Cayeron los dos equipos que quedaban invictos, San Francisco y Philadelphia, ambos víctimas de grandes defensas que maniataron sus recursos ofensivos; mientras tanto, los Detroit Lions acumulaban su cuarta victoria consecutiva por más de dos touchdowns de diferencia. Estos tres equipos, junto a Chiefs y Dolphins, firman un récord de cinco victorias por una sola derrota y debido récord, pero también a las sensaciones que proyectan, son ahora mismo los mejores de toda la NFL.
Goff comanda a los Lions cuando es obligado a dar un paso al frente
Lo decía en titular y no es ninguna exageración. Ahora mismo Jared Goff es uno de los mejores quarterbacks de la NFL. Su recta final de la pasada temporada ya lo anunciaba y su arranque de esta lo está dejado muy claro. En la NFC, los Lions –cuya división tienen más que encarrilada después de seis jornadas– están pugnando en la cabeza de la conferencia con Eagles y Niners. En esta batalla, si nos fijamos en el rendimiento de los QBs, Goff no tiene nada que envidiar a Hurts y Purdy; el QB de los Lions tiene más yardas de pase que los otros dos, mejor porcentaje de pases completados, más touchdowns y es el mejor de toda la liga en pases de más de 20 yardas.
Pero al margen de las estadísticas, que en ciertos casos pueden engañar, Goff pasa la prueba visual, pasa la prueba de las sensaciones. Durante la retransmisión del partido en NFL Game Pass, Martín del Palacio me decía que "estamos ante la versión más madura de Jared Goff" y efectivamente lo es. Atrás quedó el QB que recibía todas las instrucciones de McVay antes de la jugada, aquel chico se ha transformado en un QB mucho más completo gracias a Ben Johnson que no solo ha cimentado su crecimiento sino que le ha soltado la cuerda en cuanto a la toma de decisiones. Muchos pensaran que Goff está protegido en un sistema en el que la carrera toma mucho protagonismo y es cierto, sin embargo en Tampa, cuando David Montgomery sale lesionado y los Lions son incapaces de generar ventajas por la vía terrestre, el QB se echa el equipo a la espalda y es el encargado de marcar las diferencias.
Los Lions son ahora mismo uno de los mejores equipos de la NFL y lo son por su colectivo, por la mejora evidente de su defensa… pero lo son también por su QB. Hace unos años los Rams llegaron a la Super Bowl con Goff, la diferencia es que estos Lions están ahí arriba por Goff, él es uno de los motivos que explican el éxito de Detroit.
Las defensas dictan esta NFL
Cuando los dos únicos equipos que estaban invictos caen porque dos grandes defensas son capaces de ganarles la batalla queda claro que esta temporada las defensas han dado un paso al frente. Cleveland es sin duda la mejor unidad defensiva en lo que llevamos de temporada, su capacidad de controlar partidos, de determinarlos la llevamos viendo jornada tras jornada, y eso que su ataque no ha colaborado habitualmente a la hora de conseguir triunfos. Jim Schwartz es uno de los nombres propios de la temporada, el coordinador defensivo de los Browns ha implementado un sistema que se sale por completo de los que venían marcando tendencia en los últimos tiempos, cargado la caja de jugadores, tapando todos los gaps y obligando a los ataques rivales a tener que poner a prueba una secundaria en la que confía al 100% –motivos tiene de sobra–. Myles Garrett, que por cierto sigue jugando a un nivel extraordinario, este año por fin tiene ayuda; Tomlinson se ha convertido en un muro por el interior, Okoronkwo ayuda por el lado contrario a Garrett, JOK este año sí está consiguiendo placar con acierto, la disposición Big Nickel con tres safeties funcionó a la perfección contra los 49ers a los que consiguieron frenar la carrera y maniatar a Purdy. Todo encaja y todo funciona en esa defensa.
Por otro lado, consiguen sacar victorias cuando fuerzan a malas actuaciones en el quarterback rival. Lo hicieron en la primera jornada contra Josh Allen y ahora vuelve a pasar con Jalen Hurts, que tuvo un partido realmente aciago. Tiene más mérito incluso para la defensa de Jets sabiendo que no podían contar con su pareja estelar de cornerbacks titulares. La defensa de Nueva York está llamada a grandes citas, por eso es tan frustrante para los Jets desperdiciarlo en una temporada en la que sacaran victorias de mérito como esta pero muy probablemente no podrán aspirar a grandes objetivos.
Tenemos que hablar de Purdy
El quarterback de los San Francisco 49ers sufrió la primera derrota de su carrera cuando juega el partido completo. No solo eso, Purdy jugó, de largo, su peor partido en la NFL. 44,4% de pases completados, 125 yardas de pase, 4,6 yardas por intento y 55.3 de passer rating, son en todos los casos las peores marcas de su carrera y no solo eso, la sensación de confusión y deriva fue evidente. ¿Me preocupa? Ni lo más mínimo. Cuando el ataque de los 49ers pierde a Deebo Samuel y Christian McCaffrey lo que pierde es mucho más que dos armas primordiales; pierde el factor de imprevisibilidad, pierde el recursos de opciones fáciles que por un lado facilitan el trabajo a Purdy y por otro obligan a las defensas a tener que tomar decisiones sobre dónde poner su atención.
