la sensación de acelerar. Tanto es así, que se empieza a mirar con atención el calendario restante para hacer cábalas de dónde podrían fallar… ¿en Buffalo o frente a Texans, quizás? Muchos pronostican la temporada perfecta, otros la desean y probablemente, a los propios Chiefs es a los que menos les importa. Cuando tengan asegurado el Seed 1 de la Americana, el trabajo estará cumplido. Y luego vete tú en enero a ganar en Arrowhead.

Lo cierto es que la llegada de DeAndre Hopkins va a beneficiar al ataque, su mera presencia liberó mucho a Travis Kelce, que firmó su partido más productivo de la temporada. Seguramente, Hopkins va tomar muchas de las rutas que estaban pensadas para Rashee Rice y aunque no tenga su capacidad de yardas after catch, su influjo puede ser muy positivo para un ataque y un Patrick Mahomes, cuyos números no son espectaculares, pero que aparecen cuando es necesario, para hacer lo suficiente para sumar todas las victorias. Por cierto, el muchas veces señalado y denostado Jawaan Taylor, tuvo su mejor partido desde que es jugador de los Chiefs y desde el Tackle derecho, borró por completo ni más ni menos que a Maxx Crosby, al que no permitió ni una sola presión al QB en todo el partido. 28 veces se enfrentó a Crosby en el partido, 25 de ellas en uno contra uno y sin ayudas… y ganó en todas y cada una de ellas.

La defensa es la que sí carburaba a un nivel extraordinario y ahora, además, llega Josh Uche para ayudar en el Pass Rush en lado opuesto a George Karlaftis. Un arma más para un Steve Spagnoulo que está interpretando a la perfección lo que la actual NFL demanda de una buena defensa: Los recursos necesarios para parar la carrera de manera sostenible, ser capaces de confundir al QB con la presión y, al mismo tiempo, no conceder jugadas de pase explosivas. Es el mix perfecto para lograr una defensa eficaz.

Bienvenidos a la fiesta, Philadelphia Eagles

Por primera vez en la temporada, pudimos admirar la mejor versión de los Eagles, que después de mucho sufrimiento para encontrarse a sí mismos, jugaron su mejor partido de la temporada en Cincinnati. En este partido todo parece haber hecho ‘click’ tanto en ataque como en defensa. En lo que tiene que ver con la ofensiva, Jalen Hurts jugó su mejor partido en mucho tiempo, tanto pasando como corriendo. Volvió a encontrarse cómodo en el pocket –la OL de Eagles borró por completo en Pass Rush de los Bengals– recuperó el timing, encontró de nuevo opciones sencillas, logró ritmo, empujó el balón con mucho acierto en pases de más de 10 yardas, destrozó la cobertura zonal de los Bengals, estuvo perfecto en los pases a la zona intermedia (5/5 entre 10 y 19 yardas) y lo más importante, por fin gestionó con acierto el Blitz (4 de 5 cuando le enviaron presión extra) y a las rutas fuera de los números, que son su especialidad (4/4 para 54 yardas), añadió la que estaba siendo su principal carencia esta temporada: Los pases entre los números, en el centro del campo: En rutas hacia el interior, Hurts sumó 6/6 pases completados, para 128 yardas y un touchdown precioso para Devonta Smith. Echábamos de menos este nivel de Jalen Hurts, que además, sumó otros 3 touchdowns de carrera.

Y todo esto sin perder la presencia del que está siendo la verdadera clave de este ataque, un Saquon Barkley, que volvió a irse por encima de las 100 yardas. Si a esto le añadimos que tanto AJ Brown como Devonta Smith pasaron de las 80 yardas de recepción, los Eagles encontraron un equilibrio ofensivo que les vuelve muy peligrosos.

Lo mejor es que no solo es el ataque el que ha mejorado, la defensa de Fangio parece haber encontrado su ritmo, los defensive backs jóvenes –sobre todo Cooper DeJean y Quinyon Mitchell– están transformando esa secundaria, a Nakobe Dean se le ve más rápido y fluido que nunca y el front defensivo va siendo capaz de presionar cada vez más a los QBs. Tiene muy buena pinta un equipo de Philadelphia, que hasta hace bien poco estaba hecho un mar de dudas y comienza a encontrarse a sí mismo y presenta su candidatura a pelear en la Nacional.

