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Las cosas cambian de lugar (y hay días opuestos en la NFL)

Una suerte de fenómeno karmático me tiene de vuelta en Arizona, meses después del Super Bowl. Es curioso poder ver cómo las cosas han cambiado tanto en un periodo tan corto. Las calles ya no están llenas de aficionados al football. La serie mundial ha llegado a Arizona y los Diamondbacks son el tema de conversación. El baseball es el chico nuevo del pueblo.

Atrás queda lo que hicieron los Philadelphia Eagles, de la mano de Nick Sirianni y dos fantásticos coordinadores que ahora encabezan sus propios proyectos. Terminamos de grabar una pieza en las instalaciones de los Cardinals cuando escuché a nuestro enlace decir ーHi, coachー para encontrarme, al girar la cabeza, con Jonathan Gannon saliendo de un día de trabajo. El artífice de una espectacular defensiva, que tenía a múltiples jugadores con dobles dígitos en la estadística de sacks la temporada anterior, es ahora el nuevo head coach de los Arizona Cardinals. A pesar de que apenas han conseguido una victoria, hay claros signos de mejoría y un proyecto interesante que, al menos, genera una mínima esperanza de que pueda llegar a algún lugar. Sorprendió iniciando la temporada con Joshua Dobbs, que ha hecho un papel sólido, especialmente considerando lo que se hubiera esperado de él. No cuenta con demasiadas armas a su alrededor: DeAndre Hopkins se marchó como parte del caos al que Gannon quería poner orden y James Conner se lesionó y le quitó una parte del apoyo en el juego terrestre. Sin embargo, las escasas 3 intercepciones que ha tirado le tienen en el top 5 de QBs en ese apartado. Algo que casi nadie hubiera esperado. Kyler Murray está listo para volver y fue listado con completa participación en los entrenamientos. Veremos qué sucede en esa historia porque esta semana fue muy claro lo fácil que las cosas cambian de lugar.

La prueba del domingo se antoja difícil ante unos Ravens que barrieron con uno de los equipos más prometedores hasta ahora. El ataque de Lamar luce como uno de los más prometedores en la liga. Había dado atisbos de lo que venía, pero los receptores habían dejado escapar muchos balones en momentos clave. El toque de los dedos. La mano de Monken se nota y quizá es momento de empezar a mirar con mucha más seriedad esta versión de los Ravens. La tarea se antoja muy difícil para Arizona, pero si alguna lección nos dejó la semana anterior, es la claridad de que esta es la liga en la que cualquier cosa puede suceder. Any given Sunday

Día Opuesto

El día opuesto

Más de una vez he defendido que la NFL es una de las ligas más estables. Más allá de filias y fobias acerca de la predicción deportiva, me parece que hay ligas y disciplinas en donde resulta imposible hacerlo y el fenómeno no dista nada de romper una galleta de la fortuna. En cambio, creo que en esta liga hay una serie de tendencias y factores que permiten incrementar el factor de éxito en esa predicción. Sin embargo, todas las temporadas existe al menos una jornada en la que todo pareciera estar al revés. Y eso es lo que encontramos en semana 7. Me encanta ese contraste de tener una liga en la que hay estabilidad y tendencias, pero siempre coexisten con una chispa de esperanza que mantiene el interés en cada juego.

Hay cosas que no cambian demasiado de lugar. Los contendientes de los que hablábamos aquí en Arizona, hace algunos meses, siguen luciendo como los equipos más sólidos. Quizá no nos entusiasme demasiado la posibilidad de repetir el Super Bowl, pero está ganando algunos galones conforme la temporada avanza.

Luego existe un club de equipos, con record de 5-2, sobre los que pesa más de una interrogante:

  1. Los ya mencionados Ravens sobre los que la desconfianza partía de un cuerpo de WRs que parece empezar a conectar;
  2. Los Detroit Lions, favorito de muchos, que fueron arrastrados por Baltimore;
  3. Los Jacksonville Jaguars, que se sienten con algo de consistencia, pero carecen de explosividad y vieron casi desvanecido el impacto de Calvin Ridley;
  4. Los Miami Dolphins, que al mismo tiempo pueden tener el ataque con más dinamita en la liga, pero sentir la sombra de no vencer a equipos arriba de la marca de .500;
  5. Y los 49ers, que entre algunas dudas con Purdy, la caída contra la versión primetime de Cousins, la baja de algunos efectivos y Sam Darnold iniciando el próximo partido, dan señales de que la sólida estructura que mostraban estaba sujeta de múltiples puntos pequeños de estabilidad.

Y fuera de este grupo encontramos a unos Bills que se las arreglaron para ser vencidos por los Patriots (ajuste en la OL de por medio), que la semana anterior entraban en la discusión como lo peor que habíamos visto hasta ahora. Los Bengals de Joey B vuelven del BYE con récord de 3-3 y lo hacen precisamente contra los 49ers. Y hay algunos equipos, en este tercer escalón, que tampoco esperábamos ver: Browns, Steelers y Seahawks.

Apenas nos acercamos a la mitad de la temporada, pero la lección está aprendida. Muchas cosas aún pueden cambiar de lugar…