Ya hasta parece quedar atrás en el tiempo la confirmación de que uno de los mejores receptores de la NFL, Davante Adams, se movería nuevamente de equipo para poder encontrarse con un buen amigo en la posición de mariscal. Aaron Rodgers, con quien compartió los primeros años de su carrera en Green Bay Packers, será su QB en New York Jets, equipo donde debutó este domingo.
Ahora, la pregunta que impera para este caso es clara: ¿es esta la solución a los problemas en el ataque de los Jets? Con un Rodgers que se ha mantenido sano, estos son los rankings ofensivos de los de Jeff Ulbirch, incluyendo su derrota el domingo por la noche ante Pittsburgh Steelers.
- 18.3 puntos por partido (#24)
- 307 yardas totales por partido (#23)
- 224.6 yardas aéreas por partido (#11)
- 2.1 TDs por partido (#21)
Si tenemos en cuenta que los Jets son uno de los equipos que más decide pasar en la liga –están terceros en la liga en porcentaje de jugadas aéreas y en pases por juego–, el análisis meramente estadístico nos da como conclusión una oración tan simple como dura: New York simplemente no sabe jugar por aire.
¿La llegada de Davante Adams puede dar un cambio en esta área? La respuesta fácil es que, sin dudas, los Jets son un equipo mejor con él en campo de juego. El grupo de receptores pasa a ser casi de ensueño: al egresado de Fresno State, se le suma Garrett Wilson, uno de los mejores talentos jóvenes de la posición, Allen Lazard, de la confianza de Rodgers, y Mike Williams, quien si bien ha pasado su mejor momento sigue siendo un más que aceptable receptor, sobre todo para el rol que tiene en La Gran Manzana.
Las soluciones no son automáticas
Tras una nueva derrota, en esta oportunidad ante los Steelers el domingo por la noche, los Jets empeoraron su récord a 2-5 y sus chances de Playoffs comienzan a verse cada vez más escuetas. Tan solo cuatro equipos han cambiado de entrenador en jefe durante la temporada y llegado a postemporada ese mismo año, pero New York no parece, al momento, un conjunto capaz de hacerlo.
La ofensiva ha sido uno de los principales problemas del equipo. Se reitera: a esta franquicia le sobra talento, pero no han tenido la correcta ejecución del mismo para poder convertirlo en resultados dentro del campo de juego. Aaron Rodgers es uno de los responsables de eso, y es el mismo mariscal quien ha tomado responsabilidad de sus actos. Pero su dedo apuntador, argumentado completamente por lo mostrado dentro del campo de juego, marca algunos indicios preocupantes en la franquicia neoyorquina.
New York tiene serios problemas de línea ofensiva. Con la posible salida de Alijah Vera-Tucker, y su suplente Xavier Newman, los Jets estarán flacos en la unidad más importante de la ofensiva. Y es una que les ha dado problemas a la hora de analizar su juego: los Jets tienen problemas para establecer el juego terrestre, a pesar de tener un gran duo de corredores en Breece Hall y Braelon Allen, y el tiempo para Rodgers no sobra en el bolsillo. Si bien el QB puede deshacerse de manera rápida del ovoide, un equipo un poco más intenso en cuanto a la presión como Pittsburgh desnudó esas falencias.
Es redundante explicar, además, la falta de conexión que Aaron Rodgers ha mostrado con sus receptores, situación que ha disparado fuego cruzado del mariscal hacia sus compañeros y que, incluso, ha hecho que Todd Downing se convierta en el nuevo playcaller del equipo, por sobre el coordinador ofensivo Nathaniel Hackett.
El cúmulo de problemas se ha convertido en una herida mortal para los Jets, quienes deberán barajar y dar de nuevo a un ataque que se muestra anticuado por momentos: en una liga donde el porcentaje de play-action crece, el de los Jets baja. Mucho, muchísimo para revisar, abollar, renombrar… pero claro, ahora uno de los mejores receptores de la liga está en el equipo. Los Jets tienen problemas dentro y fuera del emparrillado, y eso ya es una costumbre.