La imagen del año en la NFL—que bien pudo haber sido maquinada por el mejor Martin Scorsese o Brian De Palma— fue protagonizada por Tommy DeVito, el novel quarterback italoamericano de los Giants, junto al astuto negociador Sean Stellato, a quien el propio Tommy considera “el semental italiano de los agentes”.
Después de la escena que se viralizó durante la más reciente edición del Monday Night Football, es difícil no pensar en Stellato, bajo el crepúsculo de una callejuela inexpugnable, palmeando la espalda de DeVito al tiempo que le susurra: Tus problemas serán mis problemas.
Venganza de los clichés aparte, DeVito tiene todo para convertirse en un actor relevante dentro de la escena de Nueva York y Nueva Jersey: su talante italiano destila carisma, aún vive con sus padres en Cedar Grove, es homónimo del personaje interpretado por Joe Pesci en Goodfellas y, sobre todo, ha supuesto un atisbo de esperanza para los Giants y Brian Daboll en la posición de quarterback.
Incluso el corredor estelar Saquon Barkley, el macho alfa del locker room, le ha dado un voto de confianza como nuevo líder detrás del centro, al referirse a él como Tommy Cutlets (Tommy Chuletas) durante el partido ante los New England Patriots.
Hijo de un plomero que se jacta de ser el instalador de calderas más rápido y de una ama de casa devenida en artesana y comerciante de productos en torno a su figura, DeVito, un novato no drafteado de 25 años, se ha convertido en la nueva imagen de la comunidad italoamericana en la Costa Este. Con un poco de fortuna y la guía de Daboll, un reputado gurú de quarterbacks, podrá unir su nombre al de viejas glorias de la cultura popular como Frank Sinatra, Joe DiMaggio, Sylvester Stallone y el ya aludido Martin Scorsese.
Parafraseando a Ray Liotta en el inolvidable opening de Goodfellas, hay razones para pensar que desde que tuvo uso de razón, Tommy DeVito siempre quiso ser quarterback.