Un triunfo que da aire a los San Francisco 49ers

Los que parece que han vuelto con ganas de pelear son unos 49ers que tenían encendidas todas las alarmas y que este domingo por la noche necesitaban ganar para poder respirar y no quedar descolgados. Y no solo ganaron, su imagen fue mucho mejor que la mostrada en las últimas semanas, lo que se reflejó principalmente en Brock Purdy. El QB de Niners había estado sufriendo, teniendo que pasar en ventanas muy estrechas y en este partido prácticamente todos sus lanzamientos fueron a receptores que tenían separación. George Kittle volvió a demostrar que cuando le toca hacer el trabajo sucio, lo asume encantado y cuando su equipo le necesita para marcar la diferencia con su talento, siempre responde a la llamada. Esta fue una de esas ocasiones, 128 yardas en 6 recepciones de 7 pases enviados, 73 yardas after catch y 1 touchdown. Además de eso, Guerendo se destapó como una opción muy útil en el juego de carrera.

Sin embargo, en este partido, las flores hay que dárselas a un Kyle Shanahan al que le estaba costando tocar la tecla adecuada para su ataque y en este duelo contra los Cowboys, sus ajustes en el descanso fueron los que cambiaron el partido. Dallas estaba enviando muchos efectivos cerca de la línea de scrimmage para anular el juego terrestre de San Francisco y en la primera mitad había conseguido cambiar el paso al ataque local. Tras el paso por los vestuarios, cada vez que Purdy leía seis o más jugadores cerca del balón, recurría al Play Action y quemaba a la defensa tejana por aire o tirando de sus propias piernas –Purdy sumó más yardas de carrera que los dos RBs de los Cowboys juntos–. Eso cambió el partido, los 49ers encontraron la espalda de la defensa de Dallas y tomaron una ventaja, que a pesar de las apreturas finales, les valió la victoria.

Ahora mismo, con 4-4, están metidos de lleno en la lucha por la división y, tras el bye que les espera esta próxima jornada, todo apunta a que recuperarán a Christian McCaffrey, con todo lo que eso supone de mejora para este ataque. El mal momento está superado, pero todavía queda mucho trabajo para que los 49ers estén a la altura de los mejores equipos de la Nacional.

Amari Cooper ha convertido a los Bills en uno de los mejores ataques de la NFL

Amari Cooper ha convertido a los Bills en uno de los mejores ataques de la NFL… sin tener de momento mucho protagonismo en el mismo. Pero su mera presencia ha dotado a la ofensiva de Buffalo de un balance, de un equilibrio, que les convierte en uno de los ataques más peligrosos de toda la liga. Con Cooper en el campo, Khalil Shakir y Keon Coleman salen muy beneficiados: Shakir puede dedicarse a ser una amenaza en el centro del campo y en las yardas after catch, tanto con screens como con rutas hacia el interior, que le convierten en un arma muy útil y muy utilizada por Josh Allen, descargándolo de responsabilidades que ahora asume Cooper. Algo parecido pasa con Coleman, que juega mucho más liberado y no se ve obligado a cumplir exclusivamente el papel de la X que juega por fuera de los números si solo puede ganar en rutas verticales estirando el campo. Ahora cuenta con rutas cruzadas en el nivel intermedio y goza de una libertad que está sacando todo su potencial. Y Josh Allen y su talento como pasador puro lo gozan más que nunca, porque con esos tres receptores, más Kincaid partiendo más pegado a la OL y generando desventajas emparejado con LBs, el QB de los Bills tiene un menú de recursos mucho más completo y versátil, que está complicando mucho a las defensas. Y veremos en dos o tres semanas, cuando Amari Cooper ya domine el Playbook y pueda aportar de verdad y no solo como señuelo.

Si a esto le sumas un juego de carrera que da la sensación de hacerlo todo muy fácil, que cuando James Cook corre con el balón, el primer nivel lo supera sin aparente esfuerzo gracias a las avenidas que abre su OL, estamos, potencialmente, ante uno de los mejores ataques de la NFL, que desde que Cooper está en el campo, se ha dado dos festines y ni siquiera a alcanzado su techo. De hecho, la amenaza de juego de carrera está beneficiando en un aspecto muy concreto al de pase: Los Bills son, con mucha diferencia, el equipo que más está produciendo en la vía aérea desde formaciones jumbo, cuando el ataque de Buffalo alinea a seis o más jugadores en la OL, están consiguiendo generar juego de pase a nivel muy superior a cualquier otro equipo de la NFL.

Cuidado, porque nadie presta atención a los Bills y, con un récord de 6-2 y el resto de los equipos de su división con apenas dos victorias, si la próxima jornada es capaz de superar en Orchard Park a los Dolphins, puede dejar la AFC Este, prácticamente vista para sentencia en la Semana 9 de esta temporada.

