Pampa, Texas es una ciudad con menos de 20 mil habitantes con unas espectaculares pero solitarias postales que son una mezcla entre Breaking Bad y una película del Viejo Oeste. En Estados Unidos, como en muchos otros países del mundo, el lugar en donde naciste determina el acceso a ciertos caminos y la apertura de tu árbol de posibilidades. El éxito es, en gran medida, una cuestión estructural, como lo expone de forma magistral Malcolm Gladwell en Fuera de Serie (Outliers).
La atracción número 1 en Tripadvisor es el Folk Music Center tributo a Woody Guthrie (suena This Land is Your Land), lugar en donde el cantautor folk consiguió su primera guitarra. El sur de Estados Unidos en estado puro. Aquí nació el héroe que ayer fue inducido al HOF de la NFL como parte de la clase 2023. El nombre le será muy familiar a aquellos que hayan visto football a finales de los 90 y principios de los 2000. Incluso podría intimidar a más de un rival. Quienes seguimos a la AFC Este lo recordamos bien: Zach Thomas.
Un guerrero al que le gusta la adversidad. La posición de linebacker interno, debido al incesante tráfico de rutas y a la versatilidad de duelos, es una posición que requiere una gran estatura y corpulencia. En College Zach no la tenía. Solamente 3 jugadores en esta posición, con 1.80 de estatura, han sido elegidos al Salón de la Fama, y Thomas es uno de ellos. Tras no haber recibido una beca en la preparatoria, llegó al draft de 1996 desde la Texas Tech University y fue elegido en la 5ta ronda. El mismo draft en el que eligieron a figuras como Ray Lewis y Teddy Bruschi. Junto con otros 15 linebackers elegidos antes que él. Venía, eso sí, precedido de haberse probado como RB en su último año de preparatoria. Y de un registro de 390 tackles, 7 intercepciones y un par de pick six en colegial. Uno de ellos para conseguir una victoria que hizo saltar a todo el estadio, tras estar igualados 7-7 con Texas A&M, con menos de un minuto por jugar y el balón en las manos del QB rival. No por mucho tiempo. El desempeño le permitió ser elegido All-American un par de veces y tener también un lugar en los salones de la fama de Texas Tech y del College Football.
Aún así, Jimmy Johnson dijo que lo eligió pensando que quizá podría ser parte de equipos especiales y aspirar a ser un suplente profesional. No más. Hay equipos y scouts que no se salen del guion: medidas de peso, talla, estatura o velocidad. Incluso sistemas que no permiten identificar el talento que viene en otras dimensiones. Pero la pretemporada, que recién inicia, tiene reservado ese espacio para cenicientas que aspiran a que el casco de cristal les ajuste. Y Zach fue uno de ellos. El primer partido cambió la percepción de. Pero para eso debemos irnos mucho más atrás, porque Thomas tuvo varios encuentros con la muerte, que comenzaron cuando el conductor de una camioneta no vio al pequeño jugando cerca de su llanta trasera. Un problema auditivo que le dificultaba entender algunas palabras hizo que aprendiera sobre el trabajo duro a muy temprana edad. Tenía que sentarse al frente del salón, cerca de los profesores, y su madre tenía sesiones diarias con él porque no quería que nadie se burlara de su hijo. Pudo convertir esa adversidad en fortaleza. Aprendió a leer los labios de los QBs rivales. No necesitó ser el más alto, el más grande, ni el más rápido. Pero es difícil encontrar jugadores que hayan trabajado tanto como él. Atención al detalle, IQ de football e instintos. La emotividad del momento en que se entera que recibirá la chaqueta dorada, y abraza al coach que creyó en él, refleja perfectamente la grandeza interna de esta estrella.
Esta colección de highlights ilustra de forma elocuente el jugador que es: anticipando la decisión del QB con una carrera lateral para lograr la intercepción, deteniendo al autobús Jerome Bettis o leyendo a Kordell Stewart para otro pick six. No tiene mucho sentido que lo diga, cuando podemos disfrutar de esta selecta cinta plagada de tackleos clave, intercepciones y fumbles. Eso fue Zach Thomas, para quien no tuvo la fortuna de verle y para quien tuvo el privilegio de sufrirle. Ahora está en Canton, Ohio. El lugar al que siempre perteneció, aunque tuviera que convencer a muchos que pensaban lo contrario.