Desde Las Vegas, Nevada
Por su proximidad con el Allegiant Stadium, la casa del Super Bowl LVIII, y su conexión catacumbica con el Mandalay Bay, sede del Media Center, el hotel Luxor, un parque temático posmoderno inspirado en la antigua Tebas y el Egipto de los faraones, fue elegido como una de las sedes oficiales para la prensa durante la cobertura del domingo más importante del año en la ciudad de Las Vegas.
Instalarse en una de las 4,408 habitaciones disponibles supone cruzar el umbral de una gran esfinge que escolta, a su vez, una pirámide hueca que, inevitablemente, remite a la de Keops, emblema de la meseta infinita de Giza, en cuyo vientre reposaron con ambiciones de posteridad Alejandro Magno, Julio César y Napoleón Bonaparte, seguramente los tres generales más prominentes de todos los tiempos. Así que visto desde esa perspectiva, la organización del evento se anotó una victoria incontestable.
El caso es que, épica faraónica aparte, el mito popular más extendido respecto al hotel construido en 1994 tiene que ver con el epílogo de la vida y obra de Tupac Shakur, el rapero más influyente de su generación y un asiduo huésped del Luxor, cuyo trágico desenlace quedó vinculado a perpetuidad con el inmueble. Antes de morir a tiros al interior de su BMW E38 750il a manos de un pandillero, el cantante se había encontrado en el vestíbulo del hotel con su novia, a quien le había prometido volver tan pronto terminara la pelea de boxeo protagonizada por Mike Tyson en el MGM Grand. La bitácora sobre el antes y el después del asesinato de Shakur fue documentada con la maestría habitual a la que nos tiene acostumbrados la serie 30 for 30 de ESPN, en el episodio One Night in Vegas.
Resulta curioso que apenas el año pasado haya sido acusado formalmente por el asesinato del artista un hombre de 60 años identificado como Duane "Keffe D" Davis, a quien el gran jurado de Nevada considera el "líder y pistolero" de la pandilla callejera South Side Compton Crips. Y resulta más curioso aún que la detención de Davis haya desatado un viejo rumor en el que estaba implicado Jim Mora, head coach de los Huskies de la Universidad de Connecticut y otrora coordinador defensivo de los San Francisco 49ers y entrenador principal de los Atlanta Falcons. Resulta que el reputado director de reclutamiento en baloncesto, Rob Cassidy, publicó años atrás un mensaje en redes sociales donde aseguraba que Najee Harris, hoy running back de los Steelers, le contó que Mora, entonces responsable absoluto del programa de UCLA, le dijo durante un campamento de prospectos que él sabía quien había matado a Tupac Shakur.
La historia, bizarra por donde se le mire, fue desmentida por el propio Mora, al asegurar que se trataba de una fabricación. “Dudo que Najee haya dicho eso, puesto que jamás ocurrió”, dijo. Quizá se trató de una venganza personal de Harris tras no haber alcanzado un acuerdo para enrolarse con los Bruins, aunque finalmente el destino le reservó una carta en Alabama, el mejor lugar posible para convertirse en un corredor de primera ronda de draft en la NFL.
Tiempo después de ser detenido, Duane "Keffe D" Davis se declaró no culpable del asesinato de Tupac Shakur, aunque su proceso sigue en curso. En tanto, la ciudad de Las Vegas y el hotel Luxor se mantienen expectantes al desenlace del juicio. De momento, la deuda moral que contrajeron con su huésped de cabecera sigue intacta, pese a los fútiles intentos de Najee Harris por esclarecer el misterio.