A falta de cinco semanas para el cierre de la fase regular, el premio individual más importante que otorga la liga parece ya tener dueño.
Luego de que Buffalo Bills le propinara una verdadera paliza a San Francisco 49ers bajo la nieve y las luces brillantes del Sunday Night Football, Josh Allen amaneció en boca de todos como el indiscutido favorito a llevarse el trofeo al Jugador Más Valioso de la temporada
El consenso es, en los tiempos que corren, prácticamente unánime. Para las casas de apuesta, Allen es el principal candidato (algo así como -200, un número bastante convincente para esta categoría). Para los analistas y la opinión pública de los fanáticos, el QB de los Bills es el hombre indicado para ser considerado como el mejor de esta temporada.
La estadística lo avala, a nivel individual y en lo colectivo. Con la victoria del domingo, Buffalo aseguró su título divisional (con cinco partidos por jugar, una verdadera locura) y, con marca de 10-2, se mantiene expectante ante la posibilidad de quedarse con el primer lugar en la AFC y garantizar el bye hacia la Ronda Divisional. Para ello, el equipo dirigido por Sean McDermott necesita que Kansas City Chiefs pierda al menos una vez más, para así empatar su récord y quedar por delante gracias al triunfo de los Bills sobre los Chiefs hace algunas semanas.
A propósito de aquél encuentro, el haber vencido a Patrick Mahomes en este duelo de superhéroes es otro punto a favor de Allen, quien además ha logrado algo particular a la hora de buscar un MVP: tener varios "momentos" a lo largo de la temporada.
Ese 4th&2 para sentenciar el partido ante los Chiefs es el primer ejemplo.
El segundo tuvo lugar en otro partido de alto perfil, como fue el del pasado domingo frente a San Francisco:
No vamos a descubrir acá que Josh Allen es un jugador único, capaz de realizar maniobras extraordinarias como lanzar y recibir un pase de touchdown en una misma jugada. Esa cualidad está a la vista desde el momento en el que el chico que pasó por la Universidad de Wyoming se puso la camiseta N° 17 de los Bills.
Desde su primera temporada (con 22 años), Allen deslumbró a propios y extraños con su talento. El combo estaba ahí: un brazo prodigioso (no siempre preciso pero potente como pocos) y una fortaleza de piernas que lo hace prácticamente imposible de derribar.
Año tras año, Allen fue puliendo elementos de su juego. Sin embargo, había un área crucial que no podía terminar de resolver. En una charla que compartieron el año pasado, Tom Brady le dijo en la cara a Allen que debía ser más criterioso y cuidadoso con el balón.
En sus últimas 3 temporadas, Allen lanzó 15, 14 y 18 intercepciones respectivamente. Si incluimos fumbles, había sido el QB con más pérdidas de balón en esa franja temporal. Suena fácil decirlo pero: si tan solo pudiera minimizar los riesgos que toma y al mismo tiempo mantener esa explosividad y espectacularidad tan propia, Josh Allen sería imparable.
Bueno, bienvenidos al presente, en el cual Allen lanzó apenas 5 INT´s y perdió 2 fumbles, para un total de 7 entregas de balón. Ese número lo deja vigesimotercero, con menos pérdidas que Joe Burrow, Jalen Hurts, Jared Goff, Matthew Stafford, Brock Purdy, Jordan Love y sí, señores, Patrick Mahomes.
El prometido de Hailee Steinfeld (felicitaciones a la nueva power couple de la liga, by the way) parece haber encontrado la fórmula perfecta para su juego. Además de cuidar mejor del ovoide, Allen no dejó de lado su agresividad (lleva 20 pases de TD, 6to en la liga). Y, como ya hemos visto, sigue siendo igual de osado cuando la situación lo amerita.
Todo esto se dio en un contexto lejano al ideal para la ofensiva de los Bills, que llegaba al inicio de temporada con más dudas que certezas, a partir de las salidas de Stefon Diggs y Gabe Davis y de una sensación de estancamiento en la línea ofensiva.
La respuesta de Allen fue la de un líder nato. Ajustó donde tenía que ajustar, se cargó el equipo al hombro en los momentos adecuados y, de pronto, Buffalo ya ganó su división y parece estar bien armado para intentar quebrar la hegemonía de los Chiefs en la AFC.
Dijimos hace algunas líneas que si Josh Allen lograba limitar sus falencias y potenciar sus virtudes, sería imparable. Si no sucede nada raro, todo indica que, además de imparable, Allen será MVP de la NFL.