Cómo decía Pablo Neruda, la felicidad son solo momentos, no hay un estado permanente de felicidad. El ser humano es demasiado complejo como para mantener una línea contínua en un determinado estado emocional. Sucede habitualmente, en el fan de deportes de equipos y en especial de la NFL donde todo puede cambiar en periodos muy cortos de tiempo, que los sentimientos con su equipo están a flor de piel. Cualquier arañazo por mínimo que sea, molesta, busca explicaciones fáciles para derrotas que así permitan a su mente estar tranquilo y tiende a no disfrutar del momento pensando que, si no gana el campeonato o que, sin tener opciones reales de ganarlo, lo percibe como una causa para no tener más esperanzas que simplemente ver el Football de su equipo por su cariño y afición al mismo. Pero al margen de todo lo dicho, se tiende a buscar la felicidad en el deporte vinculándola a la consecución de objetivos ulteriores, sean estos alcanzar el Super Bowl, la final de Conferencia, alcanzar Playoffs, liderar la división, siquiera tener un récord positivo o al menos mejorar el de la temporada anterior; solo consiguiendo esos objetivos seremos felices con nuestro equipo. Pensemos en dos escenarios.
Escenario A): equipos que juegan mal o digamos de forma poco satisfactoria mientras el fan lo ve, pero ganan lo suficiente como para calmar el espíritu deportivo; equipos organizados, bien entrenados que ganan partidos pero que no conmueven al aficionado. Realmente están vinculando su felicidad a la consecución de ese objetivo más a largo plazo; si se consigue, tendrán ese momento feliz; mientras, no tanto. Realmente lo que vemos es que un momento de mucha felicidad, si se consigue, puede amortizar ese sentimiento de indiferencia emocional que se tuvo durante la temporada con su equipo.
Ahora pensemos en un Escenario B): equipos que realmente emocionan al aficionado, ganan también partidos, a lo mejor más que aquellos otros del escenario A aunque no consigan aquel resultado final superior en valía, pero donde cada encuentro es una fiesta en tanto en cuanto el fan vibra con su franquicia por una más que correcta ejecución que les emociona y que a la vez promete la posibilidad de alcanzar objetivos excepcionales. Estos no vinculan su felicidad a un objetivo posterior por cuanto están teniendo esos momentos felices que no se deben ignorar. Con todo ello este último grupo de aficionados están teniendo más momentos felices durante la temporada que aquellos que tendrán uno, muy feliz eso sí, pero efímero al final. Incluso ganando un Super Bowl, esa felicidad no es eterna, pasa más rápido de lo que uno se cree, enseguida está otra temporada ahí y al final hoy reconocemos a aficionados tristes, de equipos que ganaron muchos Lombardis. Por lo expuesto, no deberíamos condicionar nuestro estado de felicidad, de satisfacción, a la consecución de un objetivo futuro que puede o no puede suceder; el aficionado debería disfrutar del viaje, no de su final, de cada victoria, no debe ignorarla, no debería ni evaluarla, porque siempre habrá momentos cuando no se gane y entonces sí habrá motivos para no ser feliz.
No ignoren la victoria, disfrútenla con independencia del estado de su franquicia o de si, a mitad de temporada, no se cumplen objetivos. Acumulen momentos felices, no lo posterguen todo a un hito determinado e incierto. En la NFL cada ‘W’ es demasiado valiosa como para ignorar el sentimiento que provoca, salvo que la soberbia nos gane el envite. Entonces sí, es momento para revisarse.
La felicidad anestesiada: Josh Allen@Rams
Pero además de lo ya dicho debe existir también esa felicidad, incompleta probablemente, que es perder encuentros pero emocionando al fan del mismo equipo o casi diría yo de cualquier franquicia de la NFL. Eso que vivimos viendo el Bills@Rams. Dos equipos jugando a calzón quitado, de los partidos que uno se sienta a ver porque nos atrae el Football que despliega McVay contra Josh Allen, sí, los dos mejores de cada Franquicia. El QB de Búfalo, candidato a MVP de la temporada regular, refleja sobre el campo demasiadas cosas buenas como para ser ignorado aun en la derrota. Ha perdido, pero da igual; lo expuesto en el campo con 3 TDs de pase y 3 TDs de carrera, deja un rastro de gesta inaudita hasta el momento, pero sin olvidar que él mismo es un despliegue de talento y liderazgo a cada juego en el que está presente. Me pongo en el lugar del aficionado a Búfalo y no puedo tener en la cabeza otra cosa que no sea una idea: “¡Qué equipo tenemos, como juega a esto y qué suerte contar con Josh Allen!”. Todo lo que no sea este sentimiento, me patinaría, e insisto, aun perdiendo. Aquí Josh Allen lo fagocita todo, su juego condiciona el del equipo, él es el equipo.