Si las lesiones fueran problemas a largo plazo sí tendríamos que encender las alarmas porque esta ofensiva es muy distinta si le quitas precisamente sus dos armas más versátiles. Aiyuk está jugando a un gran nivel pero es un receptor más clásicio, Kittle y Juszczyk son capaces de aportar en el 'playmaking' pero su misión principal es el trabajo sucio. Deebo pero por encima de todo CMC son las llaves maestras para que este ataque funcione y también para que Purdy juegue con la tranquilidad con la que le veníamos viendo.
Bien es cierto que a Shanahan no se le da nada bien jugar contra Jim Schwartz. Esta era la novena ocasión en la que un ataque de Shanahan jugaba contra una defensa de Schwartz. ¿El resultado? Una sola victoria para el entrenador de los 49ers. 1-8 y nunca ha sido capaz de superar los 20 puntos contra el ahora coordinador de los Browns. La buena noticia para San Francisco es que parece difícil que vuelvan a toparse con Cleveland.
Philadelphia se duele
Perder un partido no es ningún drama para los Eagles. Ni siquiera hacerlo contra unos Jets a los que dirige Zach Wilson desde el puesto de quarterback. No obstante, las sensaciones no son las ideales para Philadelphia. En lo que llevamos de temporada todavía no ha habido un solo partido en el que los Eagles puedan estar plenamente satisfechos del despliegue mostrado, sí de los resultados, al menos hasta ahora, pero todas las semanas queda un sabor de boca extraño. Y cuando parecía que Hurts volvía a recuperar las buenas sensaciones en las últimas jornadas, frente a Jets juega un partido plagado de errores, alguno de ellos espantoso. Esto, unido a las bajas que comienzan a acumularse en la secundaria, empieza a dar algún motivo de preocupación.
Que no se me entienda mal, Philadelphia es uno de los mejores equipos de la NFL, pertenece al primer escalón de favoritismo y sigue teniendo el mejor récord de la liga. Es precisamente en esas instancias de exigencia donde esos signos de vulnerabilidad pueden hacer mella. Los Eagles están llamados a volver a la Super Bowl y pensando esa meta, las sensaciones de momento no son las mejores. Para estar arriba en la división y la conferencia parecen tener de sobra, pero si cuando llegue la hora de la verdad quieren rendir como la pasada temporada y dar ese pasito extra que les faltó para el anillo, entonces tienen cosas que mejorar.
Tyreek Hill y Stephon Diggs aún lo tienen
Ante la irrupción de nuevos talentos jóvenes como Justin Jefferson o JaMarr Chase, a veces podemos caer en la tentación de olvidar que los viejos rockeros nunca mueren. Dos veteranos están siendo los mejores WRs de la NFL, uno por explosividad y otro por regularidad.
Tyreek Hill acumula esta temporada la segunda mejor marca de yardas de recepción de la historia en seis jornadas con sus 814, que suponen el mejor registro desde 1942 y camino de una temporada que podría batir todas las marcas. Es realmente hipnótico presenciar cómo las defensas rivales saben que es la principal amenaza, ver que le dedican una atención especial y comprobar que igualmente les hace polvo con 'big plays' espectaculares en las que acaba en la end zone sin que nadie sea capaz de tocarle.
Con Stephon Diggs tenemos que acudir a la regularidad, el receptor de los Bills acumula cinco partidos de seis en los que alcanza o supera las 100 yardas de recepción, siendo esta la mejor marca de la liga y habiendo batido el récord histórico de la franquicia de los Bills con cuatro partidos consecutivos llegando a esa marca. Diggs es la certeza, es la seguridad para Josh Allen y el WR se está beneficiando de la nueva idea de ataque de Buffalo en la que su pericia corriendo rutas le convierte siempre el objetivo preferido para su QB.
No se le puede pedir más a Lamar Jackson
No debe pasar desapercibida la fantástica temporada que está jugando el quarterback de los Ravens. El sistema ofensivo de Todd Monken exige y a la vez facilita la mejor versión de Lamar como pasador y es justo lo que estamos viendo. Es así aunque la semana anterior sus receptores le dejaran caer siete balones y es así aunque este pasado domingo en Londres su equipo se evaporara del campo en la segunda mitad tras una primera parte extraordinaria en el plano ofensivo. Ahí vimos que la mejor versión del Lamar Jackson pasador no implica que se le haya olvidado cómo hacer daño con sus piernas y nos regaló un scramble que fue una auténtica obra de arte en la que congeló a varios defensores con su quiebros y cambios de dirección. Podemos estar ante la mejor versión de Lamar Jackson si sigue por este camino y, sin duda, es vuelve a los Baltimore Ravens mucho más peligrosos y les coloca como aspirantes a llegar muy lejos –aunque para eso tendrán que conseguir ser más regulares dentro de los propios partidos–.