Lo primero mola y mucho. Lo segundo acojona y bastante. Para cumplir ambos entre los cientos de miles de jóvenes que comparten tu mismo sueño, tienes que estar marcado. Ser especial, distinto, lo que sea, pero te ha tocado a ti. Tienes algo. Pero una cosa es llegar a la NFL y otra muy diferente es aterrizar y llevar las riendas de la franquicia con más anillos de la historia -junto a Pittsburgh Steelers- en tu primer año. Los New England Patriots pasaron de no conocer a qué sabe la victoria a degustar el Vince Lombardi año tras año.
El mismo año en el que The Goat llega a la liga y es drafteado por Nueva Inglaterra, había nacido al sureste de los Estados Unidos un chaval que sin saberlo en ese instante, su vida estaría ligada a los Patriots y consigo a Brady. ¿Presión? Michael McCorkle Jones nace el 5 de septiembre de 1998 en Jacksonville, Florida. Lo hace en el seno de una familia dedicada íntegramente al deporte. Sin embargo, el único que acabaría lanzando para touchdowns y corriendo yardas sería él.
Michael McCorkle Jones, o en su usufructo, Michael Jones. Un segundo… ¿Michael Jones? «No sé quién es Michael, soy Mac». Esta fue la respuesta que le dio a su profesora con tan solo 5 años. Más adelante en su vida contaría que siempre odió el "Michael McCorkle" porque lo veía demasiado largo e incluso pensó en quitárselo, pero pensó en su familia para no tomar la decisión. Desde pequeño, Mac ya era uno de esos que destaca entre la multitud por su personalidad. Su primer trabajo fue de modelo de anuncio publicitario a los 7 años. Con ese pelo rubio platino al más puro estilo Targaryen, posaba para una delicada ropa con una mini corbata a su cuello que le acababa en el pecho.
En el College se comprometió con la Universidad de Kentucky, pero en último momento le llega una beca escolar de Alabama como early enrollee. Mac no dudó. Ese primer año casi le cuesta su carrera deportiva. Fue arrestado con cargos por conducir bajo los efectos del alcohol. Se vio envuelto en un accidente de coche que por suerte, no dejó heridos en ninguno de los dos vehículos. Tras esto dejó de lado las fiestas y las distracciones. Su etapa universitaria la concluye siendo otra persona. Alabama se coronó campeón tras avasallar a Ohio State por 52-24 con cinco pases para touchdown. ¡¡Cinco!!
El comportamiento de Cam Newton, unido a su negativa de vacunarse contra el COVID supuso el adiós del quarterback antes de que diese comienzo la temporada. El sueño de aquel niño se cumplió en la semana 1 siendo el titular de la franquicia más exitosa de los últimos 20 años en la NFL. Los Patriots pasaron del '12' de Brady al '10' de Mac Jones. Cuando pensaba que estaba viviendo el desafío de su vida, la liga le sorprende con un acontecimiento aún mayor: Prime-time. Sunday Night Football. El regreso del GOAT a Foxboro. Tom ante Mac. El pasado ante el futuro. Casi nada.
Cayó, pero se convirtió en el único quarterback de aquella gran camada del Draft que se clasificó para la postemporada. Fue el segundo mejor rookie del campeonato, solo por detrás de Ja'Marr Chase. En 2022 tocaba dar un paso adelante, pero la franquicia tendió hacia lo contrario. La mediocridad se apoderó de Nueva Inglaterra y se comprobó con una caótica última jugada ante los Raiders. En medio del camino una torcedura en su tobillo lo mantuvo alejado y las dudas sobre si Zappe -QB suplente- era mejor que él ocuparon varios titulares en la prensa de Boston. Estas se terminaron en el Thanksgiving Day con sus 382 yardas como mejor actuación de la temporada.
Son varios los que dicen que Jones está ante su último tren. Nadie dijo que su periplo iba a ser fácil, de hecho el propio jugador se hubiera negado a que fuera así. Si hay algo que ha demostrado todo este tiempo es su capacidad de desconectar, para volver a conectarse más centrado y focalizado en su objetivo, ganar. Un sentimiento anhelado por Foxboro tras el adiós del grande de todos los tiempos.
A cualquier ser humano le hundiría la presión que supone coger su relevo.
A Michael también. Pero a Mac no.