Abril es el mes del draft de la NFL y, sobre todo, de sus grandes mitos, de las opiniones y dogmas irrefutables e inamovibles que se repiten año tras año. Pero ¿son verdad o mentira? En Mundo NFL recurrimos a Jesús Soler (Un Mal Kicker), uno de los mayores expertos en español en estadística avanzada, para comprobar si las franquicias aciertan en su estrategia a la hora de elegir a los jugadores universitarios que les tienen que conducir hasta el anillo de campeones en el fútbol americano profesional.
Dogma: Siempre hay que seleccionar al mejor jugador disponible sin tener en cuenta su posición en el campo y las necesidades de tu equipo
Veredicto según la estadística avanzada: Mentira
Es el gran mito del draft de la NFL, el que llena centenares de textos cada vez que se aproxima el mes de abril y un equipo tiene una posición alta en la primera ronda, pero, según la estadística avanzada, esa estrategia es errónea. O, al menos, en parte: si el jugador en cuestión es un mariscal de campo (QB), entonces hay que seleccionarlo sin dudarlo ni un segundo.
Para explicarlo, Jesús Soler introduce dos conceptos complementarios: el valor posicional y la plusvalía. Por un lado, las franquicias tienen que medir el impacto de un jugador de una determinada posición según su rendimiento en comparación con el coste que tendría esa posición preferente con un jugador con un contrato de veterano en vez de novato. Por otro, esas mismas franquicias han de tener en cuenta la citada plusvalía, es decir, el valor del rendimiento de un jugador, estimado según el mercado de jugadores veteranos, menos su indemnización.
Según esos conceptos, únicamente los mariscales de campo, que ocupan la posición más importante en el terreno de juego, pueden asegurar una mayor rentabilidad en la selección, mientras que hay otras tres posiciones que son también notablemente rentables a la hora de elegir un jugador, especialmente entre las diez primeras elecciones: tacle ofensivo (OT), interior de la línea defensiva (IDL) y edge rusher, que no es una posición al uso, sino un tipo de jugador con capacidad para ejercer presión sobre el mariscal de campo, ya sea como ala defensivo (DE) o como apoyador (LB).
Por el contrario, las posiciones que menos rentabilidad tienen son las del interior de la línea ofensiva (IOL), los apoyadores (LB), los corredores (RB), los ala cerrada (TE) y los profundos (S), lo que permite también acabar con otro de los grandes mitos del draft: salvo que elijas a un mariscal de campo, en primer ronda es mejor elegir un jugador de defensa… sí, pero dependiendo de su posición.
Es decir, si tienes dudas, escoge un mariscal de campo. Y si no necesitas un mariscal de campo porque cuentas con Patrick Mahomes, selecciona un tacle ofensivo, un interior de la línea de defensiva o un edge rusher. O a un especialista de una situación determinada que se pueda dar en un partido, algo completamente necesario en la NFL actual.
Dogma: Si crees que el jugador que quieres en primera ronda no va a llegar a tu elección es mejor llegar a un acuerdo con otro equipo y subir posiciones para escogerlo (y más si está entre los diez primeros, ya que estar entre los diez primeros seleccionados garantiza elegir un jugador que será más veces Pro Bowl)
Veredicto según la estadística avanzada: Mentira
En esta verdad inamovible sobre el draft de la NFL, la razón y la emoción chocan frontalmente. Según la estadística avanzada, no hay ninguna evidencia de que subir en el draft sea una estrategia con un rédito positivo. Sin embargo, las franquicias lo hacen continuamente. ¿Por qué? Principalmente, porque tienden a sobreestimar su capacidad de evaluar el talento. Y, sobre todo, por culpa de los sesgos cognitivos: los evaluadores de talento se enamoran de un determinado jugador y ya no son capaces de pensar de forma racional, de ver sus carencias, que también las tienen.
