Momentos puntuales y decisiones que definen el desenlace del juego. Considero que hay dos formas de ver un partido. Podemos, por un lado, pensar en un juego y analizarlo como una totalidad. En este campo entran las estadísticas y la interpretación de los partidos a partir de un ーes que generaron 100 yardas más por tierraー o ーsolo hicieron tres puntos en la segunda mitadー. Considero que hay dos limitantes en este análisis:
- En un partido con tantas variables es muy complicado alcanzar a entender cómo funcionaron e interactuaron todas ellas, por lo que corremos el riesgo de quedarnos en un nivel superficial;
- Tenemos un abordaje estático que se aproxima al partido completo como una fotografía sin permitir apreciar los momentos puntuales y las inflexiones que ocurren en cada duelo.
Me gusta pensar que la aproximación por momentos genera, más que una fotografía, una suerte de gráfica o, mejor aún, un árbol de decisiones o de futuros posibles en las que un instante del juego, una decisión y una acción particular cambian por completo el curso de la historia. Para ejemplificar demos un salto temporal al encuentro entre Packers y 49ers. Vaya segunda mitad. La Ronda Divisional pocas veces decepciona. Si hacemos un análisis global diremos que la derrota se explica en el FG que Anders Carlson falla junto con la intercepción en el drive final de Jordan Love. Sí y no. Rob Gronkowski dejó una declaración espectacular que arroja luz en estos análisis globales. Rob dijo (en una terrible traducción extraída por completo de mi memoria): "los Packers jugaron un football espectacular durante 58 minutos, pero para vencer a los 49ers tienes que hacerlo durante 60". Esto podemos trasladarlo a una lectura en la que Jordan Love juega un partido magistral, Brock Purdy se encuentra mucho más errático, pero en los 2-minute drives finales Brock corre una ofensiva fantástica y Love termina entregando el balón y el partido. Esta simplificación nos sirve para entender, interpretar y compartir el partido. En muchos comentarios de telediario deportivo encontraremos variantes de lo expuesto en este párrafo. Sin demeritar en lo más mínimo el partido de los Packers que han competido de forma excepcional podemos comparar ese acercamiento con una secuenciación de momentos.
Jordan Love no corre series ofensivas perfectas hasta que, con 52 segundos en el reloj, es poseído por el espíritu de (inserta aquí el QB de tu preferencia con tendencia a ser interceptado). Ni tampoco intercambió cuerpos con Purdy como en chick flick americana. En la zona hay dos posibles blancos y tres defensivos. Sin embargo, la fuerza requerida para conectar con estos objetivos evadiendo a la secundaria está al alcance de muy pocos. No pretendo quitarle responsabilidad de esta jugada a Jordan. Es un lanzamiento irresponsable. Ha rolado a la derecha, librando la zona de los tackles, y ante la incipiente presión de Bosa puede optar por deshacerse del balón en la banda. En lugar de eso lanza este balón imposible, apoyado si acaso en una pierna, tratando de cruzar de lado a lado el campo. Mi punto aquí es que no es la primera vez que Love se muestra impreciso en el partido. Faltando cerca de 3 minutos para cerrar el 3er cuarto hay una serie ofensiva muy desafortunada para los Packers. En primer down Aaron Jones resbala en el campo colocándoles en 2da y 11. Love intenta conectar con Tucker Kraft en la banda, pero hay un drop en un intento de recibir el pase a una mano. Situación de tercera y largo. El pase a Kraft queda atrasado y, en otro intento a una mano, lo desvía elevándolo y disminuyendo la velocidad de forma que resulta más fácil interceptarlo. Hay un cambio de posesión y Purdy vuelve a mostrarse impreciso, volando a los receptores en sus pases. Tiene suerte de no ser interceptado también. La tuvo durante todo el partido. La secundaria de Packers falló en posibles robos de balón que hubieran cambiado por completo el rumbo del juego. El intercambio termina en 3 puntos que reducen la diferencia en el marcador a cuatro. Es un slalom. Cualquiera de esas intercepciones fallidas cambiaba el sentido del encuentro. La intercepción de Love lo cambia y el último drive magistral de 49ers resulta en una ventaja cuando pudo haber igualado el marcador. Euforia en Santa Clara que nos arrebata una posible final de conferencia en el Ford Field.
Podemos ejecutar el mismo sistema en cada partido y encontrar los momentos precisos de la inoperancia de un ataque de Texans que engañosamente se va 10-10 al descanso. O en dónde recae la efectividad de la defensiva de Baltimore. Cuál es el instante en que el intercambio de golpes deja noqueado a Baker Mayfield y decanta el partido a favor de Lions. Y, especialmente, cómo Mahomes ha alcanzado su sexta final de conferencia seguida. De la mano de los ajustes de Andy Reid. Con una mermada defensiva de los Bills que no pudo parar el ataque de Kansas. El espectáculo de Josh Allen que se quedó sin nitro en la segunda mitad y ese fatídico drive final en el que el playcalling confío en una jugada que, en esas condiciones, tiene mucho más de imponderable. En lugar de crucificar a Bass entendemos que las decisiones de los Bills se han tomado creyendo que ya se tenían los 3 puntos en la cartera. La aduana final de la AFC pasa por Baltimore y si desde offseason se ha dicho, día sí y día también, que es el año en que Lamar Jackson debe demostrar que come en la misma mesa que la élite, ha llegado ese momento puntual. Es la escena que define al personaje. Un matchpoint, la pelota ha rozado la red y seguiremos con atención su trayectoria, en cámara lenta, observando de qué lado botará por segunda y última vez.