La semana pasada, leyendo en este mismo sitio (del cual, por supuesto, me considero fan absoluto además de contribuidor) las palabras de mi amigo Ricardo Lopez Si, no pude evitar enternecerme con su concepto de “reverso del sueño americano”.
En esa misma línea y luego de lo acontecido el último fin de semana, la sensación que aún predomina sobre mí también tiene que ver con el costado “perdedor” de la historia.
Por suerte, el mundo gira y el ciclo de noticias y eventos de la NFL nos llevará normalmente hacia conversar sobre el Superbowl LIX que se avecina. Plantearemos narrativas, discutiremos sobre táctica, se utilizará hasta el hartazgo el término ThreePeat (que engrosará aún más los bolsillos de Pat Riley, dueño del trademark) y llegaremos al domingo 9 de febrero más preparados que nunca para disfrutar del cierre de la temporada en New Orleans.
Sin embargo, antes de meternos de lleno con Chiefs-Eagles parte II, déjenme despedir por última vez en la temporada 2024/25 a Joshua Patrick Allen. Patrick!!! Pueden creerlo? Patrick es su segundo nombre. Qué crueldad, por favor.
La sensación de impotencia que me produjo ver a Allen el domingo, mientras el otro Patrick lograba los dos 1st downs necesarios para liquidar el partido, fue demoledora. La reiteración del pase que no logra atrapar Dalton Kincaid: un puñal. La rueda de prensa post partido de Allen, en donde su voz se quiebra pero se contiene lo suficiente como para no llorar: desoladora.
Es que, tanto el domingo en Arrowhead como durante toda la temporada, Allen realmente hizo todo bien. Este QB, que en sus primeros años lanzaba pases demasiado riesgosos y soltaba la pelota frecuentemente, fue el mariscal de campo más cuidadoso con el balón en toda la liga. Allen limitó al máximo las jugadas negativas (INT´s, fumbles y sacks) pero mantuvo su explosividad y su capacidad para crear magia dentro del caos.
En una temporada que parecía ser de transición para Buffalo, esta nueva evolución de su jugador franquicia le permitió a los Bills derrotar a los dos mejores equipos de cada conferencia (Chiefs y Lions) en la fase regular y finalizar en 2do lugar en la AFC.
Ya en Playoffs, Allen demostró que puede ganar sin lucirse individualmente con su sobria victoria en Baltimore, dejando en claro que es un QB ampliamente superior a Lamar Jackson, más allá de los dos (y lamentablemente, quizá tres) MVPs de Lamar.
Ante su eterno rival, otra vez Josh dijo presente. Quizá no jugó el partido perfecto, pero de nuevo no cometió pérdidas (Mahomes tuvo aquél fumble) y respondió en más de una ocasión cuando el partido podía escaparse de sus manos (pienso en el TD a Mack Hollins sobre el final de la primera mitad, el TD a Curtis Samuel en 4th&Goal y la plegaria que milagrosamente logró enviarle a Kincaid en el fatídico 4th&5). Aún con todo eso, no fue suficiente. Y entonces, otra vez la desazón en la banca. Otra vez tener que poner la cara en la rueda de prensa. Otro año más siendo N°2.
Si algo podemos aprender de la temporada 2024/25 de Josh Allen es que no todas las historias tienen un final feliz. Incluso para una superestrella de la NFL que domina el juego como pocos, tiene la mejor temporada de su carrera, se compromete con una actriz de Hollywood y es la figura deportiva más querida de su ciudad.
Cuando parecía que “este era el año” para Joshua Patrick Allen y los Buffalo Bills, el otro Patrick volvió a ponerse en el camino y decirles que toca seguir esperando. Y Allen, que ha mejorado cada aspecto de su juego hasta convertirse en un QB casi perfecto, debe pensar: “qué más tengo que hacer?”
La triste respuesta es que probablemente no haya mucho más que hacer más que esperar que el inicio de una nueva temporada renueve la ilusión. Si dependiera de mí, con mucho dolor creo que ha llegado el momento de cerrar la era Sean McDermott, pero esa es una discusión para otro momento.
Por lo pronto, mientras nos encaminamos hacia un nuevo Superbowl (terreno que Allen desconoce), quisiera recordar por última vez a uno de los grandes protagonistas que ha tenido la NFL en esta campaña. Aunque se quede sin MVP y sin ese viaje tan deseado a New Orleans.