Por el contrario, Rams es la fuerza con talento disipado en varios jugadores. Desde un Stafford magnífico, pasando por Kyren Williams, el juego desde el backfield de McVay, Kupp y hasta llegar a una de las perlas de esta liga que es Puka Nacua. Puka es el receptor 1 de esta franquicia por si hubiera alguna duda. Cuando es necesario un primer down imposible o complicado, Stafford lo busca. Este chico es capaz de separarse en ruta por habilidad como hacer de receptor de posesión, luchar los 50/50 y bajar lavadoras para conseguir el down. Además añade a todo esto su talento desde el backfield, ya sea en carrera como en screens pero también su capacidad para ir a los bloqueos. Sano, está a la altura de cualquier WR top 5 de la NFL. Lejos de su buena producción con las lesiones sufridas - 8 partidos para 708 yardas (90/partido)- está la importancia de sus actuaciones, para cada momento trascendente en el partido, Stafford lo tiene como primer target. Ayer no fue la excepción para terceros downs que acabaron por decidir el encuentro. Con McVay todo empieza en el backfield, no así con McDermott, no hubo ayer Ray Davis; no recibió ni un toque aunque estuvo el 33% de los snaps. Él y Cook eran los protagonistas en el juego de carrera por encima del propio Allen. Partido inmenso que nos recuerda a aquel entre Rams y Chiefs, con defensas ausentes y unos ataques de los que gusta sentarse a ver. En Buffalo echan de menos al WR rookie de Keon Coleman, no solo por lo que recibe, sino por las yardas de carrera que puede ahorrar a Allen. Este es el baja-lavadoras de Búfalo. Normal que se eche de menos.
Vivir es fácil con los ojos cerrados: Chiefs
Vivir es fácil con los ojos cerrados es una película escrita y dirigida por David Trueba con Javier Cámara de protagonista que refleja lo importante que es la dignidad a la hora de enfrentarse a la vida y que nunca hay que tener miedo, porque, como decía Antonio en la película: “la vida es como los perros, si te huelen el miedo, se te tiran a morder”. Y a Kansas no le huele el miedo ni un sabueso porque siempre se hace parecer mejor de lo que realmente es. Y es que no puede ser casualidad vivir en el alambre y ganar siempre, o casi siempre. 10-0 es su récord en los partidos que se deciden con no más de una anotación. No debemos ver una simple coincidencia en eso, sino un hábito, pero a la vez un aviso para todos. Si se llega a un final apretado, Chiefs tiene las de ganar porque no hay quien gobierne finales de partido como Mahomes y Reid. Y eso lo supo Bills hace unas semanas jugándose un cuarto down loco que acabó dando la razón a la franquicia, a Allen y a McDermott. Lo mejor es cerrar los ojos, no ver el juego que se despliega y seguir creyendo que se puede ganar el partido, cualquiera que fuere el rival. La confianza está ahí y si a ello sumamos el talento indiscutible de Patrick no hay discusión posible.
Chiefs está jugando mal, no es un juego que atraiga a nadie, pero ya se ha convertido en esa franquicia que todo rival odia porque no entiende la realidad, no pone el buen juego como argumento para ganar, sino que sabe lo que tiene que hacer, a pesar de no reunir tanto talento. Con lo justo ganan. Su argumento es fácil, no tengo tanto talento, o mis talentos no están en tan buena forma para desplegar un gran juego, y por ello debo llegar a finales ajustados y dejar a Mahomes que tome las decisiones que conduzcan a la victoria. Y eso no es poco. Cualquier Franquicia que jugase de esa manera, sin el QB de Kansas, perdería el 99% de los partidos. En cualquier caso, mejor no tentar a la suerte e ir poniendo en forma a su gente. En esta semana se ganó ante un buen equipo por un tiro al palo. Es cierto que Kelce sin producir lo de otros años, su intervención siempre es de calidad para ganar primeros downs clave. En defensa el paso delante de Bolton es indiscutible, tanto detrás de la Línea como de Blitzer. Por su lado, Chargers opone pero aún le falta madurez y absorción de todo aquello que quiere Jim Harbaugh, incluso su kicker en un despeje fallido dando salida a Kansas en el drive defintivo, desde la yarda 40, son cosas propias de la falta de un hervor a una franquicia con talento. Chiefs es lo que es, un monstruo que solo sabe ganar, lo demás es secundario.
