La NFL no tiene dueño. Quizá esa es la principal realidad que podemos extraer de las primeras ocho semanas de competición. Cuando estamos a punto de llegar al ecuador de la temporada, ningún equipo ha despuntado de tal manera que podamos afirmar que es el principal dominador de la liga esta temporada. Cada vez que ha existido una convención generalizada de que alguien estaba siendo el mejor, la competición se ha encargado de ponernos en nuestro sitio. Primero se afirmó que los 49ers eran ese equipo llamado a ser que marcara la pauta, entonces llegaron tres derrotas consecutivas para los de Shanahan; después nos apresuramos a pensar que los mejores eran los Chiefs, que esta semana viajaron a Denver y firmaron una floja actuación –influenciada por la enfermedad de Mahomes– y perdieron contra un equipo que nos les ganaba desde 2015. Nadie termina de convencer del todo, los Eagles cuentan con el mejor récord de la NFL pero sus sensaciones tampoco son las mejores y la conclusión final a la que podemos llegar es que esta temporada la liga está más abierta que nunca. Y eso es una buena noticia.
Los Bengals están de vuelta
Da gusto ver a Joe Burrow rindiendo a su máximo nivel y los Cincinnati Bengals realmente lo agradecen. La versión limitada, condicionada, encerrada en el pocket sin apenas movilidad que habíamos visto en las primeras semanas ha evolucionado, según su lesión en el gemelo se iba curando, en la versión del Burrow capaz de liderar a su equipo hasta la Super Bowl a la que el QB de los Bengals nos ha tenido acostumbrados los últimos años y que este pasado domingo lució en todo su esplendor en Santa Clara frente a los 49ers. Y eso se traduce en la mejor versión del ataque de los Bengals, que jugaron a un nivel que les permite competir de tú a tú y ganar a absolutamente cualquier equipo de la NFL.
Esta versión de los Bengals sí es candidata a lo máximo. El juego previsible desde el shotgun, desde donde les estaba costando mucho correr, en el que Burrow difícilmente podía operar desde el pocket y donde incluso era mucho más difícil protegerlo, pasó en el partido ante los Niners a ser una propuesta mucho más variada, en la que el componente de juego bajo center abrió un abanico de posibilidades y logró involucrar a muchos más actores. Tee Higgins volvió a aparecer, Tyler Boyd estuvo mucho más involucrado y causó un impacto real, Joe Mixon gozó de mucho más espacio para marcar las diferencias en el juego terrestre… y todo esto sin perder la gran amenaza de JaMarr Chase, que hasta ahora estaba siendo el recurso de salvación para Burrow cuando nada funcionaba y en este partido fue esa verdadera amenaza principal que, esta vez sí, estuvo bien rodeada de otros fuentes de producción ofensiva.
Los Bengals jugaron los mismos snaps ofensivos bajo el center en este partido que los que llevaban en toda la temporada, eso ya provocó en los 49ers una adaptación en su defensa y también una incomodidad, porque San Francisco está sufriendo a la hora de parar la carrera cuando su formación defensiva es nickel –cinco defensive backs– y con los Bengals jugando permanentemente en personal 11 –un RB y un TE–, los Niners emparejaban su defensa con esa formación nickel a la que le costó reaccionar a las carreras bajo center y a la amenaza de Play Action de Burrow, que incluso se permitió el lujo de varios scrambles que acabaron en importantes ganancias tirando de piernas por parte del QB.
Lo cierto es que el partido de los Bengals fue fantástico, fueron netamente superiores a los 49ers y, aunque les espera un calendario complicado y agotaron su margen de error en las primeras jornadas, el futuro luce mucho más esperanzador para un equipo que jugando a este nivel puede llegar muy lejos.
¿Están los 49ers en problemas?
Dentro del grado de preocupación que puedan tener los 49ers, yo me afanaría más en resolver esos problemas que está teniendo de la defensa contra la carrera en las últimas semanas y que han provocado cierto desequilibrio, antes que volverme loco con un Brock Purdy que durante la gran mayoría del partido fue capaz de mover el balón con mucho acierto y mucho criterio pero, de nuevo, encadenó un par de errores graves consecutivos. Es cierto que las dudas son inevitables, pero los errores tarde o temprano iban a llegar; ni cuando acertaba estaba al nivel de los Mahomes o Allen, ni con los fallos de vuelve de repente un QB que no pueda dirigir este ataque. El ruido en torno a Purdy va a crecer, pero los 49ers no deben perder la perspectiva y si quieren volver a la senda del triunfo, pensar que toda la culpa es de Purdy sería un error. La mirada debe ser más al colectivo. Claro que no vendría nada mal que su QB dejara de entregar balones al rival cuando el equipo trata de remontar.
Los San Francisco 49ers está pasando un bache de resultados y las dudas van obligatoriamente a aparecer, pero a veces es tan sencillo como volver a la fórmula que les hizo ganar 15 partidos de manera consecutiva. Ese ataque ha demostrado que puede ser diferencial con las piezas con las que cuenta con ese sistema. La defensa sí debe mejorar, es una evidencia que no está al nivel del pasado año y tampoco al mismo con el que arrancó la temporada. Los 49ers son más vulnerables y su confianza ha bajado, su favoritismo pierde puntos, pero que a nadie se les ocurra descontarles en la lucha por ganar la NFC.
