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Los espíritus de la isla en clave Aaron Rodgers

Después de ver la maravillosa Los espíritus de la isla, dirigida por Martin McDonagh e injustamente ignorada en la más reciente ceremonia del Oscar, advertí que, si reparamos lo suficiente en ello, Aaron Rodgers podría asemejarse mucho al personaje interpretado por Brendan Gleeson.

La trama de la cinta, ambientada en una isla de la costa oeste de Irlanda y enmarcada durante la guerra civil que sucedió a la lucha independentista para liberarse del yugo británico, se centra en el abrupto colapso de la amistad entre Colm (Brendan Gleeson), un músico de folk que busca la trascendencia espiritual y artística que alcanzaron genios como Mozart, y Pádraic (Collin Farrell), otrora colega de parrandas y confidencias, un hombre monótono, poco cultivado y aburrido que simplemente se jacta de ser un "buen tipo".

Un día, Colm decide unilateralmente terminar su amistad con Pádraic para ir en búsqueda de la inmortalidad como compositor y artista. El taciturno Pádraic, como es lógico, es incapaz de asimilar el golpe y hace todo lo posible por zanjar el conflicto, dejándose la dignidad de por medio con tal de reconciliarse con su viejo amigo, pese a todas las manifestaciones de desprecio de las que es víctima en el camino.

—Pero te diré algo que sí dura.
—¿Qué? Y no digas ninguna estupidez como la música.
—La música dura.
—¡Lo sabía!
—Las pinturas duran. Y la poesía.
—Pasa lo mismo con la amabilidad.
— ¿Sabes a quién recordamos... por lo amable que era en el siglo XVII?
— ¿A quién?
— Absolutamente a nadie. Pero todos recordamos la música de la época. Todos saben quién fue Mozart.
— Yo no, así que adiós a esa teoría.

Esta mañana, durante el show de Pat McAfee, Rodgers hizo su primera aparición en público tras el retiro de oscuridad al que se sometió, para volver a desdeñar a la franquicia de Green Bay y decir que, si los Packers, lo permiten, su intención es jugar el próximo año con los New York Jets.

"Desde el viernes, dejé en claro que mi intención era jugar, y mi intención era jugar para los New York Jets", manifestó. "Hasta que no ocurra ese canje, seguimos en este paso".

Mientras en la película, consciente de que el silvestre Pádraic simboliza un lastre en su camino a la inmortalidad, Colm decide cortarse los dedos de una mano para marcar distancias de manera rotunda, Rodgers eligió un retiro de oscuridad para reflexionar en soledad y rendirse a un proceso de curación interna tras los múltiples desencantos que ha sufrido durante los últimos años con los Packers. Para luego reafirmar en un stream de YouTube lo que todos ya sabíamos: su talento y su capricho tienen las mismas dimensiones.

Al final, tanto el personaje de Brendan Gleeson como Aaron Rodgers buscan exactamente lo mismo: lograr, a cualquier costo, que su nombre sea recordado.