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Mundo NFL | Sitio oficial de la NFL en español

NFL salvaje: la teoría darwiniana

La NFL es darwiniana

Imaginemos que dejamos un zorro marrón en la nieve y otro que, por algún defecto genético, es algo más claro de lo normal. ¿Qué sucederá? El zorro marrón tendrá pocas probabilidades de cazar sin ser detectado, mientras que el de pelaje más claro, lo tendrá un poco más fácil y comerá más. Al alimentarse más, tendrá más energía y vivirá mayor tiempo, por lo que tendrá más opciones de reproducirse. El zorro marrón llegará a tener, por ejemplo, uno o dos hijos. El claro, cuatro o cinco. Lo que sucede es que ahora en la población ya habrá más zorros claros. Esos cinco se reproducirán también más que los otros dos marrones, por lo que al final, de generación en generación, la proporción de zorros claros será mayor. Además, de entre esos claros, habrá algunos más blancos que otros. Cuanto más blancos sean, más posibilidades de cazar que los otros "menos blancos". Así, con el tiempo, la evolución va afinando cada vez más y dejando una población perfectamente adaptada a las características del medio.

Después de probar que las especies cambian y se diferencian las unas de las otras, Darwin tenía que demostrar cuál era esa fuerza que conducía a ello, pues debía haber un mecanismo que lo regulara. Este mecanismo era-y es- la selección natural. Esta teoría explica por qué los seres vivos evolucionan. En resumen, la teoría de la selección natural postula que, si no estás adaptado al medio, morirás antes que los que estén mejor adaptados, por lo que la población de esa especie tenderá a tener las características de los más "beneficiados", genéticamente hablando. Al final sobreviven los mejor adaptados al medio y no los más fuertes, y esto, como en todos los órdenes, sucede así en la NFL. Y no hablamos ya de jugadores en términos individuales, sino de equipos. Uno de los mejores ejemplos de la adaptación de las especies que habitan el football para sobrevivir y ganar, fue Bill Walsh cuando ejercía de entrenador asistente ofensivo y de receptores y quarterbacks de los Cincinnati Bengals. El quarterback titular en ese momento 1969, Greg Cook, había caído en la cuarta semana de la temporada con un desgarro del manguito rotador. Cook no era un mariscal cualquiera, como Walsh comentó años más tarde que "era el mayor talento que jamás haya jugado en la posición, como Steve Young, pero más grande". El suplente Virgil Carter, aunque era un jugador universitario exitoso, era de tamaño insuficiente y tenía una fuerza en el brazo por debajo del promedio. El estilo que dominaba el juego en ese momento en la NFL se centraba en establecer un juego de carrera físico y luego realizar algún que otro pase profundo. Como resultado, la capacidad de un quarterback para lanzar el balón en profundo y crear una amenaza vertical era valorada por encima de todo. Eso no lo tenía Carter y Walsh tuvo que adaptarse al medio. Aunque no poseía las habilidades valoradas en ese momento para su puesto, Carter era inteligente y podía lanzar con precisión. Walsh decidió renovar por completo su sistema y diseñarlo en torno a los puntos fuertes de Carter. Tomó lo que aprendió de Sid Gillman, Al Davis y Paul Brown (trabajó con Brown durante su tiempo con los Bengals) y desarrolló un juego de pases cortos con control del balón que dependía principalmente de la sincronización y el ritmo para mover el balón. Walsh explicó el proceso de pensamiento detrás de esta estrategia en su libro Finding the Winning Edge: "Debido a que los Bengals no eran lo suficientemente fuertes en la línea ofensiva para poder correr el balón de manera constante, decidimos que nuestra mejor oportunidad de ganar partidos de fútbol era controlar el balón de alguna manera. Como resultado, ideamos un juego de pases con control del balón con la esperanza de que, si pudiéramos lograr 25 primeros intentos en un juego determinado y si también tuviéramos buenos equipos especiales, tendríamos una oportunidad razonable de seguir siendo competitivos en el juego de balón. En ese proceso, era de esperar que nos sucediesen cosas buenas". 

