Cuántas veces hemos escuchado o leído eso de que todos somos nuestras decisiones a lo largo de la vida, nos encaminamos a este o aquel lugar laboral, a esta o aquella situación personal, entronques sociales y demás devenires que condicionan lo que somos finalmente debido a nuestras elecciones, eso sí, en los ámbitos a los que nos circunscribimos que al final determina nuestros posibles, porque esta es otra limitación. Llegado a momentos o situaciones, cuando toca elegir entre opción A u opción B o resolver problemas, aunque lo hagamos inconscientemente, lo llevamos a cabo por todo lo que vivimos y, por supuesto, con un alto componente de talento innato producto de un ADN insoslayable. Y esto se da en el ámbito que sea, porque el talento no solo es propio del Deporte u otras artes, lo es de cualquier ámbito profesional en el que nos movamos. Se nota, además, cuando en colectivos u organizaciones todo fluye mejor con este o aquel jefe o coordinador, cuando hay quienes que, ante un entramado de complicaciones planteadas, son capaces de despejar la X de la ecuación, focalizar o centrar la atención en un punto clave del problema para que este se resuelva fácilmente porque todos en esa organización saben adónde ir.
Y esto pasa habitualmente, pues ante tantas variables de un complejo problema ves quienes se pierden en resolver cuestiones secundarias sin separar o aislar la trascendente o primaria, y el tiempo que se pierde junto con un ineficiente desarrollo de funciones propias, nos lleva a resultados negativos. Y toda esta perorata para llegar a donde estamos en estas alturas de competición, las Finales de Conferencia. Si en deporte profesional, esa X de la que hablamos se traduce en una palabra: ‘ganar’, es evidente que todas las acciones de cada equipo deben ir dirigidas hacia ese fin, sin perdernos en otras disquisiciones del camino, ya sabemos: más posesión, más jugadas, más pases, más carreras, más yardas por aire, más yardas por tierra, mejor porcentaje de pases, etc…Aunque hay opinadores que disienten de esto y entienden que el deporte es como un espectáculo de una obra de teatro o cine cuya finalidad es divertir, entretener y hasta fascinar al espectador, lo cierto es que el deporte profesional se traduce en una pugna o lucha donde la finalidad no es entretener aunque lo lleve implícito como consecuencia, sino ganar, no es un arte sino una competición dirigida a dar un trofeo al ganador. El arte conlleva disfrutar de todo el camino de principio a fin de igual manera, no así el deporte profesional donde solo el fin de cada acto (partido/juego) es lo que proporciona la felicidad plena al aficionado o espectador, competir para ganar. Eso es lo primero, después viene el resto. Y en esto llegan Mahomes y Hurts.
Ambos son los QBs que más claro tienen la X, porque todo lo que hacen en sus gestos, amagos, acciones, pases, carreras, y cualquier mínimo movimiento no va dirigido al lucimiento individual, a obtener un mejor porcentaje de pases o a procurar algo accesorio al fin primario de ganar el partido o competición. Y les da igual quien reciba el balón más o menos, tampoco tienen compromiso con ningún jugador, lo tienen con el equipo y resultado. Fijémonos por ejemplo en Mahomes. Su receptor predilecto es Kelce, pero en la final por la AFC tuvo solo 2 recepciones para 19 yardas. Tres Wide Receivers por delante de él, fíjense en los nombres: El rookie Xavier Worthy con 6 recepciones para 85 yardas; Hollywood Brown con 3 para 60 yardas; JuJu Smith Schuster con 2 y para 60 yardas. Y no lo es menos Jalen Hurts. Pensemos que donde todo se juega, los Playoffs, el receptor que más pases recibió en Eagles, finalizados Wildcard, Divisional y Final de Conferencia, no ha sido ni Devonta Smith ni AJ Brown, dos receptores estrella que bien serían WR #1 en muchos equipos de la NFL, sino que ha sido Dallas Goedert, tanto en recepciones como en yardas. Luego en ambos casos hay siempre una guía para la victoria, pasar al que mejor esté sin interponer el nombre del receptor. Por otro lado, si ambos participan en algo común es en la ausencia de preservar estadísticas propias, es como si hubieran superado esa fase y estén a otra cosa. Esas acciones que vemos en muchos QBs de aceptar indebidamente sacks para no lanzar el balón fuera, cosa esta que empeoraría su porcentaje de completos, es algo que está a la orden del día en la NFL. Al final uno debe decidir qué quiere, ganar o mejorar sus stats. Ambos Quarterbacks participan de esta característica común, hacer todo lo que se requiera para que el equipo gane lo que sea que esté en juego.
