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Un festival de música en idioma NFL

Ahora que estoy por vivir uno de esos festivales de música que te reconcilian con tu adolescencia, propongo una suerte de lineup en clave NFL con los jugadores, equipos y unidades que forjaron mi relación sentimental con la liga.

14:00 a 14:45 hrs (Tennessee Titans de 1999)

Quizá uno de los juegos que más me siguen conmocionando es aquel del Music City Miracle. Los Bills, sin el carismático Doug Flutie, se metían a la Ciudad de la Música en la ronda de Wild Card. El hasta entonces anónimo Rob Johnson puso en posición de ganar a Buffalo durante el drive final en el que perdió el zapato, pero no contaba con los dotes de quarterback del ala cerrada Frank Wycheck, quien perfectamente pudo encarnar a una estrella country en horas bajas en cualquier telefilme de bajo presupuesto. Entre sueños, siempre he fantaseado con la idea de custodiar la emocionante cabalgata de Kevin Dyson hasta las diagonales.

15:00 a 15:45 hrs (Drew Bledsoe)

Acá me permito introducir al personaje que me enganchó definitivamente al juego y propició mi filiación con los New England Patriots. Dicho lo anterior, su presencia como solista está plenamente justificada. Me gusta pensar en Bledsoe como una suerte de Scott Raynor, el baterista original de Blink-182 que fue salvajemente desplazado de la inmortalidad tras la volcánica irrupción de Travis Barker en el Enema of State. Sobra decir que fue el álbum que catapultó a la banda oriunda de San Diego al estrellato. Creo fervientemente que todavía existe alguna habitación adolescente que venera a Raynor y Bledsoe por encima de Barker y Tom Brady.

16:00 a 16:45 hrs (Sean Taylor y LaRon Landry)

Durante la temporada de 2007, cuando los entonces Washington Redskins utilizaron su primer pick para tomar en la sexto posición global a LaRon Landry, no existía otra pareja de safeties más estimulante que la que conformaron el jugador de Pro Bowl Sean Taylor (free safety) y el novato proveniente de LSU (strong safety). A esa salvaje confluencia de talentos y físicos prodigiosos se le denominó Área 51, en alusión a la base militar que tienen los Estados Unidos en Nevada y la suma de los números de ambos (21 y 30). Aquello, parafraseando a Joaquín Sabina, duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks. A mediados de noviembre, Taylor recibió un impacto de arma de fuego tras un intento de asalto en su propia casa. Después de permanecer algunas horas en estado de coma, la leyenda de los Miami Hurricanes murió con apenas 24 años.

17:00 a 17:45 hrs (La defensiva de los Buccaneers de 2002)

No está del todo claro si el mérito absoluto de haberse convertido en el gran arquitecto de la defensiva que luego capitalizó John Gruden fue de Sam Wyche o Tony Dungy. Wyche, famoso por llevar a los Cincinnati Bengals a disputar el segundo Super Bowl de su historia frente a los San Francisco 49ers, drafteó a John Lynch, Warren Sapp y Derrick Brooks, aunque a fuerza de ser sinceros el entrenador que los llevó al siguiente nivel como profesionales fue Dungy, que encima rendondeó el roster con Ronde Barber. Más tarde se uniría a esa portentosa defensiva Simeon Rice desde Arizona, para conformar una unidad de culto. El baño de Gruden a Bill Callahan, su antiguo coordinador ofensivo en los Raiders, sigue llamando a las puertas del cielo.

18:00 a 18:45 hrs (Jimmy Johnson y Dan Marino)

Debo confesar que el Jimmy Johnson de los Cowboys, responsable de la gran dinastía de los noventa, me tomó sin demasiada conciencia. Yo, en realidad, comencé a profesarle devoción desde su etapa en los Dolphins, cuando llegó para tomar el testigo del legendario Don Shula. Johnson debía administrar los últimos coletazos de Dan Marino como quarterback profesional y construir un roster profundo y talentoso vía draft. Por esa ruta llegaron al equipo en años consecutivos Zach Tomas, Sam Madison, Jason Taylor y Patrick Surtain, jugadores que alcanzaron la cima de su posición bajo la guía del veterano entrenador. Los Dolphins, pese a tener buenas temporadas, fueron humillados en ronda divisional a manos de los Broncos (1998) y los Jaguars (1999). La consecuencia inmediata fue devastadora: Marino y Johnson se retiraron de la NFL. Cuando uno piensa en lo triste que fue el final para aquel tándem es inevitable pensar en el coro de Good Ridance, de la banda californiana Green Day: It's something unpredictable / But in the end, it's right / I hope you had the time of your life.