De hecho, entre 2011 y 2018, como apunta Jesús Soler, los jugadores escogidos en una selección por la que una franquicia tuvo que subir en el draft no aportaron ningún valor añadido, sobre todo en las rondas más altas. En cambio, en las rondas más bajas sí que aumentó su beneficio. Como todo, tiene su explicación racional: los jugadores seleccionados en rondas bajas son rápidamente cortados por las franquicias si no demuestran su rendimiento sobre el terreno de juego y aprovechan las pocas oportunidades que tienen.
Dogma: Bajar posiciones tras llegar a un acuerdo con otro equipo y acumular elecciones del draft es una decisión inteligente (porque es lo que suele hacer Bill Belichick)
Veredicto según la estadística avanzada: Verdad
Sí, Bill Belichick sabe lo que hace. No en vano, este mito no deja de ser, como recuerda Jesús Soler, un corolario del mito anterior: si tu capacidad para valorar el talento es baja, si tienes demasiados sesgos cognitivos, acumular selecciones y, en palabras de Soler, «pescar por arrastre» es la estrategia más acertada.
Y más todavía hoy en día: tradicionalmente, la tabla Jimmy Johnson valoraba de manera superior a las primeras elecciones del draft, pero, según han demostrado investigaciones recientes, la diferencia entre seleccionar a un jugador con la selección número 10 o con la selección número 32 es mucho más baja de lo que se creía.
En este caso, en prácticamente igualdad de condiciones, la cantidad parece más determinante que la calidad.
Fuente: @PFFMoo_
Dogma: Escoger en primera ronda a un proyecto para desarrollar a largo plazo solamente por su talento innato, especialmente en el puesto de mariscal de campo, no es una buena idea, ya que nunca funciona (salvo excepciones como Aaron Rodgers y Patrick Mahomes)
Veredicto según la estadística avanzada: No hay evidencia
Ni verdad, ni mentira. La analítica no encuentra ninguna evidencia que pueda demostrar que elegir a un Aaron Rodgers o a un Patrick Mahomes en primera ronda e intentar desarrollar su talento a largo plazo sea una estrategia sinónimo de éxito.
La explicación, en realidad, como recalca Jesús Soler, es muy sencilla: evaluar el talento de los mariscales de campo es realmente complicado. Salvo en contadas excepciones en las que su alto nivel es meridianamente claro, seleccionar a un mariscal de campo con la idea de que va a ser un jugador determinante en el éxito futuro de una franquicia es una cuestión de puro azar, como lanzar una moneda al aire. Y más todavía si no es seleccionado en primera ronda: según la estadística avanzada, los mariscales de campo seleccionados a partir de segunda ronda apenas tienen un 5% de posibilidades de triunfar en la NFL. Pero Tom Brady fue elegido en sexta ronda.
Lo dicho, una moneda lanzada al aire.
Dogma: Elegir a un liniero ofensivo entre las diez primeras posiciones es una elección segura porque te garantiza tener un titular en tu línea ofensiva para los próximos diez años siguientes
Veredicto según la estadística avanzada: Verdad
Seleccionar a un liniero ofensivo, especialmente a un tacle, en primera ronda, más todavía entre las diez primeras posiciones, es una decisión que prácticamente puede considerarse con un análisis de costo-beneficio. Y el resultado, según una aproximación conservadora en la toma de decisiones, es siempre el mismo: limita los riesgos y elige a un tacle ofensivo.
Tradicionalmente, los tacles ofensivos no suelen llegar a la agencia libre. Además, cuentan con una gran traslación y una durabilidad muy alta. Todo ello, unido a su coste, se traduce en una máxima que se acerca mucho a una verdad absoluta: selecciona un tacle ofensivo en primera ronda siempre que puedas.
