El domingo, tuve el enorme privilegio de cubrir 49ers-Chiefs desde Levi´s Stadium. Fue la primera vez que vi un partido de NFL en vivo y pude hacerlo con la credencial correspondiente, como miembro de Mundo NFL. Algo que, hace no demasiado tiempo, ni siquiera me hubiese permitido soñar. Y sucedió. Creo.
De entrada permítanme disculparme por los niveles extremadamente altos de auto-referencia que verán en este artículo. Me incomoda un poco la situación, pero entiendo que debo hacerlo para hablarles de “mi experiencia”.
El foco de la nota es contar cómo se vive la NFL desde adentro, pero (como verán en unos renglones) desde el principio me veo obligado a contarles partes de mi experiencia que poco tienen que ver con una cobertura “normal” de cualquier partido.
No voy a extenderme demasiado, pero digamos que mi domingo fue algo atípico (para los que quieran la historia completa, existe un podcast excelente llamado ´Siempre Tails´ —lo pueden encontrar en Spotify— donde contaré todo con lujo de detalle). Brevemente: amanecí en Nueva York, mi vuelo se demoró 3hs30, cuando llegué (todavía no sé cómo) al lugar donde debía recibir mi credencial no había nadie y, gracias a un milagro, logré ingresar.
Ese milagro tiene nombre y apellido: Zackary Teats, el coordinador de Football Communications de San Francisco 49ers. Y, ahora que lo pienso, comenzar mencionando a Zackary es completamente apropiado. Fue él quien aprobó mi solicitud para una credencial, además de proveerme con información útil, siempre con un trato cordial e híper profesional (como pequeño paréntesis: el sitio web de los 49ers indicaba que el jueves anterior al partido iban a confirmar si la acreditación me iba a ser entregada o no: el jueves a las 0:01 tenía un mail diciendo que estaba aprobada).
Una vez dentro del estadio (gracias a una ayudante de Zackary cuyo nombre no llegué a preguntar, pero a quien también debo mencionar porque fue mi ángel), se abrieron las puertas de la fábrica de chocolates de Willy Wonka. Fui “escoltado” hacia el 8th floor del ascensor y allí entramos a la famosa press box, el palco de prensa.
El término ‘palco’ está bien utilizado porque es ni más ni menos que eso, al menos en el estadio de los 49ers. Un piso entero dedicado a reporteros gráficos, de radio, de televisión, otros tipos de medios de comunicación y un par de “oficinas” no relacionadas con el periodismo.
En Levi´s Stadium, el palco de prensa está totalmente cubierto. Es decir, no hay acceso para ver el partido desde las gradas. Me sorprendieron varias cosas, pero por sobre todo el silencio que reinaba. Debía haber no menos de 100 personas en todo el piso, si contamos las cabinas privadas (para radios nacionales de USA, para el replay center o para miembros del staff de entrenadores que prefieren ubicarse en un sector más elevado que los bancos de suplentes. Sin embargo, todo el mundo concentrado en su tarea. La única voz que se escuchaba era la del PA Announcer (la voz del estadio), que iba anunciando de manera informativa las jugadas que iban sucediendo.
Fuera de las cabinas que les mencioné, el resto de los periodistas estábamos todos sobre un laaaaaargo corredor, que tenía tres niveles, todos repletos de sillas. Frente a cada una de ellas, había una planilla con datos de los 52 jugadores de ambos equipos, además de información pertinente como lesionados, anteriores duelos entre sí, etc. Obviamente, un papelito con la clave de wifi, un vaso de los 49ers como souvenir y una bolsita con snacks (ya llegaremos a lo + importante: la comida. Tengan paciencia).
Bueno, la comida. ¿Se la creyeron, eh? No, todavía no. No quiero que dejen de leer después de que les diga qué había para comer. Algo que también me llamó la atención fue lo sencillo que me fue seguir el partido sin todas las líneas ni la gráfica que tenemos cuando lo vemos por TV. Imaginé que podía llegar a ser algo confuso sin tanta ayuda, pero creo que el hecho de ver todo desde arriba simplificó bastante la tarea.
Es realmente genial tener la visión completa del campo de juego. No sólo para poder entender qué está haciendo cada jugador, sino para comprender lo activos que deben estar los entrenadores en el sideline. Constantemente, el staff de coaches le hace gestos a los jugadores -especialmente a los defensores- indicándoles tácticas y realizando sustituciones.
Ahora sí. A fin de cuentas, nos hicimos periodistas sólo porque comemos gratis, ¿no? La verdad es que los 49ers no escatiman gastos en la parte culinaria, déjenme decirles. Un menú buffet, snacks salados, helado, cookies, popcorn, gaseosas, café. Todo disponible en cualquier momento del partido (lógicamente, en el entretiempo fueron todos al ataque en un two-minute drill, no huddle up tempo offense) y todo de primera calidad. Un lujo.
Una vez finalizado el encuentro, pude bajar hacia la zona de vestuarios y participar de las conferencias de prensa, donde intenté dejar bien parada a la comunidad hispanoparlante en una pregunta que le pude realizar a Juju Smith-Schuster (lejísimos del maestro John Sutcliffe, obviamente). Allí, de nuevo, cada detalle estaba absolutamente cubierto.
Los Chiefs (no tengo dudas que también los 49ers, pero me quedé en la rueda de prensa de Kansas City) tenían un equipo de prensa amplio y súper organizado. Hablaron Andy Reid, Juju, Patrick Mahomes, Chris Jones y Mecole Hardman, todos respetuosos ante cada pregunta, comprendiendo su importancia y colaborando con el producto.
Finalmente, una pasada por el campo de juego, mientras el personal de FOX (la cadena de USA que transmitió el partido) desarmaba sus docenas de estructuras (grúas, sets, cámaras, etc). Absolutamente imponente el tamaño del estadio, con dos pantallas gigantes en cada cabecera (en la cima de las dos tribunas que dan a las endzones, digamos), tres niveles de plateas a los costados y las montañas de Santa Clara por detrás del estadio.
Así se dio por terminada la jornada, que será difícil de olvidar. Espero que les haya entretenido el relato. Cierro con una reflexión: si la NFL ya me parecía la mejor liga del mundo, la que más cuida su producto y más rédito le saca, después de haber conocido cómo se trabaja -al menos en el sector que me corresponde- puedo decir que me quedé corto con los elogios. Este mundo es maravilloso.