Cómo un cuento de héroes o una novela de superación y supervivencia, el liderato por la NFC se está transformando en una de las batallas duras de los recientes campeonatos, pero a la vez de las más poliédricas. Un equipo ha puesto sobre la mesa el As de picas, sin pudor, sin pensar en las consecuencias, sin nada que perder y jugándose la mano con las cartas boca arriba. Philadelphia Eagles quiere tomar el liderato de la conferencia con Saquon Barkley alzando el estandarte de la NFC. El as de picas tiene su origen en escenarios bélicos, carta muy utilizada por las tropas americanas en guerras como la de Vietnam. Era muy habitual que los soldados llevaran el as de picas en sus cascos y que dejaran la carta encima de los cuerpos sin vida que dejaban a su paso, incluso en varias ocasiones los aviones lanzaban cartas desde el aire con la intención de despejar la zona de fuerzas rivales que al verlas y saber el significado, provocaba su huída. Fue tanto el uso que se le dio a la carta con el as de picas, que se fabricaron barajas enteras donde la única carta era el as de picas.
Estos hábitos han llegado a convertirse en una tradición haciendo uso de dicho As como símbolo de muerte y aniquilación para enemigos, bandas callejeras, narcotraficantes, y otros que se suelen tatuar el as de picas para dar a entender que son capaces de llegar al más mortal y sádico de los actos humanos. El valor que se le da al as de picas es tan grande en clubes de moteros americanos, que en muchas ocasiones llevar un parche con un as de picas significa que están dispuestos a matar por defender a los miembros de su club y al propio club hasta el final. Esto es lo que ha hecho Philly, desparramar Ases de picas por la NFC. Normalmente quien no es líder tiene menos que perder destapando sus cartas. Se mueve bajo el manto de la pretensión de provocar pasos en falso de sus rivales, temores y sobre todo, la duda. Es la tan habitual agitación del árbol para que los frutos caigan por su peso de tal forma que otros que están en su misma posición clasificatoria o por encima de ellos, jueguen sus partidos menos sueltos, sabiendo que al primer fallo, están ellos listos para caer encima. Es la democratización de la presión, que todos la sientan. El seed 1 de la NFC está por ver. Esto que ha hecho Eagles con Saquon de pica, lo ha hecho también Detroit no levantando el freno en partidos que tenía ganados, eso sí, con una actuación más coral, pero arrasando siempre que puede en el marcador para trasladar a los demás ese mismo temor. No en vano, llegando casi a tres cuartas partes de la competición, solo dos equipos superan los 30 puntos de media por partido: Lions con 32,7 y Ravens 30,4. Detroit reparte su As de picas con varios mensajeros y con otras formas.
El mazo de Philly ha sido claro y evidente, poniendo en este último partido contra RAMS, más de 300 yardas de scrimmage sobre la mesa. Pero que el ruido de Saquon no tape el que hace AJ Brown o la defensa de Eagles que es la que menos yardas consiente por partido y la sexta que menos puntos permite. Hay un despertar en Nakobe Dean, no es poca cosa, el linebacker que atrajo ojos en su última temporada en la Universidad de Georgia ganando el Butkus award al mejor linebacker, ahora sí, empieza a aportar cosas. Pero sobre todo cuenta con un ventaja sobre el que es actualmente seed 1 en la NFC, los Detroit Lions, pues su división es menos competida que la NFC Norte. En la NFC Este, Dallas y NYG están a otra cosa. Sólo Washington podría poner una piedra en el camino despejado de Philly. La exhibición de Saquon y compañía en el Sofi Stadium fue un golpe sobre la mesa con lema: “Hemos llegado”. Solo le veo una quiebra, los 30 toques por partido de su estrella y que ello pueda desembocar en una lesión inoportuna a final de temporada, cuando se juega todo el pescado. Y como dije antes, Eagles ha puesto todas las cartas sobre la mesa sin importar consecuencias, van a todo sin miramientos y desde luego, esa posibilidad, ni les hace mirar atrás ni les detiene en su objetivo para el final de la temporada regular: ser el número 1 de la NFC y ahorrarse el partido de wild card.
