Junto a las vacantes ya abiertas de Jets, Saints y Bears, hay un puñado de equipos que podrían unirse a la búsqueda de Head Coach en enero si los equipos no enderezan el rumbo drásticamente en este final de temporada.
El récord de 1-5 en casa iniciando el mes de diciembre, junto con el pésimo diferencial de puntos de -118 son solo dos ejemplos del paupérrimo nivel exhibido por los McCarthy boys en 2024. Las lesiones de Dak Prescott y Micah Persons pueden ayudar a enmascarar un poco el mal récord, pero no sería sensato dejarse llevar por ese pensamiento. Aún con Dak en el campo, Dallas solo pudo generar un partido en el que algún jugador tuviera más de 100 yardas por recepción, lo cuál es más un reflejo más directo del cuerpo de Coaches que del quarterback.
La salida de Kellen Moore y Dan Quinn dejó al descubierto las limitaciones de un Mike McCarthy que sencillamente no supo adaptarse ni crear propuestas alternas para competir. Tampoco le ayudó la falta de refuerzos. Sea por X o Y razón, sería muy complicado (imposible para mí) ver a McCarthy el próximo año en el banco de Dallas, más aún, en una liga donde la innovación ofensiva es una constante y él terminó estancado en la década pasada. Se necesita una chispa creativa para compensar la falta de refuerzos por los altos sueldos que cobran las superestrellas del equipo y McCarthy sencillamente no la tiene.
“Me entender”, de verdad que entiendo lo que ha atravesado Brian Daboll en la Gran Manzana.
Llegó de Buffalo señalado como principal responsable de haber rescatado a Josh Allen y transformarlo en un candidato MVP, en su primera temporada parecía que podría volver a lograr una proeza y rescatar a un Daniel Jones que llevó a los Giants a postemporada. Su acabose sucedió en 2023 cuando después de solo un año de buen nivel (nada espectacular) Giants hipotecó el futuro del equipo al renovar millonariamente a Jones.
A partir de ahí, pocos refuerzos de agencia libre, poco desarrollo de jugadores llegados del Draft (Andrew Thomas, Malik Nabers y poco más)... La ofensiva de New York se vio predecible y endeble tanto en 2023 como en 2024 y aunque es fácil identificar la falta de talento de Jones como la causa principal del fracaso neoyorquino, algo de culpa colateral termina salpicando a un Daboll que respaldó la permanencia y renovación de Jones y que, después, no supo encontrar una vía alterna para hacer funcionar la ofensiva una vez identificado el bajo nivel de su quarterback.
No creo que sea entera y exclusivamente culpa de Daboll los malos récords en los últimos dos años, pero si un mercado no tiene paciencia es el de Nueva York y hace mucha sensatez iniciar una nueva era con nuevo quarterback y nuevo Head Coach.
A veces la lectura no es tan complicada, en el caso de Bengals es tan claro como: estás desaprovechando temporadas históricas de Joe Burrow y Ja’Marr Chase por no saber arreglar tus errores de siempre.
Y si bien el principal responsable de la caída defensiva es el Coordinador Defensivo, Lou Anarumo (quien hasta 2023 hizo un fantástico papel en ese rol) lo que acaba apuntando hacia Zac Taylor es su continuo fracaso a la hora de corregir las debilidades obvias de su equipo. Le ha tomado cinco años encontrar soluciones a la línea ofensiva para proteger a Joe Burrow y no diría que ha dado con la clave absoluta, más bien Burrow ha madurado a tal nivel para entender que no recibirá ayuda de su Coach.
Si a ello sumamos las constantes malas decisiones de manejo de reloj, las elecciones en situaciones críticas o la mala forma de cerrar partidos y encima añadimos la caída de una defensiva que hasta el año pasado era sólida… quedan en total muchas piezas caídas en el dominó de Taylor.
Si se analiza fríamente la carrera del Coach de Bengals, veremos un año de adaptación que se da por perdido, luego un primer año de Burrow desperdiciado por una lesión producto de múltiples sacks en su año de novato, dos fantásticas temporadas donde rozaron la gloria del Super Bowl, una temporada más donde una lesión de Joe comprometió la temporada y la temporada en curso donde Joe ha estado disponible siempre pero a pesar de su gran año Bengals no está en puesto de playoffs.
No es el peor Head Coach ni mucho menos, la pregunta es, ¿cuánto puede aguantar la directiva viendo a su equipo tropezar con las mismas piedras año con año?
Kevin Stefanski es un caso parecido al de Brian Daboll, más víctima de la situación que responsable. Pero al final, cuando los dueños de las franquicias sienten presión, regularmente se ven obligados a cortar ciclos de Coaches aunque sean conscientes que no son los principales responsables.
Suena crudo que un ganador del premio al Coach del Año en 2020 y 2023 como Stefanski pueda quedarse sin trabajo en 2025 pero tener solo dos apariciones en Playoffs en cinco temporadas y la constante inconsistencia en torno a su quarterback son argumentos sólidos para pensárselo. Hasta este punto no compro completamente el discurso de que Kevin Stefanski siempre haya respaldado a Deshaun Watson como quarterback titular de los Browns, siempre lo he percibido como una línea de comunicación proveniente de los altos mandos que le piden repetir cada que se pueda, pero si en verdad fue su decisión siempre alinear a Watson cada que estaba disponible, ese sería el cabo suelto que determinaría por completo su futuro. En sus primeras temporadas, Cleveland se estaba convirtiendo en un destino interesante para los agentes libres, ahora es lo contrario, un lugar al que nadie quiere ir, que tiene fuga de talento y muy pocos jugadores comprometidos, parece como si Stefanski hubiera perdido el vestidor después de las novelas con Baker Mayfield, Deshaun Watson y Joe Flacco. Insisto, no me parece el mayor responsable, pero alguien tiene que pagar los platos rotos.
Una catástrofe de Coacheo fue la que sucedió en Jacksonville en un santiamén.
Cuando Pederson llegó en 2022, fue una bocanada de aire fresco a la NFL porque nos permitió ver un destello del potencial de Trevor Lawrence con un playcaller capaz que lo dotó de confianza y herramientas para presentarse en postemporada. Sólo duró una temporada el sueño. En 2023 una plaga de lesiones jamás dejó rendir al 100% a Trevor, pero algo también afectó a Pederson quien no fue capaz de llevar al siguiente nivel a la ofensiva de Jaguars que parecía un candidato en la AFC apenas una temporada antes. Este 2024 la inercia ha continuado y ha sido devastadora. Que ha tenido que enfrentar un calendario complicadísimo es totalmente cierto, pero no es ni el primer ni el último Head Coach que tiene que peregrinar ese camino. Trevor se ve perdido, los elementos ofensivos no tienen el impacto a pesar de tener el talento, han perdido 15 de sus últimos 18 partidos y, cada que se enfrentan a un peso pesado, Jaguars es una caricatura. Este cambio de Coach solo es cuestión de tiempo, no cuestión de si pasará o no.