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Dólares y yardas: la NFL, un negocio con blindaje de alto calibre

La gente que emprende, que invierte y diversifica sus recursos, sabe que no hay tal cosa como un negocio seguro. Sin embargo, el reciente acuerdo de venta de los Washington Commanders pone a prueba esta idea; hoy lo exploramos entre dólares y yardas.

Ser dueño de una franquicia de NFL es un tremendo negocio y esto queda de manifiesto cuando nos apegamos a los números, el famoso bottom line, que es la medida más fría y despiadada. En 1999 Dan Snyder encabezó un grupo que adquirió a la franquicia de Washington por una suma de 800 millones de dólares, 24 años después recibirá una suma de 6.05 mil millones de dólares por su venta. ¡Eso es plusvalía!

Haciendo una simple regla de tres podemos determinar que Snyder recibirá lo que invirtió más el 656%. Dicho de otra forma, más de siete veces la cantidad inicial. Si hacemos una división simple de dicho porcentaje entre los 24 años que la franquicia estuvo en su posesión, obtenemos un 27.3% de crecimiento anual. ¿Qué clase de inversión crece a ese ritmo?

Recordemos las últimas dos ventas en la liga para abonar a este punto. En 2018, los Carolina Panthers fueron adquiridos por David Tepper por una cifra récord de 2.3 mil millones de dólares. Hace menos de un año, en 2022, el grupo Walton-Penner adquirió a los Denver Broncos por una nueva cifra máxima histórica, ahora por 4.65 mil millones. Cuatro años de diferencia implicaron un crecimiento del valor de 102%.

Hoy vemos que los Commanders serán adquiridos por el grupo liderado por Josh Harris, propietario de los 76ers de la NBA, de los Devils de la NHL y del Crystal Palace de la Premier League por 30% más de la cantidad pagada para adquirir a los Broncos.

Un retorno del 10% al año es algo bueno en el mundo de las inversiones y para obtenerlo hace falta un buen manejo. Ahora pensemos en una inversión que dé aproximadamente el triple de crecimiento mientras se hace prácticamente todo mal. Algo así fue el caso de Snyder.

La ecuación es compleja e involucra elementos que van más allá del control del propietario de esta franquicia, los cuales son la razón del éxito. Algunos de ellos:

  • Contratos con medios de distribución para el producto final (televisión y streaming) que cada que se renuevan incrementan su valor considerablemente
  • Presencia creciente en mercados internacionales mediante programas como el International Home Marketing Area que permite a los equipos promocionarse y comercializar en países más allá de Estados Unidos y el International Player Pathway Program para localizar talento para los rosters en todo el mundo.
  • Diversificación de productos para encontrar nuevos nichos y fuentes de ingreso como Fantasy Football y apuestas
  • Estabilidad laboral colectiva hasta 2031, fruto de una buena negociación con la Asociación de Jugadores.

Factores como estos compensan con creces los numerosos y grandes problemas que, un poco antes de 2020 hasta la fecha, han salido a la luz con respecto a la administración de Snyder.

Sin entrar en detalle, supimos de la controversia por el antiguo nombre del equipo y su transición en dos pasos hasta llegar al actual Commanders, vimos cómo recibió un recién estrenado FedEx field que deja prácticamente en ruinas, así como una serie de problemas al interior de la organización que han sido reveladas en por lo menos un par de investigaciones, que van desde una cultura laboral tóxica, hasta prácticas financieras que pueden ser calificadas desde negligentes hasta deshonestas.

Por supuesto que esto ni siquiera comienza a mencionar los resultados del equipo en el campo de juego, que se han quedado muy cortos conforme al gran legado histórico que tiene la franquicia. Durante casi cinco lustros llegaron a Playoffs en solo seis ocasiones y tuvieron 10 o más victorias solo en tres. Sus mejores momentos vinieron a mediados de la década de los 2000 cuando el equipo era encabezado por Joe Gibbs, en su segunda estancia con el equipo, y luego en 2012 cuando dirigidos por Mike Shanahan sorprendieron a la liga con la llegada de Robert Griffin III.

Otra de las claves importantes es la escasez. Solo hay 32 equipos en la NFL, uno de los cuales no tiene a una figura central que personifique la posición de propietario - los Green Bay Packers - y se trata de una liga que únicamente ve acción en el campo durante cinco meses del año.

Es por eso que cada que existe la posibilidad de que una de las franquicias se ponga en venta, comienzan a formarse grupos de inversionistas que quieren adquirir un pedazo de esta fábrica de oro; después de todo, el formar parte de este exclusivo club es algo sumamente deseable. Es por eso que el resto de sus integrantes se pueden dar el lujo de admitir o rechazar las ofertas de los interesados por medio de una votación, descartando de entrada a grupos financieros o cualquier otra persona moral.

Lo que los dueños quieren, son otros dueños con un par de características:

  • Que sea una persona que pueda llamarse dueño, a pesar de que represente a un grupo de gente, evitando así a un CEO intercambiable de una empresa.
  • Que esa persona tenga la liquidez suficiente para desembolsar buena parte de la cantidad pactada por la venta por adelantado. Ha habido reportes que indican que ventas anteriores tenían ofertas por cantidades mayores a las que finalmente fueron aceptadas, pero la diferencia estuvo en el flujo de pagos.

La NFL parece un negocio a prueba de balas, uno que ha tenido obstáculos importantes, sin duda, pero que ha resuelto cada uno de ellos en el terreno de las relaciones públicas y ha afectado de poco a nada al ámbito de las finanzas.