El mejor Dak Prescott guía a unos imponentes Cowboys
Que a nadie se le ocurra tampoco descontar a los Cowboys. Al margen de las narrativas establecidas contra él, es una realidad que Dak Prescott está jugando una gran temporada, es una realidad que está siendo uno de los mejores QBs de la temporada y una realidad que el ataque de los Cowboys está creciendo las últimas semanas guiado por su quarterback y apoyado en un estelar CeeDee Lamb. De hecho, la conexión que han cultivado estos dos jugadores es el principal argumento de una ofensiva donde la carrera no termina de marcar las diferencias pero en la que otros actores se han ido involucrando. Tras la derrota de Dallas en Santa Clara en la que se dió por hecho los 49ers eran el mejor equipo de la NFL y los Cowboys no valían como aspirantes, San Francisco ha perdidos todos sus partidos y los Cowboys han contado por victorias todas sus citas, jugando además a su mejor nivel. La NFL es una carrera de fondo, todos se dejan partidos, todos tienen malos días –más si cabe esta temporada– y lo que viene demostrando Dallas ante rivales que han puesto en aprietos a todo el mundo es digno de mención.
Es digno de mención el nivel al que Prescott está operando en las zonas underneath e intermedia, su precisión en ventanas ajustadas y su gran nivel cuando le llega la presión. También cómo ha vuelto a incorporar la utilización de sus piernas como recurso. Es destacable la versatilidad con la que están utilizando a CeeDee Lamb, que ya no es solo un receptor que viva permanentemente en el slot y cada vez hace más daño alineado por fuera de los números, a los Rams los hizo polvo cada vez que Prescott enviaba pases al exterior a su receptor favorito. Y es destacable también cómo Brandin Cooks y Jake Ferguson se han incorporado como alternativa sostenibles que hacen el ataque de Dallas más variado y completo.
Igualmente es destacable el nivel de la defensa y cómo ésta ha sido capaz de sobreponerse a las importantísimas bajas por lesión que ha sufrido. Es de justicia destacar el nivel al que está jugando DaRon Bland, que se vió obligado a dejar el slot para alinearse como CB abierto; no solo no ha acusado negativamente el cambio sino que está jugando a un nivel estratosférico, de hecho toda la nómina de CBs de los Cowboys está a un gran nivel, con Gilmore en el lado contrario a Bland y Jourdan Lewis en el nickel. La manera en la que Dallas ha resuelto esas bajas por lesión pasa también por formaciones con tres safeties, donde hay que destacar la irrupción de Marquise Bell, que vive permanentemente en la caja junto a los Linebackers y se ha adaptado a la perfección, ofreciendo mucho equilibrio al colectivo.
Una vez más los Cowboys han cogido una buena racha, han alcanzado un gran nivel de juego y nuevamente tendrán que refrendar esas sensaciones ante lo que parece su única asignatura pendiente, ganar a un gran equipo, ganar a un candidato al anillo. Esta próxima jornada tendrá la oportunidad ante unos Eagles que sin dejar las mejores sensaciones son el único equipo que solo ha perdido un partido esta temporada. El liderato de la división estará en juego y también la credibilidad de dos equipos que, en teoría, parten como candidatos a ganar también la conferencia.
¿Nos preocupamos por los Chiefs?
No. Ni mucho menos. Creo que por esta vez podemos disculpar a un equipo cuya máxima estrella –no solo suya si no de toda la liga– fue contagiado de gripe en casa y llegó muy mermado a un partido contra un rival contra el que nunca había perdido. De hecho, los Chiefs llevaban desde 2015 sin perder contra Denver y ésta no es solo la primera derrota de Mahomes contra los Broncos, sino que es su primera derrota como visitante en la división. Perdonadme si no me echo a temblar por una derrota que tiene mucho más de anecdótica que de digna de sacar grandes conclusiones.
Ha nacido una estrella. Will Levis no pudo tener mejor irrupción en la NFL, 19/29 para 238 yardas, 4 TD, 0 INT y 130.5 de rating en su debut y primera titularidad en la NFL para dar una victoria muy necesaria a los Titans frente a los Falcons. De hecho, Levis se convierte en el tercer QB en la historia de la NFL que anota 4 o más TDs en su debut en la liga –junto a Frank Tarkenton y Markus Mariota– y todo apunta a que en la batalla por sustituir a Tannehill esta actuación será decisiva en favor del QB rookie por delante de Malik Willis. Solo con este partido, Levis ya tiene el doble de pases de touchdown que Tannehill en todo lo que llevamos de temporada.
Por cierto, no sé cómo lo hace pero Mike Vrabel siempre encuentra la manera de conseguir la victoria cuando su equipo sale de la Bye Week. Con esta victoria, el récord de Vrabel saliendo de la semana de descanso se sitúa en 6 victorias por ninguna derrota.
AJ Brown es un monstruo
Esta sí es una conclusión que puedo sacar. Son ya seis partidos consecutivos superando las 125 yardas de recepción, una marca que supera el récord establecido por Megatron. Y si Calvin Johnson era apodado como un monstruo gigante de metal, Brown es otra clase de animal mitológico incontenible –o Animal Jurásico, como lo apoda Javi Gómez–. En cualquier caso Brown es una bestia que utiliza su físico exuberante para marcar la diferencia ante cualquier defensiva back que ose marcarlo y se ha convertido en el principal argumento para desatascar una ofensiva eagle que todavía no acaba de encontrarse cómoda del todo. Cualquier atasco que sufra ese ataque lo está resolviendo Brown y su capacidad para producir yardas y touchdowns.
De hecho, esta fue una fantástica jornada para un buen puñado de WRs, no solo AJ dejó su sello (130 yardas y 2 TDs), también lo hicieron otros como CeeDee Lamb (158 yardas y 2 TDs), DeAndre Hopkins (128 yardas y 3 TDs en 4 recepciones), Rashid Shaheed (153 yardas y 1 TD en 3 recepciones) o la pareja Tyreek Hill y Jaylen Waddle (que se combinaron para 233 yardas y 2 TDs).