Pensemos en el football que viene dominando hoy. Probablemente con mucha influencia vigente de esa West Coast Offense, los patrones de football, basados en esquemas de protección zonal, de vuelta a la carrera y de pases hacia rutas cercanas a la LOS, con una gran variabilidad en el origen de las mismas, sea desde el backfield o no, provenientes de motions o en estático, de formaciones variadas en bunch o stack o en la propia línea ofensiva o en splits variados, pudieran conformar ese nuevo football dominante. La adaptación a este football la trae Shanahan con McVay, McDaniel, LaFleur, o gente como Ben Johnson o Monken, y por supuesto, Andy Reid, que ya practicaba un football con grandes influencias universitarias con epicentro en el pase pero contando con el que los domina a todos, con Mahomes, pues ya no hablamos solo de la horizontalidad de Gillman, sino que suma la vertical de Al Davis y el play action que introdujo Walsh en su WCO. Y al final, la necesidad para sobrevivir en esta NFL salvaje hace que cada equipo se adapte al medio con los instrumentos necesarios. Pero una característica, además de las formuladas subyace en todo esto, y es el poder, la fortaleza en tiempos donde quizá se vaya desnaturalizando el football de siempre y su tendencia a desaparecer, pero buscando el límite legal permitido, donde nos encontramos a Sirianni cuando ese componente de fuerza y potencia no exenta de la búsqueda del engaño perenne con un quarterback que interpreta perfectamente ese juego está tan bien rodeado, para ganar cualquier partido. Como afirma el propio entrenador de los Eagles, "…cada down de nuestra ofensiva, es un primero y nueve…", evidentemente el qb sneak o el tush push hace el resto. El equipo y su conformación, cambian las reglas del juego, ya no luchan como todos, por las 10 yardas. Las 9 yardas son su objetivo. Así con todo, nos encontramos con una serie de equipos que juegan a una misma cosa en origen, evolucionada en cada territorio según la franquicia y entrenador, y con el dominio de la fuerza, del golpeo. Por mucho que un equipo corra, cuando otro corre igual pero golpea con mayor fuerza, en esta NFL, gana. Y esto es un poco lo que pasó con Eagles frente a Dolphins o Ravens frente a Lions. Ya puede haber un gurú ofensivo en frente que corra el estilo que domina en estos tiempos, que como el rival golpee más, con una intensidad mayor, no habrá nada que hacer. Y lo cierto es que Eagles, 49ers y Chiefs, por lo menos en estas semanas, no solo juegan mejor al football, también golpean más, son más fuertes y poderosos físicamente, pudiendo sumar a Ravens, y esto es lo que marca el juego de unos y otros. Seguramente McDermott debiera estar aquí, un equipo poderoso, con mucho talento pero con demasiadas ausencias que condiciona su juego. Al final de todo, el Tush Push no es más que un epítome que sintetiza lo que representa un juego tan poderoso como cambiante, con poder y con talento, con AJ Brown y Jalen Carter, pero con Devonta Smith y D'Andre Swift.

Steelers: La regla del 3 en supervivencia

Pittsburgh Steelers linebacker T.J. Watt celebrates helmet off postgame of an NFL football game against the Los Angeles Rams, Sunday, Oct. 22, 2023, in Inglewood, Calif. (AP Photo/Gregory Bull)

La regla del 3 para la supervivencia humana establece que:

  • No sobrevivimos más de 3 minutos sin aire
  • No aguantamos más de 3 días sin agua
  • Somos incapaces de sobrevivir más de 3 semanas sin comida

Todo esto es así salvo para Tomlin y sus Steelers. Pittsburgh parece desafiar cualquier ley de la naturaleza para la supervivencia en cada partido. Después de dejarnos pensando cómo sobrevivieron y ganaron a Baltimore hace 2 semanas, nos vendieron un partido como el de este fin de semana, contra los Rams. Los Ángeles Rams movieron más yardas de carrera, más yardas de pase, tuvieron más la posesión, menos penalties, pero perdieron, porque los Steelers sobreviven si no se acaba con ellos cuando puedes. Tienen esa rara habilidad pitbulliana por la que cuando muerden con su defensa, no sueltan. Aunque pareciera que la mordida no es de gran entidad, esta no cesa y permanece hasta que, en el último aliento, llegan con vida para lo que razonamos al principio, sobrevivir y ganar a otro más fuerte, porque en ese barro de juego se adaptan mejor al medio que cualquiera que se crea superior. La primera parte debía haber finalizado por bastante más que un touchdown de diferencia, pero ante una muy sospechosa ofensiva nos encontramos con una gran defensa, que se ha ido ajustando a medida que pasaban las jornadas. Tomlin es un superviviente, y los Steelers son su espejo. Los aficionados, quizá esperen otro Lombardi o avanzar más en la AFC, pero la realidad es que, habiendo ganado 2 en este siglo, mientras se encuentran en el trasiego hacia un tercer entorchado secular y séptimo en total, no han dejado de estar arriba, y solo cuando pisas el infierno de la nada en la NFL, te acuerdas que pelear por cosas, aunque no sea un Lombardi Trophy, es mejor que apestar como tantos otros que lo han hecho y hacen, vengan o no de la gloria.

Kansas City democratiza el aire

Kansas City Chiefs quarterback Patrick Mahomes throws against the Los Angeles Chargers during the first half of an NFL football game, Sunday, Oct. 22, 2023 in Kansas City, Mo. (AP Photo/Reed Hoffmann)

Después del primer partido contra Lions, cuando perdieron en el Kickoff con un partido bastante regular del equipo, lo cierto es que Kansas no ha parado de mejorar encuentro tras encuentro, juntando piezas en defensa, haciéndose tan fuerte como cualquiera en esa fase del juego, pero siempre abandonando la ofensiva a la distribución de Patrick Mahomes. Podemos hablar de múltiples virtudes de este Qb: de su precisión en el pase, de la anticipación con que lanza, de su lectura de las defensas, de cómo se mueve en el pocket, de cómo sale de él, de pases fuera de estructura, etc…pero para mí, una de las características que lo hacen el mejor Qb, es cómo hace mejores a todos los que le rodean cuando no discrimina ni espacio ni jugador. Dejando fuera a Travis Kelce, Mahomes localiza el mejor target para el pase, con independencia del espacio ocupado por el nombre o número en la camiseta, el uso de todos los receptores es algo que no se dicute. Desde la pérdida de Tyreek Hill, se ha convertido en un equipo donde el peso central está en el reparto y uso que Mahomes hace con cada compañero en ataque. Es el equipo con más jugadores que llevan más de 100 yardas de recepción por aire, concretamente 9 jugadores, y ahora se trajo a Mecole Hardman. Y todo esto lo hace en 7 partidos.