19:00 a 19:45 hrs (Minnesota Vikings de 1998)

Lo segundo que pensé después de perder la cabeza por Randy Moss fue en que el corredor de aquellos Vikings se llamaba igual al vocalista de The Cure. Robert Smith era el peón de una gran constelación de estrellas conformada por Randall Cunningham, Cris Carter y el incomparable Moss. Todavía no me recupero del golpe seco que me dejó en el pecho aquella patada errada por el -supuestamente- infalible sudafricano Gary Anderson en la final de la NFC. Para un adolescente como yo resultaba inconcebible que un quarterback que parecía soltero de comedia romántica haya sobrevivido al viejo Metrodomo para llevar a los Falcons al Super Bowl frente a los Broncos. Me imagino a las estrellas ofensivas de los Vikings ocultando las lágrimas de sus ojos ante la gesta de Chris Chandler y compañía, bajo los versos de Boys Don`t Cry.

20:00 a 20:45 hrs (Charles Woodson)

Lo he dicho antes: Woodson me parece el mejor jugador posible para explicar la historia contemporánea del futbol americano. Trofeo Heisman como defensivo, protagonista de la Tuck Rule, ganador del Vince Lombardi con un solo brazo… Siempre he sentido una profunda atracción por los cornerbacks. Me pasó con Sam Madison, con Ty Law, con Champ Bailey, con Nnamdi Asomugha y con Darrelle Revis, pero con ninguno conecte a un grado tan superior como con Woodson, quien luego, como la leyenda que es, hizo una transición a safety solo al alcance de otro Woodson, en este caso Rod. Como decía Cerati: me perdí en el viaje y nunca me sentí tan bien.

21:00 a 22:15 hrs (La legión del Boom)

A Pete Carroll lo tenía bastante controlado, puesto que había sido entrenador de los Patriots, el gran patriarca de la última época de gran bonanza en USC y porque recomendaba canciones de Three Days Grace en Twitter. Dicho esto, lo que hizo —y sigue haciendo— con Seattle en su regreso a la NFL tiene un valor incalculable. Los reto a que me digan de memoria quién era el cuarto miembro de la Legión del Boom. Sí, el mismo: Brandon Browner. Pero vamos, la leyenda de aquella unidad fue construida por Richard Sherman, Kam Chancellor y Earl Thomas. Vuelvo a dar constancia que la entrevista post-partido que le hizo Erin Andrews a Sherman tras aquella pelea de perros contra San Francisco en postemporada es uno de los capítulos más gloriosos en la historia moderna de la NFL.

22:30 a 23:45 hrs (Ray Lewis y Ed Reed)

Ver a Ray Lewis y a Ed Reed juntos en un campo de futbol americano suponía un gran espectáculo de fuegos pirotécnicos. A Lewis, todavía sin Reed, le recuerdo grandes batallas frente a Eddie George, el Derrick Henry de su generación, en las citas de playoffs frente a los Titans. De Reed guardó el recuerdo inviolable de su faceta como ball hawk. Pocas cosas me han estremecido más que Reed descolgando algún balón en lo profundo y devolviéndolo hasta donde fuera posible. ¿No les parece una auténtica locura que hayan coincidido en tiempo y espacio durante tanto tiempo? Eran, visto a la distancia, los Glory Days de los que hablaba Bruce Sprinsgteen.

00:00 a 01:30 hrs (The Greatest Show on Turf)

En los estertores del siglo XX los Rams pensaban que Trent Green, en el que habían depositado todas sus esperanzas, iba a solucionar sus déficits competitivos. El drama que supuso su lesión de rodilla en pretemporada, tras un golpe de Rodney Harrison, fue paliado por la irrupción de un tal Kurt Warner, otrora empleado de un supermercado y estrella de carretera de la Arena Football League. Nadie soñaba con que un journeyman bonachón iba a convertirse en el director de orquesta de la ofensiva más electrizante de su tiempo. El reparto incluía a Marshall Faulk, Isaac Bruce, Torry Holt y Az-Zahir Hakim. Aquello fue como disfrutar a los Travelin Wilburys, la efímera superbanda creada por Bob Dylan, Roy Orbison, George Harrison, Jeff Lynne y Tom Petty.