Eagles ganó a Commanders teniendo muy claro el camino: 36 carreras frente a 28 pases intentados. Que Washington tenía un problema contra la carrera era obvio, no en vano fue, en la temporada regular, el penúltimo equipo que más yardas de tierra consentía por partido, y eso lo vimos todos, todos menos Ben Johnson, cuyo ataque con Lions frente a Commanders llevó a cabo todo lo contrario: 40 pases frente a 23 carreras. Aún peor se dio en esta final por la NFC cuando a Washington le faltaba un hombre importante en la DL en general y contra la carrera en particular, como Daron Payne. Con esto, la carrera para Kellen Moore, Sirianni y compañía fue su principal motivación. Commanders sufrió 4 turnovers, y se puede aplicar aquí lo dicho en Ronda Divisional. Si entregas tanto el balón por cero de tu rival, la consecuencia suele ser la derrota. Un -4 de saldo de pérdidas en un partido, suele ser insuperable. De nuevo Hurts estuvo muy bien decidiendo no tomar sacks indebidos, lanzando el balón fuera y con pases de mucho mérito, pero en especial, el que marcó la primera parte, cuando con un 4º down y 5 yardas, 14-12 para Philadelphia y en la mitad del campo, pudiendo ponerse por delante Washington si impedía el completo, Jalen lanza un pase profundo de 40 yardas por aire, fuera de números y para una fade de AJ Brown. El lanzamiento fue excelente y a la vez un golpe a las aspiraciones de la primera mitad para Commanders. El resto fue historia de carrera y desgaste llevado a cabo a la perfección por unos Eagles que tenían muy clara su presencia en Nueva Orleans. La superioridad fue manifiesta y en Washington, amén de las bajas, se vislumbró cierto agotamiento propio de un equipo a madurar.
En el otro choque, el de la lucha por la AFC, sí hubo más historia que lo sucedido en Philadelphia. Tuvo mucha más porque había dos equipos ya hechos con casi todos sus hombres y que se conocen muy bien. Hubo tan solo un turnover, y un -1 de saldo de pérdidas de balón, se solventa sin problema, nada que ver con aquel -4. Ambos equipos tuvieron unas estadísticas muy parecidas, tanto en yardas totales, de pase, de carrera y hasta tiempo de posesión, incluso de sacks, lo que demuestra lo apretado del choque. Hubo detalles finales que decidieron el partido, stops clave por la defensa de Chiefs, alguna más discutida que otra, pero sí se vio, en general, que el equipo de casa parecía más enganchado al encuentro. Sinceramente Bills no se lo creía tanto, pases de mucho mérito por Josh Allen sacando algún tercer down y largo importante, y algún que otro drop. Pero ese 4º down final, con 2 min para acabar el partido, en la mitad de campo acabó por decidir el duelo. Aquí sí, Spagnuolo lanzó un blitz justo por donde preveía que sería el movimiento de Allen pero a la vez donde más duele a Bills, al roll out de derechas del QB de Búfalo. Justo en esa jugada Josh Allen tenía disponible la orbit de Khalil Shakir, a su izquierda, pero el blitz fue lanzado tan bien que apenas dispuso de tiempo para ese check down.