El segundo Bye de Detroit
Quien hace unos años viera a Lions echando cuentas por ser seed 1 de la Nacional, poco menos que de trasnochado soñador habría que calificarlo o de zumbado consumidor de sustancias psicotrópicas ilegales para encerrarlo directamente en las catacumbas de Allen Park. Pues en esas se encuentra el triunvirato de Dan Campbell, Aaron Glenn y Ben Johnson. Pocos milagros mayores se vieron; el de la multiplicación de los panes y los peces o el de la conversión del agua en vino. Pero centrémonos en lo que a este título se refiere. Detroit está con las cuentas y estas son claras. Necesita ser seed 1 de la NFC. Sí, lo necesita, porque su maltrecha defensa debe recuperar efectivos. Contra Packers, 15 de los 16 de su front seven que empezaron el roster en septiembre, estaban fuera por lesión, solo uno, Jack Campbell sobrevivió a las 10 plagas de Egipto que están asolando las instalaciones de Allen Park. Con ello, los jugadores alineados contra Green Bay fueron de practice squads, propio y ajenos. Demasiadas bajas para sobrevivir y estar con un récord de 12-1. Con esto dicho, las cuentas de Lions para ser seed 1 pasan por ganar los últimos 3 partidos de la temporada: - En Chicago - En San Francisco - En Detroit (vs Vikings). Haga lo que haga el resto de rivales aunque la suerte depare que lo ganen todo. Por esta razón, el staff puede tomarse el partido contra Bills como un Bye para el descanso y recuperación de buena parte del roster; que no se fuerce a su gente maltrecha y estar preparados para esos 3 últimos partidos decisivos. No se hará de una forma radical, pero sí pienso que se dejarán en descanso a todos aquellos que no estén al 100%.
Pasará algo muy parecido a Packers, mucho practice squad e igual se recupera a alguno de la Línea Ofensiva de los 2 que faltaron contra el equipo de Green Bay. Esto que planteo aquí no es una cosa menor, al revés, es algo que hay que pensar en profundidad y tomárselo muy en serio. Detroit se juega el número 1 de la Conferencia y así ahorrarse un partido de Playoffs y poder tener a la mayor parte del roster posible disponible, además de traerse los partidos decisivos al Ford Field y poder huir del frio desangelado de Philadelphia en Enero, la peor época posible. Lions disfrutó de su Bye en la quinta semana de competición que ya está amortizada y olvidada, así que bienvenida pudiera ser esta segunda semana de un Bye descafeinado, pero que pudiera servir para restañar heridas en una plantilla seriamente sacudida por lesiones.¿Lo hará Dan Campbell y compañía? ¿Dará descanso a jugadores clave? Solo os diré lo que es una intuición propia, y es que creo que el entrenador de Detroit está muy lejos de contemporizar nada, quemará todas las naves porque pensará que nunca se sabe si Eagles pudiera perder otro partido, y dejar volar a Buffalo para luego poder perder cualquier otro, es un precio que no querrá pagar y puede traer peores consecuencias.
No Pickens, no party
Steelers ganó a Browns con 147 yardas netas de pase por Russell Wilson, muy lejos de las 254 que promedia por partido. ¡Cien yardas menos! Y todo por la ausencia de un receptor. No estaba George Pickens. Esto demuestra la dependencia para generar un tipo de juego de un jugador no QB. Eso sí, se consiguió llegar a las 120 yardas de carrera. No solo se pierde lo que Pickens baja del cielo sino también lo que se genera cuando la secundaria rival tiende a estar preocupado por uno, esa atracción de los safeties y el propio cornerback. Mi amigo Paco me lo advirtió, va a ser otro partido para mascar clavos, ganar sin más, sin ilusión por ver un pocket que reparte a la diestra y siniestra, simplemente por ser feliz de ganar otro partido más que pueda finiquitar la división cuanto antes. Y en eso está Pittsburgh, en la búsqueda de la felicidad mayor, de la que hablamos al principio, porque a la de ganar sin satisfacción ya están acostumbrados, veremos cómo se lleva cuando se pierda esa costumbre. Tienen capacidad de ganar a cualquiera y el partido contra Eagles que se viene el fin de semana se antoja más que clave para muchas cosas, para la AFC Norte y para la NFC, y por supuesto para que nosotros, como espectadores, seamos también felices.
Por cierto, la felicidad no será plena, los dos mejores partidos de la semana 15 se jugarán a la misma hora, 3.15p.m. ET, Bills@Lions y Steelers@Eagles.
¡Salud y sean felices!