Dogma: Nunca elijas a un corredor en primera ronda (y menos si ha sido una estrella en la universidad ya que no resistirá mucho tiempo entre los profesionales)
Veredicto según la estadística avanzada: Verdad
La antítesis del anterior mito también es una verdad prácticamente absoluta: no elijas a un corredor en primera ronda. Al menos, según la analítica. Al contrario de lo que sucede con los tacles ofensivos, los corredores son ampliamente reemplazables por otros corredores y la diferencia de rendimiento entre un corredor seleccionado en alguna ronda alta y otro escogido en una ronda baja es casi imperceptible. Asimismo, los corredores apenas cuestan dinero en la agencia libre y su durabilidad es cuestionable.
Por lo tanto, si te fías de la estadística avanzada, nunca elijas a un corredor en primera ronda. Y menos todavía entre los diez primeros.
Dogma: Los receptores grandes y altos son mejores para la zona de anotación, así que si necesitas mejorar en la zona de anotación elige un receptor grande y alto
Veredicto según la estadística avanzada: Mentira
En palabras de Jesús Soler, este mito es «interesante» para la estadística avanzada. No en vano, sin encontrar datos que se vinculen directamente a esta hipótesis, hay que entender esta afirmación desde un punto de partida totalmente inestable: el rendimiento en la zona de anotación de la NFL es tremendamente irregular y varía exponencialmente de una temporada a otra.
Por ello, a la hora de escoger receptores en el draft para mejorar el rendimiento en la zona de anotación, lo que recomienda la analítica es que se busquen receptores según su rendimiento en global, no según una determinada habilidad o, como dice el enunciado, una característica particular de su físico. Es decir, un receptor grande y alto no se traduce directamente en mayores puntos en la zona de anotación.
Dogma: La velocidad pura está sobrevalorada y no garantiza el éxito en la NFL
Veredicto según la estadística avanzada: Verdad
Sin duda, este mito contiene uno de los grandes sesgos que presentan los evaluadores a la hora de seleccionar jugadores: la velocidad, por sí sola, no es suficiente en la NFL. Se necesita tener el paquete completo de cualidades físicas, técnicas y temperamentales para poder triunfar en la competición.
La estadística avanzada, como recuerda Jesús Soler, demuestra que no hay una correlación real entre la velocidad y el rendimiento. Entonces, ¿por qué se hace tanto hincapié en la velocidad de los jugadores, ya desde la NFL Combine, con decenas de vídeos sobre la carrera de 40 yardas de todos los universitarios que se presentan al draft? Porque las franquicias tienden a sobreestimar la capacidad atlética…
Fuente: Raymond Tucker and Willie Black https://thesportjournal.org/article/predictive-validity-of-the-physical-skills-test-of-the-40-yard-dash-and-draft-placement-in-the-nfl-draft/
Dogma: Un gran físico no es equivalente a un gran talento
Veredicto según la estadística avanzada: Verdad
… Una sobreestimación de la capacidad atlética en la evaluación de talento que también lleva a desmitificar, según la analítica, el último gran mito del draft de la NFL: no, un gran físico no es equivalente a un gran talento.
En cualquier caso, esta afirmación conviene explicarla: en teoría, un mejor atleta sí que genera un mayor rendimiento, pero esa progresión se aplana en los deportistas con un gran físico. Como recalca Jesús Soler, los "súper atletas", aquellos proyectos que se encuentran en un percentil atlético superior al número 75, suelen ser seleccionados por las franquicias antes de lo que sugiere su evaluación global y, una vez en la NFL, no retornan a esas franquicias el valor esperado con esa selección del draft.
Aunque eso, en realidad, puede suceder también con la mayoría de las selecciones, no solamente con los súper atletas.
Porque puedes perpetuar los mitos y subir en el draft para escoger en primera ronda a un receptor alto, grande, atlético y veloz que, en teoría, mejore a tu equipo en la zona de anotación.
O puedes hacer caso a la estadística avanzada y bajar en el draft para acumular dos selecciones en primera ronda que te hagan decantarte por un tacle ofensivo y un interior de la línea defensiva.
Pero el draft de la NFL siempre será imprevisible.