La jugada es muy buena, porque ataca la zona de Kansas con un receptor y la propia Orbit contra una sola cobertura, por eso si Allen se da cuenta de esa defensa en zona, es probable que lo hubiera contemplado. Curiosamente esa jugada ya la vimos en la semana 11 cuando se enfrentaron en la temporada regular, pero ahí tuvo más tiempo. El DC de Chiefs no lo iba a volver a dejar libre. Curioso el hecho de que fue Mahomes el quarterback que más corrió, por encima de Allen, y lo hizo bastante bien en ese aspecto, siempre apurando la jugada, siempre agotando la última lectura. En ese 4º down Kincaid tuvo el balón en su regazo, pero se desprendió de él, un drop indebido y una recepción que debió de completar. Reid, Spags, Mahomes, Kelce y compañía se hacen con el trofeo Lamar Hunt por tercera vez consecutiva, y esto es muy difícil. Estar en esa posición tantas veces seguidas, completando 7 finales por la AFC también consecutivas, es propio de los elegidos y donde tiene que cuadrar el círculo perfecto de Staff, QB excepcional y una buena plantilla.
Y ahora nos llega el mismo Súper Bowl de 2023, con aires de revancha por parte de unos Eagles que habían planteado un buen partido con un gran Hurts echándose el equipo encima. Pero aquí vuelve Mahomes y no veo a nadie con su capacidad, como ya tantas veces dije, de gobernar los partidos y en especial los finales de cada encuentro. No hay otro quarterback igual en talento y que además maneje tan bien todas estas situaciones y cuenta con uno de los mejores combos HC ofensivo/DC que recuerdo, sumando a Nagy que de OC cambia su dimensión para mejor, pero sin olvidar que se enfrentan a la mejor plantilla de toda la competición y a la mejor defensa. En aquel 2023, por las casas de apuestas se daba como favorito a Eagles -1.5, ahora según FOX, siendo muy temprano aun y a esperas de correcciones futuras, se da a Chiefs con el mismo -1.5. Hablaremos más de las claves, pero déjenme soltar y anticipar 2 cosas importantes.
Philadelphia es un equipo que se mueve a base de big plays (ofensivas y defensivas) y que rompen al rival incluso cuando más cerca se pone del marcador, contener esas big plays debe ser obsesión de Spagnuolo. Por otro lado, y desde el punto de vista de Sirianni, no tendría otra obsesión que la presión y evitar que Mahomes piense y se mueva. Parece una obviedad, pero no hay otra, el QB de Kansas siempre tiene plan B, pero la DL de Eagles no va a ser la misma que la de Bills, y eso lo sabe Andy Reid. Patrick se vistió de corredor en esta ocasión, como en otras de pocket passer o en otras muchas de QB móvil en la búsqueda de ángulos para el pase. Es tal la variedad de trajes a los que nos tiene acostumbrados que casi ya lo pasamos por alto sin darle la merecida importancia. Si comparamos ambas plantillas, o si se quiere cualquiera de la NFL, pocas resisten el 1vs1 con Philly y eso es lo que pondrá sobre la mesa Eagles. Como digo, habrá tiempo para desgranar este enfrentamiento, pero quede esto dicho, por si acaso.
CAMBIOS NECESARIOS
Por otro lado no quería dejar este artículo sin hablar de 5 cambios importantes de entrenadores que han tenido lugar en esta postseason:
Pete Carroll a Raiders. Un gran entrenador líder por el que siempre he sentido debilidad, dominador y controlador de todo en un equipo y que trae un pedigree sobresaliente con 2 títulos de la NFC y un Lombardi. Tratará de darle mucho sentido común a esa franquicia que es lo que necesita, además de algo de talento, y con tiempo estará bien entrenada, con mucha seriedad defensiva que permitirá a Raiders competir más de lo que lo ha hecho estos últimos años. Sacará mucho de sus jugadores pero sobre todo lo que se espera es lo que ha hecho toda su vida, competir, poner a su equipo en la posición de competir de verdad por cosas.