El Norte no falla
Si hay una división que, en estos casi tres cuartos de competición, no ha fallado, es el NORTE de la NFC. Detroit 10-1, Minnesota 9-2 y Green Bay 8-3 van a protagonizar la inminente lucha encarnizada por la división. La división NFC Norte es la primera desde la realineación de 2002 que tiene 3 equipos con 8 o más victorias en las primeras 12 semanas de competición. Y no puede haber otro más beneficiado que Philadelphia que lo verá todo desde el graderío a ver cuánta sangre derraman en la arena esos tres. Apartarse y ver. Eso hará Eagles. Solo una cosa no le beneficiaría al líder de la NFC Este: que ganara todo Detroit al que le quedan 4 enfrentamientos divisionales de los que 3 son en casa (Chicago, Green Bay y Minnesota) y uno fuera (Chicago). Ganar todo en una división del nivel actual de la Norte es algo harto difícil. Estas dos semanas son clave para ello, en el Ford Field Detroit recibirá de forma consecutiva a Bears y Packers. Mucho se decidirá ahí.
Este jueves en día de acción de gracias vendrán unos Bears que han estado a punto de dar un disgusto, tanto a Packers hace dos semanas con un field goal fallado a segundos del final que le hubieran dado la victoria y esta semana contra Minnesota llevando el partido a tiempo de prórroga con un arreón final del tiempo regular del partido que alteró el control que tuvo Vikings. A estos les ha venido de maravilla la recuperación de Hockenson para el gobierno de los partidos, la madurez de talento que ha logrado Jordan Adison cuando Jefferson no está o tiene demasiados rivales preocupados por su existencia y Aaron Jones que cumple los 30 años en unos días y ha entrado en una segunda juventud. El juego del RB es clave, las yardas de más que consigue son oro molido y el daño que provoca en el rival cuando debe elegir entre la amenaza por aire de Adison-Jefferson-Hockenson o la carrera del #33, da mucho para controlar los partidos. En este último encuentro divisional contra Chicago, Sam Darnold recuperó parte del brillo de las primeras semanas de la liga regular y que había perdido en las anteriores. Completó un partido bastante limpio. Chicago lo intentó al máximo, y lo jugado por Caleb Williams, sería perfecto si no fuera por vender la prórroga muy barata al entregar el balón cuando con un 2&9 lo retiene más de la cuenta, se recrea andando para atrás tratando de buscar algún hueco, no se deshace del oval y sitúa al equipo en un 3&26 desesperanzador. Mala decisión del rookie pero que le servirá de aprendizaje, o eso esperamos.
49ers en Green Bay
Suceden a menudo en la NFL, a diferencia de otros deportes, cambios drásticos en dinámicas de equipos de una temporada a la siguiente, no es algo extraordinariamente extraño de ver. Este deporte está al albur de lo que sucede con lesiones más comunes que en otras disciplinas y que condicionan una temporada, pero sobre todo con la capacidad del entrenador de paliar los efectos negativos de esas lesiones y seguir en la lucha por competir. A los niners le han sacudido lesiones y en momentos difíciles, pero a otros equipos también. No sé si ha sorprendido o no lo mal que ha encajado todo San Francisco. Es cierto que es un equipo al que le corren mucho, con una OL frágil, y como siempre he dicho, la posibilidad de separarse por habilidad en la recepción era cosa de Aiyuk, los demás o lo consiguen por velocidad o no lo consiguen o van al 50/50 como Jennings. El entrenador no es capaz de sacar soluciones de lo que sigue siendo una buena plantilla a pesar de ciertas bajas clave. Con todo esto, con bajas del QB, donde su reemplazo dista mucho de ser alguien capaz de competir, del consabido Aiyuk, pero sobre todo de Nick Bosa, fue un juguete en las manos de Green Bay y si hay alguna franquicia a la que le guste jugar con equipos maltrechos es a Packers cuando sus jugadas son siempre en profundo, amenazando big play en el pase y Jordan Love está acertado; estira tanto a los rivales que correr con Josh Jacobs lo hace más sencillo. Packers hizo añicos a 49ers. Como ya dijimos en otras ocasiones, es el boom or bust de su HC, su camino no cambia, tenga lo que tenga delante o los jugadores disponibles.
Kansas City: La parte positiva
Chiefs va al ralentí como cualquier coche que se mantiene en mínimos de encendido de motor, a bajas revoluciones y sin acelerar. Pero algo positivo tiene el tran-tran de Kansas, y es que uno aprende a vivir en la igualdad y prudencia de los partidos. El riesgo de ganar la liga regular con un sinfín de victorias sobradas es más que evidente, no te acostumbras a pelear el resultado y cuando te enfrentes a equipos que sí te lo pueden provocar, debes tener cierta habitualidad en ese riesgo (más allá de uno o dos partidos) para que tus jugadores se sientan cómodos en esa pelea. Vivir en la comodidad de gestionar resultados holgados donde el equipo contrario, llegado el 4º cuarto, no hace otra cosa que volar el balón, no es lo mismo que alcanzar ese último periodo y tener que gestionar, por el QB y por el HC, el balón, las jugadas de ataque y la defensa. Cuando Chiefs vive y juega al límite cada partido, no hace otra cosa que aprender y acostumbrarse a pelear cada pulgada, a tomar pequeñas decisiones que decantan resultados por lo apretado del marcador y a ganar en el alambre. Es cierto que también, con ello, estás más cerca del fracaso pero con un récord de 10-1, los de arrowhead se lo pueden permitir y con Mahomes, más. Todo lo contrario que la confianza de Detroit, y desde luego me tomaría muy en serio lo de verse en situaciones de competir de verdad en los últimos y decisivos momentos de cada encuentro, en entrenarlo muy seriamente si es que se puede entrenar la competición de verdad, cuando la gota baja por la sien, todo el mundo del Football te observa y el marcador pende de una decisión. A eso no está muy acostumbrado Lions, más allá de sus partidos contra Minnesota y Houston.
