Lamar Jackson acabó la temporada pasada entre muchísimas dudas. Su juego no terminaba de despuntar tras su temporada de MVP y el esquema de su coordinador ofensivo, Greg Roman, no terminaba de potenciar sus habilidades, pese a que los Ravens tuvieron uno de los mejores ataques terrestres de toda la NFL.
Además, el deje de no haber sido capaz de terminar ninguna de las últimas dos temporadas por lesión, era algo que había ido lastrando el estatus de Lamar Jackson como uno de los mejores QBs de la NFL. El 14 de febrero de 2023 los Ravens comenzaron a darle la vuelta a la narrativa, contratando a Todd Monken. Y el 27 de abril de 2023 el equipo cerró filas y firmó a Lamar Jackson un contrato de 260M$ por 5 años, convirtiéndole en el jugador mejor pagado de la historia de la NFL hasta el momento
El ataque de Todd Monken
El año pasado Todd Monken llevó a los Georgia Bulldogs a su segundo campeonato universitario consecutivo, promediando 40.7 puntos por partido y convirtiendo a Stetson Bennett en candidato al Trofeo Heisman. Y hay dos aspectos de su ataque en Georgia que eran perfectamente trasladable al juego de Lamar Jackson y que estamos empezando a ver en estas dos primeras jornadas
Obligar al rival a defender todo el campo. Monken quiere obligar al rival a defender toda la longitud del campo y para eso la mejor manera es utilizar formaciones mucho más abiertas y menos pesadas. De esta manera, con jugadores rápidos y atacando al rival tanto de manera vertical con rutas profundas como de manera horizontal, con conceptos como el mesh que combina rutas de un lado a otro del campo
El año pasado, los Ravens solo usaron personal 11 (1 tight end, 1 corredor y 3 receptores) en un 12% de sus jugadas. Fue, por supuesto, el equipo que menos usó esta formación en toda la Liga. Este año los Ravens están usando este personal en el 50,4% de los snaps, un aumento considerable y que permite juntar en el campo al mismo tiempo a Rashod Bateman, Odell Beckham Jr. y Zay Flowers, una combinación letal de velocidad que permite a Lamar Jackson ver el campo de una manera mucho más clara.
¿Cuándo habíais visto el año pasado a los Ravens formando así en 1&10?
El hecho de salir a la jugada con una formación tan abierta obliga a la defensa a mostrar sus cartas y no poder engañar al ataque con la posición de ningún jugador. En este caso, se ve claramente que los Bengals están en defensa al hombre con un solo safety profundo por lo que las rutas profundas de los jugadores del slot (rodeadas en amarillo) son claramente los puntos a atacar por los Ravens.
Esta formación le permite a Lamar Jackson tomar decisiones más sencillas pero también le obliga a tomarlas mucho más rápido para evitar que llegue la presión. Y Lamar ha respondido. El año pasado el tiempo medio de lanzamiento de Lamar Jackson fue de 3.12s (el 3º más alto de toda la NFL, solo por detrás de Deshaun Watson y Justin Fields). Este año ha bajado hasta situarse en 2.86s (bajando hasta convertirse en el 14º más alto de la Liga).
Usar la movilidad del quarterback. El simple hecho de abrir la formación, como veríamos en la imagen anterior, también supone más espacio para las carreras del quarterback. En muchas de estas ocasiones, con tantos receptores abiertos, la defensa se ve obligada a jugar una defensa individual. Y cuando la defensa es individual, los defensores tienden a quitar sus ojos del quarterback lo que permite una situación perfecta para correr.
Aprovechar la capacidad de evitar rivales de Lamar Jackson en este tipo de carreras no diseñadas es lo que buscará Todd Monken. En estas dos jornadas Lamar Jackson es ya el segundo QB que más yardas ha conseguido en este tipo de jugadas (72) además de ser el líder en esta faceta en yardas tras contacto por intento (2,89) y placajes rotos (7)
Según avanza la temporada y se va mimetizando más en el esquema, Lamar seguirá poniendo mejores números, jugando más tranquilo comandando el pocket y su nivel, si las lesiones le respetan, podrá acercarse al que le dio el MVP en el año 2019.