El pronóstico del tiempo: Tormentas en Nueva York, Cincinnati y Dallas

La tormenta más potente está sobre el cielo de Nueva York, con los Jets dejando su temporada prácticamente acabada. El proyecto llamado a acabar con la maldición que tiene al equipo sin jugar Playoffs desde el año 2010, ha fracasado. Cuando pensaban que estaban a un QB de distancia de ser contendientes y buscaron a Aaron Rodgers, la realidad con la que se han dado de bruces es que ahora mismo están siendo peores de lo que eran cuando jugaban con Zach Wilson. Con 2 victorias en 8 partidos, la clasificación para Playoffs es una quimera y la temporada se puede hacer muy larga como no sean capaces de encontrar algún tipo de reacción. Perder con los Patriots, que además se quedaron sin Drake Maye después de tan solo un cuarto, pone en evidencia lo perdidos que están ahora mismo los neoyorquinos, que en ataque no son capaces de encontrar un Plan B cuando las cosas no funcionan y ahora, además, se les está cayendo la defensa a pedazos tras el despido de Robert Saleh.

Intensos chubascos también en Dallas, donde los Cowboys demuestran que son un equipo absolutamente disfuncional. No son capaces de correr ni de parar la carrera y que su único argumento ofensivo sea CeeDee Lamb los vuelve terriblemente previsibles. En el ojo de huracán está también un Dak Prescott, que ni se acerca a su nivel de la pasada temporada y no es capaz de cargar él solo con el peso de todo el equipo. Su partido en Santa Clara fue horrible.

Llueve también con fuerza sobre Cincinnati, aunque los Bengals sienten que son capaces de aguantar hasta que pasen los nubarrones y prosperar cuando vuelva a brillar el sol. Prácticamente su único argumento para pensar que, con un récord de 3-5, su temporada no está acabada, es el nivel al que está jugando Joe Burrow. Aunque todo lo que está a su alrededor no funciona: La defensa es una de las peores de la toda la NFL, su Pass Rush no existe; en ataque no hay juego de carrera al que aferrarse y cuando falta Tee Higgins, el ataque se cae por un barranco. De todos estos equipos en problemas, quizá los Bengals son el que puede pensar que aún podría rescatar la temporada y aferrarse a una lucha por los puestos de Wild Card bastante barata en la Americana. Pero mucho van a tener que mejorar para alcanzar un objetivo que ahora mismo se ve lejano.

Un Ave María que vale el Rookie de la Jornada (y de la temporada)

Todo conspira a favor de que Jayden Daniels comience a forzar su leyenda desde muy pronto en su carrera. El nivel al que está jugando no solo le convierte en el mejor rookie de lo que llevamos de temporada, sino que hay que nombrar en la conversación por el MVP. Esta jornada tenía uno de esos duelos marcados en el calendario, pues los Commanders recibían a los Bears, lo que significaba poner frente a frente al número uno del Draft, Caleb Williams y al número dos, el propio Jayden Daniels, que además fue capaz de superar problemas físicos para ser de la partida.

Durante tres cuartos, no hubo color. Daniels jugó muy por encima de un errático y, en ocasiones perdido, Caleb Williams. El QB de Washington sostuvo a su equipo cuando la buenísima defensa de Chicago eliminó el juego de carrera de los Commanders y puso todo en sus manos. Jayden Daniels respondió aunque en la Red Zone los capitalinos se atascaron. Eso permitió a Caleb volver al partido y jugar un extraordinario último cuarto, en el que respondió cuando más presión tenía y permitió un respiro de alivio en la afición de los Bears. Tanto que, incluso los de Chicago tuvieron el partido ganado, a pesar de un horrible playcalling de Shane Waldron, con especial mención a una incomprensible jugada de engaño a una yarda de la end zone, en la que dieron el balón al center suplente, reconvertido en RB y, por supuesto, todo acabó en desastre, fumble y balón perdido. ¿Por qué hacer eso cuando Roschon Johnson es un arma más que eficaz en jugada de línea de gol? Si las jugadas de truco de Ben Johnson en Detroit tienen un aspecto quirúrgico, ésta de Chicago fue de patio de colegio.

