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Joe Theismann y la lesión más impactante de la historia

Luego de que en este espacio se recordara, la pasada semana, al temible (en más de un sentido) linebacker Lawrence Taylor, varios lectores escribieron para recordar un episodio protagonizado por el líder defensivo de los Giants de los ochenta y que no le perdonan los fans de la franquicia actualmente conocida como los Washington Commanders, que por aquella época aún era denominada como Redskins (nombre que se cambió luego de considerarse que representaba una falta de respeto para los nativos estadunidenses). 

Hablo, desde luego, de la lesión que acabó con la carrera del veterano e histórico quarterback Joe Theismann en un juego de lunes por la noche celebrado en noviembre de 1985 (la semana once de la temporada). Al menos en aquella ocasión, sin embargo, queda claro que "L.T" era inocente de cualquier sospecha de crueldad o de dolo. La jugada fatídica fue, a todas luces, un accidente. En una carga, que desbarató un intento de engaño de la ofensiva, Taylor llegó por el lado ciego y capturó a Theismann detrás de la línea. Pero la pierna del QB se enganchó en la del linebacker, se dobló antinaturalmente y el resultado fue una fractura expuesta de tibia y peroné que la toma de televisión desnudó en todo su escalofriante alcance. Aún se recuerda cómo el defensivo se levantó del suelo y pidió de inmediato, y con alguna desesperación, la entrada del equipo médico para atender a su rival. La jugada fue tan atroz que, decenios después, la liga la votó como "la lesión más impactante de la historia".

1982, Joe Theismann, Washington Redskins

La recuperación de un estropicio de esa magnitud es larga y dificultosa. Más con las técnicas de aquel época. A Theismann, literalmente, le quedó una pierna más corta que otra y optó por el retiro. Es recordado el hecho de que, luego de la lesión, la preparación y los salarios de los tackles que cubren el lado ciego del QB mejoraron notoriamente. Ningún equipo quería perder así a su mariscal-franquicia otra vez. Pero la carrera de Theismann, hay que recordar, no se limita a ese instante de dolor espantoso ("mi pierna se quebró como un palito de pan", dijo él a la prensa, tiempo después). El QB tuvo un paso largo e ilustre por la liga. 

Joseph John Theismann nació en 1949 en New Brunswick, en el estado de New Jersey. Su padre era austriaco y su madre, húngara. Migrantes trabajadores ambos. Fue QB de los Irlandeses de Notre Dame en el futbol colegial, fue seleccionado All-American y quedó segundo en las votaciones del trofeo Heisman (galardón que, aunque lo parezca, no rima con su apellido si se respeta su pronunciación en alemán, que suena más bien como "Tisman"). 

Los Miami Dolphins lo seleccionaron en el draft de 1971 como una ganga de cuarta ronda, pero jamás llegó a un acuerdo con ellos y se fue a jugar sus primeros tres años en la liga canadiense, con los Toronto Argonauts. Serían los entonces Redskins quienes lo pescarían, ya en 1974, para la NFL a cambio de una primera ronda de draft para los ofendidos Dolphins, quienes aún tenían sus derechos. 

Sus inicios no fueron sencillos. No solo fue a la banca, sino que jugó como regresador de patadas en su primera temporada. La titularidad no le llegaría sino hasta 1978. Se convirtió, de inmediato, en un jugador confiable, ganador, seguramente el QB de mayor trascendencia en la historia de la franquicia. Y la historia le deparó una venganza sensacional contra los Dolphins, a quienes venció 17-13 en el Súper Bowl XVII de la temporada 1982 (un año singular, recortado por la huelga y la aparición de los famosos "esquiroles"). Volvió al SB el año siguiente, pero esta vez se le atravesaron los Raiders de Los Ángeles, quienes vapulearon a los Redskins 38-9. Una temporada más tarde vendría la lesión.

Luego de dejar el deporte, Theismann fue comentarista durante varios años. Ha aparecido como "estrella invitada" en algunas series de televisión y es dueño de un restaurante y conferenciante de superación personal. 

Por cierto: Lawrence Taylor se disculpó muchas veces con él por aquella jugada que lo apartó de los terrenos de juego. Theismann ha dicho, cada vez, que el linbacker solo hacía su trabajo y que no necesitaba ser perdonado de nada.