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El sueño de los Washington Commanders

La NFL se compone de 32 franquicias, que a su vez están desparramadas en 30 ciudades de los Estados Unidos de América. Hoy, cinco semanas después del inicio de temporada, ninguna fan base camina por la calle con una sonrisa tan grande como la que ostentan aquellos que tienen la dicha de llamarse fanáticos de Washington Commanders.

Los hinchas del equipo de la capital están sintiendo algo que, me animo a decir, ningún Washington-iano ha experimentado en los últimos 87 años: el nacimiento de un franchise quarterback.

El año era 1937. Con la sexta pick del Draft, la franquicia de Washington seleccionó a "Slingin´ Sammy" Baugh (producto de la universidad de TCU) y el rookie tuvo un impacto instantáneo en la NFL.

Baugh lideró la liga en pases completos (81) y yardas (1127, como para que entiendan lo distinto que era el juego en ese entonces, prácticamente basado un 100% en el ataque terrestre) y, aún más importante, salió campeón en su primera temporada, venciendo a Chicago Bears por 28-21.

La cuestión es que, desde los días de "Slingin´ Sammy, la ciudad de Washington ha visto pasar un sinfín de quarterbacks y pocos han quedado en la memoria. Uno puede nombrar a Joe Theismann, Sonny Jurgensen o Mark Rypien, pero lo cierto es que es una lista bastante triste (y escueta) para más de 80 años de historia.

Hasta hace no mucho tiempo, la situación de la franquicia de Washington era una debacle. Tal era el caso que varios hinchas habían optado por desenamorarse del equipo de su ciudad…

De pronto, flash:

Jayden Daniels está rompiendo todos los moldes. En su primer mes (y monedas) como profesional, el chico que ganó el trofeo Heisman en 2023 jugando para la universidad de LSU se convirtió en el primer QB con +1000 passing yds y +250 yds terrestres en la historia de la liga.

Daniels irrumpió en la NFL como pocos mariscales de campo lo han hecho. Su combinación de dominio del juego aéreo y terrestre, su calma mezclada con un feroz instinto competitivo y sus resultados (sobre todo) lo demuestran.

La ofensiva de Washington (bajo las órdenes del nuevo coordinador y ex entrenador de Arizona Cardinals, Kliff Kingsbury) está promediando 31 puntos por partido. En los 4 años que duró la era Ron Rivera, Washington anotó 34 puntos o más en tres ocasiones. Ésta versión del equipo, con Dan Quinn como entrenador en jefe, Kingsbury como OC y Jayden Daniels como faro esperanzador, alcanzó la mencionada cifra de 34pts en sus últimos tres partidos disputados.

El pasado domingo, 59mil almas en el Northwest Stadium deliraron con otro capítulo en la joven novela de Daniels, que incluyó el pase a Terry McLaurin que vimos antes y esta joya de 41 yardas para Dyami Brown.

Gracias al nulo período de adaptación que se tomó Daniels, Washington pasó de contemplar esta temporada como una en donde debía desarrollar a su potencial franchise QB a imaginarse peleando por la división y, por qué no, hostear un partido de Playoffs en el mismo Northwest Stadium.

Es que, en este momento, Washington tiene el segundo mejor récord en la NFC (detrás de Minnesota Vikings, uno de los dos invictos que tiene la liga). Ni el más optimista de los fans de la capital estadounidense hubiera realizado semejante pronóstico.

Si uno, en cambio, se quiere poner en pesimista (sobran de esos en Washington), seguramente haya que nombrar lo acontecido con Robert Griffin III. En 2012, la ciudad también creyó que había encontrado a su salvador. Luego de una temporada regular fantástica, RGIII reagravó una lesión en su rodilla en la derrota ante Seattle Seahawks en la Ronda de Comodines. Lamentablemente, Griffin nunca pudo recuperarse al 100% de aquella lesión y nos perdimos de lo que podría haber sido una carrera maravillosa de un jugador electrizante.

El caso de Daniels no parece tener mucho que ver con el de RGIII. Para el caso, tampoco caben las comparaciones con Lamar Jackson, el otro mariscal de campo que suele mencionarse cuando se quiere elogiar a Daniels. Casualmente, Lamar y Jayden serán rivales este domingo, en un choque sensacional entre los Commanders y su principal enemigo territorial: Baltimore Ravens (61km separan la ciudad de Maryland, la casa de los Ravens, de Washington DC).

A diferencia de Lamar, que fue drafteado a los 21 años y sobre el final de la primera ronda (cuando incluso algunos analistas opinaban que debía cambiar su posición y jugar como receptor, una verdadera locura), Jayden Daniels arribó a la NFL más maduro (tiene 23 y en diciembre cumplirá 24 años).

Más allá de su edad, que por supuesto influye, Daniels arribó a la NFL con un juego de pase muchísimo más fluido que el de Lamar (y que el de la gran mayoría de los QB novatos). Su impacto ha sido instantáneo y, después de lo que pareció una eternidad, Washington tiene razones para volver a soñar en grande.