A pesar de eso, gracias a su defensa y al gran último cuarto de Caleb, Chicago se puso por delante a segundos del final y los Commanders tuvieron que afrontar una jugada desesperada de Hail Mary para buscar el milagro de la victoria. Y sí, el milagro sucedió. Y aunque existe un enorme componente de suerte en esta jugada, también hay una explicación para que tuviera éxito: Primero, que los Bears solo dejaran tres jugadores en el Pass Rush en vez de enviar Blitz. Que dejara un espía. ¿Un espía para qué, por si Jayden Daniels corría más de 50 yardas? No tiene sentido. Y, por último, que los siete en cobertura –incluido un Stevenson despistado, burlándose de la grada cuando ya se había producido el snap–, atacaran un balón que se había quedado corto y caía a dos o tres yardas de la End Zone. Irónicamente, Stevenson, el que estaba riéndose del público, el encargado de hacer el box out a Noah Brown, es quien desvía el balón y lo deja flotando en el aire lo suficiente para que caiga plácidamente en las manos de Noah Brown, solo en la End Zone sin oposición. Todo lo hicieron mal en esta jugada los Bears y el resultado fue un touchdown imposible, en el que Jayden Daniels retuvo el balón 12,79 segundos (récord de la NFL desde que se registra la estadística) y recorrió 40,7 yardas en su scramble, antes de lanzar un Ave María de 52 yardas, que obtuvo respuesta de los cielos, acabó en touchdown y en victoria para los Commanders, que mantienen el liderato de la NFC Este.

*Mención especial en el apartado de mejores rookies de la jornada a un Bo Nix, que tuvo su mejor partido desde que está en la NFL y la victoria no fue solo responsabilidad de la defensa y el juego de carrera de Denver, Nix marcó la diferencia y cuatro touchdowns.

La Decepción de la Jornada: Los Baltimore Ravens

¿Cómo un equipo que es capaz de jugar tan bien se puede dejar tantos partidos contra rivales teóricamente inferiores? El pico de juego de Baltimore este año parece incluso superior al de temporada pasadas, y mira que eso es difícil, pero la llegada de Derrick Henry ha elevado el techo del equipo. Cuando los Ravens imponen su plan y su estilo, tienen un aspecto absolutamente imparable. El problema es cuando eso no pasa. Cuando van a remolque y cuando les sacan de su plan, se olvidan de lo que les funciona. Es caer en errores del pasado. Porque Lamar Jackson jugó bien pero perdieron. Igual es porque Henry solo tuvo 11 acarreos en todo el partido o quizá porque los Browns ganaron la batalla en las trincheras… pero uno de los equipos que mejor juega de la NFL ya suma tres derrotas.

Capítulo aparte merece su defensa. Zack Orr no está encontrando la manera de que, aplicando la misma idea y el mismo estilo que McDonald proponía la temporada pasada, la unidad funcione al mismo nivel. Hay un asunto que debe preocuparle por encima de todo: el juego aéreo en el centro del campo, donde los Ravens son uno de los peores equipos de la NFL. La defensa de Baltimore se sostiene en su enorme capacidad para detener la carrera del rival, algo clave en la manera de jugar actual en la NFL. Pero con el centro de la línea defensiva y, sobre todo el fantástico trío que forman los LBs Roquan Smith y Trenton Simpson junto al Safety (aunque en realidad es mucho más que eso) Kyle Hamilton, muy pendientes de eliminar cualquier superioridad cerca de la línea de scrimmage, su espalda queda muy desprotegida. Cuando Baltimore juega en Nickel y Hamilton está a la altura de los LBs, la defensa domina las primeras yardas frente a los ojos del QB, ese territorio es propiedad de Roquan y de Hamilton. Pero mientras el año pasado la cobertura en el centro del campo, era una de las mejores de la liga, este año es de las peores y están permitiendo más jugadas explosivas entre los números que cualquier otro equipo de la NFL. El centro del campo es el mayor agujero pero no el único en una secundaria que, ahora mismo, es la peor de la NFL en yardas de pase concedidas (291,4 por partido), touchdowns de pase concedidos (17 en los que llevamos de temporada) y jugadas de pase de 15 o más yardas concedidas (40 en estas primeras 8 semanas). Y, esto es una obviedad, si los Ravens pretenden ser campeones, esto es algo que deben corregir con urgencia. Si te pasa esto en Playoffs contra Mahomes, Allen o Stroud estás muy condicionado.

Así que, por supuesto, los Ravens no dejan de ser uno de los mejores equipos de la NFL y su techo es tan alto como decir Super Bowl. No obstante, estos defectos, estas fallas en su defensa, deben ser algo de lo que se ocupen si no quieren exponerse a una decepción como la del año pasado en la final de conferencia.