Josh McDaniels vuelve de OC a Nueva Inglaterra, bajo la dirección de Mike Vrabel y con el propósito de volver a hacer un ataque fluido con otro pocket passer de quarterback. Lo hará en una segunda juventud con más experiencia y en una organización que contará con un sistema, que no le son nada extraños, con carrera y talento en el pasador. Creo que los movimientos son buenos por parte de Patriots, tienen toda la lógica del mundo, solo falta llenar de talento esa plantilla, porque lo que Josh tuvo entre manos en estas dos décadas fue siempre, al menos, un puñado de jugadores tremendos, con un entrenador generacional, como el QB.
Aaron Glenn regresa a la franquicia que lo drafteó y esta vez lo hace de HC. Si algo va a aportar Glenn a Jets va a ser un liderazgo indiscutible, una reconducción de malos hábitos, y sobre todo una importante orientación del equipo a ganar por encima de las dificultades con grandes conocimientos de estrategia defensiva así como una gran habilidad para conectar con los jugadores, y esto último no es poca cosa. La unión de los jugadores con el Staff debe ser clave en estos Jets que cuentan con una plantilla con talento y que fue la casa de Glenn. El bueno de Aaron sabe que la unión de jugadores puede dar la vuelta a una franquicia, lo comprobó en Detroit.
Liam Coen como Head Coach de Jaguars, llega después de una temporada regular muy buena con un Tampa Bay mermado durante muchas semanas por lesiones, lo que le da mucho más valor a su dirección deportiva. Coen llega con un buen curriculum de entrenador ofensivo, en especial durante sus años con Rams pasando por puestos de asistente en Quarterbacks, Wide Receivers y ya en su último año en L.A. como coordinador ofensivo que, aunque ese protagonismo lo asumía Sean McVay, coadyuvó a ese ataque multidisciplinar en el diseño y planteamiento de esquemas de ataque, elogiado en no pocas ocasiones por su HC, para terminar el año pasado en Bucs con los mandos de ese ataque que llevó a Playoffs. Jaguars necesita un orden ofensivo en una plantilla que cuenta con un Quarterback de talento, demostrado a cuentagotas, pero elegido en el pick número 1 del draft de 2021. Se espera que ese ataque y, sobre todo, sus receptores, tengan separación sin ser necesariamente por habilidad individual y sí por ruta y diseño, para colocar a Trevor en la mejor posición posible. No hay otro objetivo primario que situar a ese QB de punta de lanza del ataque, cosa que antes fue absolutamente imposible.
Y me dejo el cambio más esperado para el último lugar. Ben Johnson va a Bears para hacer, de un roster con talento en individualidades, un equipo en mayúsculas. El reto es ese, porque para seguir cómo está, bien valía Eberflus o Nagy. Y se va contando con todas las bendiciones de la propiedad para conformar un staff a su gusto, plena libertad de elección. Llegó con palabras retadoras para la división y en especial para Matt LaFleur, además de agradecimientos a Detroit y en especial a Dan Campbell. Aterriza en Chicago con muchas influencias de su ex HC y con la incógnita de si sabrá gobernar equipos complejos en todas sus dimensiones, como corresponde a un entrenador en jefe o se va a quedar en la dimensión de buen OC como tantos otros, en especial, como el retornado Josh McDaniels. Su otro reto es mover ese ataque y hacer de él lo que no es y no ha podido ser con Caleb Williams soltando el balón en tiempo y fluyendo en un ataque que me espero inesperado y muy diverso. El reto es grande pero hay materia con la que trabajar, eso que ha ganado.
Ya no queda nada, el Super Bowl se nos echa encima en menos de dos semanas. Se viene el show previo, vaticinios, juras y encuentros para reírnos de lo que va a ser el encuentro entre los 2 mejores de la competición, los dos que supieron ganar en los momentos que tocaba. Feliz semana.