Steelers: Cuando toca ganar…
Pittsburgh sigue siendo el líder de la AFC Norte, pero menos. La ventaja de Steelers es que está acostumbrado a pelear partidos que se sitúan al borde de la derrota, pero esta vez perdió contra un rival divisional, los Browns. No es tan fiable como Chiefs y un partido que debía ganar, lo perdió. Jameis Winston hizo su magia psicópata para que, con nieve arreciando durante el partido, se volviera de su lado y en un cuarto down donde Pittsburgh no defendió los sticks correctamente en una pick play por parte de Cleveland, les permitió avanzar y finalizar el encuentro. Con Pittsburgh últimamente pasan dos cosas: ningún partido está lo suficientemente controlado y cuando está en una situación de ventaja ganando partidos pero tiene la oportunidad de dar un salto para situarse en un escalón de confirmar serias aspiraciones a algo más que a Playoffs para separarse de su inmediato rival, pega un petardazo y da vida a Baltimore borrando de un plumazo su virtual colchón de espacio que ya no disfruta en la AFC Norte. Aun tiene en sus manos todo, pero el calendario no es nada favorable. Toca apretar más que nunca; en el horizonte Baltimore, pero antes Bengals, Browns e Eagles. Veremos la personalidad de este equipo.
La obsesión “J”: Los Harbaugh
Jack Harbaugh, el padre de los hermanos que son entrenadores en jefe de la NFL, se casó con Jacky, y tuvieron 3 hijos, John, Jim y Joani. La obsesión por la “J” por parte del padre intentó ser seguida por Jim que le dio dos nietos, Jay y James, con nombres que también comenzaban por dicha letra para luego romper la filia u obsesión por la décima letra del abecedario con su otra hija, Grace. Hay cierto cariz de comportamiento obsesivo por las cosas, de que todo encaje en ciertos sistemas y por supuesto, de perfeccionismo que ambos llevan y han llevado a su vida profesional. Es la tercera vez que los hermanos Harbaugh se enfrentaron como entrenadores de la NFL, pero la primera desde el Super Bowl 47 en 2013, cuando los Ravens vencieron a los 49ers, 34-31 en New Orleans. El otro partido de la temporada regular tuvo lugar la noche de Acción de Gracias en 2011, a la que nos acercamos esta misma semana. Los Ravens vencieron a los Niners 16-6 en Baltimore en aquella ocasión. Jim Harbaugh dejó San Francisco después de la temporada 2014 para hacerse cargo de su alma máter, la Universidad de Michigan. Harbaugh entrenó en dicha universidad durante nueve temporadas y ganó el título nacional la temporada pasada antes de ser contratado por los Chargers.
En palabras de Jim: "Quiero a mi hermano y daría mi vida por él, pero no le permitiría ganar un partido de fútbol", muestra lo serio que se toma cada partido. John Harbaugh ya había dicho con anterioridad a este Ravens-Chargers, que rivalizar con su hermano es complicado, porque a veces sus equipos son imágenes en el espejo del otro. El partido duró lo que quiso que durara Baltimore y Lamar. Un partido complicado para Ravens pero que, como hacen los grandes equipos, aunque el resultado pueda parecer más justo de lo esperado, fue gestionado por los de John. Algunos drops de Quentin Johnston fueron piedras en el zapato para el equipo local, de los que varios eran primer down fácil. Justin Herbert lucha menos este año contra los elementos, pero aun debe seguir haciéndolo. Algunos ya critican a Jim por no haber dado armas a su QB pero la mejor arma, sin duda, Joe Alt y el propio HC. Hay esperanza para Chargers.
Comienza la semana 13 de competición con un jueves de acción de gracias que nos da tres partidos de NFL. Una de mis semanas favoritas de competición. Football en horario asequible para los que pastamos en Europa. ¡Feliz semana!