De acuerdo con el calendario chino actualmente estamos en el año del dragón, que simboliza para ellos fuerza, valentía, sabiduría y éxito. Al tigre (de bengala) este año no le sentó tan bien. Joey B comenzó sin la fuerza suficiente en la muñeca para encarar la campaña y, una vez más, inició de forma lenta su temporada. Se ha vuelto una constante que los Bengals inicien cuesta arriba y tarden en arrancar. Su velocidad tope es bastante alta y cerraron la campaña a buen nivel, pero resulta demasiado tarde. Es un bólido que alcanza más de 200 km/h, pero no lo hace en menos de 10 segundos. Y puedes ser el piloto más rápido del circuito, pero hay un límite a las posiciones que puedes remontar. El arranque es clave. Pienso en cómo Ayrton Senna se cansó de acumular pole positions, pero sus campeonatos no estuvieron ni cerca, por más que intentara venir desde atrás.
Los Bengals también fueron valientes y se aferraron a unas remotas esperanzas de entrar a playoffs, pero no tuvieron éxito. Primero debían derrotar a unos Steelers que ya sabían que Ravens se había llevado la AFC Norte, pero aún podían elegir entre visitar Houston o Baltimore en Wild Card. Fue otro juego emocionante y los Bengals consiguieron la victoria a pesar de los intercambios de balón. De ahí seguía esperar una doble carambola en la que los Dolphins fueran derrotados por unos Jets que no se jugaban nada. Sucedió. Miami tampoco se jugaba nada. Arrancaron con Tyler Huntley por molestias en la cadera de Tua, aunque creo que eran conscientes de que no tenían las armas para el asalto a postemporada. A pesar de una temprana intercepción A-Rod conectó 4 TDs y logró llevarse el gato al agua. ¿Será el último partido que hayamos visto de Rodgers en la NFL?
La parte complicada era esperar que los Broncos cayeran ante unos Chiefs jugando sin titulares. Por supuesto que no sucedió. Si no era Cincinnati, Denver parecía la franquicia que mejor cara podía plantear en playoffs. Miami no tenía con qué luchar y los Colts se habían eliminado a sí mismos la semana anterior. Ahora Bo Nix tiene una de las aduanas más difíciles al tener que enfrentar a Josh Allen y los Bills en Buffalo. Pero a estos Broncos les ha cambiado la cara y la temporada, así como está, es un éxito.
El próximo año nuevo chino arranca el 29 de enero. La serpiente, que simboliza sabiduría, crecimiento personal, estrategia e introspección. Alineado con lo que se espera de una franquicia que no ha sabido aprovechar los mejores años del tándem Burrow-Chase y que ahora, muy probablemente, perderá a Tee Higgins. Burrow lideró la NFL en yardas por pase (4918) y TDs (43). Unos números espectaculares. Mientras que Ja'Marr se quedó con la triple corona (127 recepciones, 1708 yardas y 17 TDs) y se convirtió en el 5to jugador en alcanzar este hito (uniéndose a Jerry Rice, Sterling Sharpe, Steve Smith y Cooper Kupp), pero la corona que más desean se les ha escapado una vez más. Puede ser que los días de Zac Taylor al frente de este equipo estén contados, pero si quieren que el año de la serpiente tenga algo de tigre, aunque sean las rayas, necesitan comenzar a hacer introspección. Reconstruir una defensa que en muchos momentos se le cayó a pedazos a Anarumo y arrancar a todo gas desde la primera semana. De poco sirven las pole positions y las triples coronas si al final no puedes aspirar al campeonato. Y la sabiduría para tomar las decisiones correctas antes de que expiren tus piezas del tablero.