Jugador de Equipos Especiales de la Jornada: Kalif Raymond

No suele ser muy habitual que un equipo anote 52 puntos en un partido cuando suma tan solo 61 yardas totales de pase. De hecho, los Lions este domingo fueron el primer equipo en conseguirlo en era Super Bowl. La explicación, además de por los 4 turnovers del ataque de Titans, está en la histórica actuación de Kalif Raymond en los equipos especiales: Retornó 5 punts para 190 yardas y 1 touchdown. Lo que significó, además de un retorno de 90 yardas para touchdown, que en cuatro posesiones el ataque de los Lions empezara cerca de la Red Zone (cinco si sumamos el retorno de kick off de Dorsey y cuatro más si sumamos los turnovers de los Titans). El ataque de Detroit prácticamente pudo tomarse el día libre porque en la inmensa mayoría de sus drive casi no tenía campo que recorrer. Y si en uno de esos drives que empezó muy atrás, Jahmyr Gibbs anotó un touchdown de carrera de 70 yardas. Queda claro el día tan plácido que tuvieron los Lions.

Raymond, por cierto, ex jugador de los Titans, añadió a sus 190 yardas de retorno y un touchdown, otras 14 de recepción y otro touchdown más en un día que difícilmente olvidará.

MVP de la Jornada: Jameis Winston

Es asombroso cómo un cambio de QB puede cambiar por completo la cara a todo un equipo. Los Cleveland Browns parecieron otros respecto a los que habían jugado el resto de partidos de esta temporada y Jameis Winston los lideró con un partido digno de MVP de esta semana. Winston firmó 334 yardas de pase y 3 touchdowns, con un buen puñado de jugadas explosivas y destrozó a los Ravens por el centro del campo y en profundo. Y lo que tiene aún más valor, lo hizo ya sin la que era la estrella del equipo, Amari Cooper y sacando lo mejor de Cedric Tillman, que jugó su mejor partido en la NFL.

Winston mejoró a los Browns en el juego y en lo que no tiene que ver con el juego, liderando un cambio de imagen y de actitud muy llamativo en unos Cleveland Browns, que fueron capaces de superar a uno de los equipos más en forma de la NFL, unos Ravens que llegaban con cinco victorias consecutivas.

MNF: Los Steelers están listos para algo más

Confieso que, por primera vez en varios años, veo a los Steelers capacitados para algo más que su perenne estar por encima del 50% pero irse a casa a las primeras de cambio. Pittsburgh no gana un partido de Playoffs desde 2017 y llevan instalados en ese limbo de ser capaces de conseguir récords positivos cada año, pero incapaces de competir cuando llega la lucha por el anillo. Esta temporada, especialmente estas dos últimas jornadas con Russell Wilson a los mandos, los Steelers demuestran tener una marcha más, una que les lleve más lejos esta temporada.

Su defensa sigue rindiendo a un nivel óptimo y anoche volvió a limitar mucho al ataque rival, en este caso al de unos Giants que pudieron mover el balón pero les costó mucho concretar cuando llegaban a la End Zone. Una vez más TJ Watt apareció en el momento decisivo para protagonizar la jugada clave, en la que firmó un strip sack a Daniel Jones y recuperar él mismo el balón y evitar cualquier opción de los Giants de empatar el partido.

En ataque, con Wilson ha aparecido la fluidez, su capacidad de empujar el balón en profundo y fuera de los números y su precisión en jugadas explosivas, ha puesto a funcionar al cuerpo de receptores. Van Jefferson tuvo una noche excelente y hasta 8 receptores distintos recibieron pases del veterano QB, aunque de nuevo fue George Pickens el más destacado, con una recepción clave de casi 30 yardas, que precedió al field goal que certificó la victoria. Ese juego de pase se ha elevado con la presencia de un Wilson, que está mostrando su mejor versión en años y cuya presencia potencia un ataque en el que Najee Harris ha dado también un salto de calidad y se volvió a ir por encima de las 100 yardas, consiguiendo más de 6 por intento de carrera.

Este equilibrio en ataque, este salto en agresividad y capacidad de producción, unido a una defensa que ya había demostrado ser más que competente, coloca a los Steelers en el liderato de la siempre difícil AFC Norte y les postula como un equipo que, por primera vez en años, tiene la capacidad de avanzar en Playoffs y de poder jugar de tú a tú ante cualquiera. No se puede descartar a unos Pittsburgh Steelers que ahora tienen algo más que su acostumbrada solidez, esta vez tienen algo más y pueden llegar más lejos de lo que nos tienen acostumbrados los últimos años.