Si Chiefs tiene 9 hombres por encima de 100 yardas en la recepción en tan pocos encuentros, para que el lector se haga una idea del monstruo que es este equipo moldeado por Mahomes, sin contar con receptores élite -más allá de Kelce- , veamos el resto y los receptores con que cuentan por encima de las 100:

Miami Dolphins: 6 receptores (Hill, Waddle, Berrios, Mostert, Smythe y Wilson)

Philadelphia Eagles: 4 receptores (AJ Brown, D.Smith, Goedert y Swift)

San Francisco 49ers: 5 receptores (Aiyuk, Samuel, Kittle, McCaffrey y Jennings)

Buffalo Bills: 6 receptores (Diggs, Davis, Kincaid, Cook, Harty y Knox)

Baltimore Ravens: 5 receptores ( Flowers, Andrews, Agholor, O.Beckham Jr y Bateman)

Detroit Lions: 5 receptores ( A.St.Brown, Reynolds, LaPorta, Raymond y Gibbs)

Seattle Seahawks: 7 receptores ( Metcalf, Lockett, Fant, Smith-Njigba, Parkinson, Bobo y Walker III)

Por señalar otros equipos, Chargers tiene 2, Patriots 7, Vikings 6 o Rams 6.

Probablemente haya equipos con más receptores élite que Kansas, que solo tiene uno, pero la fuerza de este equipo radica más en esa adaptación a los recursos con que cuenta, usando a todos en todo el campo y además, lo hace con el mejor, PM15. 

49ers – Vikings: San Francisco y el monopolio ofensivo

San Francisco 49ers running back Christian McCaffrey (23) is tackled by Minnesota Vikings cornerback Akayleb Evans (21) during the first half of an NFL football game, Monday, Oct. 23, 2023, in Minneapolis. (AP Photo/Abbie Parr)

Si podíamos considerar a San Francisco como un equipo que venía tremendamente fuerte antes de enfrentar a Browns y ahora a Vikings, las lesiones lo han cambiado todo. El uso de McCaffrey del que tanto hablamos en esta columna de otros miércoles anteriores previos a dicha lesión, monopolizador de ese ataque, ha terminado por lesionarle en la anterior semana, sumando a Samuel y a Trent Williams como bajas. Y todo parece como dijimos, así que, si queremos ver que la defensa no hizo bien su trabajo, con blitzes incomprensibles en downs que no lo pedían y fallos en la secundaria, lo cierto es que consentir 23 puntos fuera de casa no es tan malo, sobre todo considerando la media de puntos que venía haciendo mientras McCaffrey estaba sano, 33,5 ptos/partido. Claro que con la lesión del de Stanford, pasamos a una media de 18 ptos. A McCaffrey se le vio, como es lógico viniendo de una lesión, como el Cid malherido, con flojera y sopor, alejándose del irrefrenable jugador de partidos anteriores. Solo su presencia asusta, en carrera corrió 15 veces pero con solo 45 yardas de avance, y para la recepción 3 targets para otras tantas recepciones y 51 yardas. No llegó a 100 yardas combinadas, convirtiendo, eso sí, los dos únicos touchdowns de su equipo. A riesgo de considerar cansina mi obstinación en resaltar lo mismo, volvemos a insistir en ese ataque, o las yardas las hace McCaffrey o hay un problema, y lo que he comentado tantas veces, la plantilla merece más participación y diseño de un juego más democrático por la calidad de todas sus piezas. Chiefs, con mucha menos calidad en la recepción, sin embargo, es mucho más fluido sin un monopolio reinante, aunque es cierto que cuenta con el mejor mailman de todos. No echemos la porquería sobre el joven Purdy, tiene derecho a malos partidos, y aún así dejó momentos buenos. En San Francisco hay una dictadura, y, o se da mayor participación al resto o matarán al primus inter pares. Vikings me gustó, sin su pieza diferencial, Jefferson, involucrando a 9 receptores frente a San Francisco que lo hizo con 6. No veo eso en San Francisco sin CMC, no veo a Shanahan sin su pieza central, pero sí lo veo en otros equipos. Es lo que tiene tener a un jugador tan diferencial, a un unicornio, a un fusil con bayoneta, que corta y dispara, que raja y revienta. Se viene un Bengals-49ers en Santa Clara, ¿Quién da más?