Semana 11, los caminos de cada franquicia empiezan a verse cada vez más claros. En algunos se despejan, viéndose la luz al final del túnel y en otros se vuelven tan pedregosos y nublados, que cualquier expectativa se vuelve quimera. Y dentro de los primeros, de los que tienen claro hacia donde llegarán, en nuestro caso, los Playoffs de la NFL, se ve de forma evidente dos maneras de llegar, dos formas de ganar y perder. Aquellos dependientes de un jugador de la plantilla en un alto grado del nivel que muestre su jugador diferencial, frente al coralismo de buenos jugadores de otros equipos que, sin tener ese individualismo exagerado, la actuación plural les define. En el primer barco, el de los equipos dependientes de algún jugador top 5 de la liga cuya ausencia determina una bajada muy notable de nivel de actuación, nos encontramos a los Ravens de Lamar Jackson, a los Bengals de Burrow, y también a dos que se enfrentaron este domingo pasado, los Chiefs de Mahomes y los Bills de Josh Allen. Por otro lado, la cara de buenos equipos corales, poco QB dependientes y con buenos jugadores, podemos hablar de Lions, Steelers, Vikings, Packers y Bucs, entre otros. Dejo a Philadelphia a un lado porque su dependencia ya no es de un QB sino que empieza a ser de otro jugador que está mostrando un nivel parecido al de McCaffrey el ejercicio pasado, Saquon Barkley, y que lo sitúan en el primero de los barcos.
Pero dentro de esa misma cara siniestra, la del lado en el que una figura domina por encima de todas y es detestado por rivales, vimos el partido que enfrentó a Buffalo y Kansas en Orchard Park. Que Patrick no está a su mejor nivel este año, de momento, es evidente, pero su Football IQ y su talento fagocita todo lo malo alrededor cuando se enfrenta a equipos que, sin un talento superior, le exigen un mínimo al cual siempre ha podido llegar y en una temporada donde ha ganado partidos que se han decidido en el alambre. Tener a un monstruo como Mahomes es tener un Joker, es convertir una mano regular en excelente, lo esconde todo. Como decíamos en el anterior NFL Salvaje citando al gran John Madden, la victoria es un desodorante que tapa cualquier mal olor. Cuando se enfrentó a otro jugador de un nivel tan alto que pueda también decidir partidos por sí mismo y lejos de Arrowhead, el botón de la victoria queda más lejos del alcance del bueno de Mahomes al nivel actual. Pocos dudamos que subirá ese nivel, porque siempre lo ha hecho en los momentos clave de la temporada; él y quienes le acompañan.
Por parte de Buffalo se vio que, para ganar a grandes equipos, debes seguir percutiendo sin un paso atrás; poco hay que perder contra un equipo como Chiefs y los fans siempre perdonarán cualquier tipo de osadía bien medida. Ese cuarto down que decidía el partido con dos minutos y segundos para llegar al final del encuentro, cuando se podría haber pateado para Field Goal con el equipo local dos puntos por delante siendo la opción más lógica y conservadora, y que podría situar a Bills, cinco puntos por delante en el marcador, fue desechada por McDermott. Esta vez sí, el HC de Buffalo comprendió que poner el balón en manos de Mahomes con más de dos minutos y Reid en el banco rival gestionando el tiempo, era algo que no quería presenciar. Perder por 5 o por 2 puntos, es indiferente y además, ¿para qué uno tiene a Allen sino es para estos momentos? Si tienes un QB élite es para esto, además de valorar la forma en la que está el quarterback. No sé si es su mejor temporada, pero desde luego una de las mejores y probablemente la más equilibrada, midiendo mucho mejor que en otros ejercicios los riesgos de pase y carrera. Ya no se habla tanto de la experiencia Josh Allen para significar esa montaña rusa en la que el QB acostumbra a pasear a sus aficionados, ahora valora mucho mejor cada situación y se hace responsable de las acciones. Él gana el partido contra Chiefs en ese 4º down y 2 yardas, transformándolo en touchdown y está dejándose ver como candidato legítimo al MVP de esta liga regular. Su candidatura es firme con 2.543 yds, 18 TDs de pase por 5 intercepciones además de 5 TDs y 316 yardas de carrera. La diferencia con el año pasado a estas alturas es clara. Ya no lucha a marchas forzadas, exagerando actuaciones al límite de la lesión por meter al equipo, que estaba ahogado, en Playoffs; ahora simplemente navega con él, favorece el juego ofensivo sin monopolizarlo y lo lleva a ganar partidos importantes. Para Kansas la derrota no debe ser preocupante pero sí un toque de atención que necesitaban. A veces las derrotas activan mecanismos que las victorias tenían pausados. Es bueno concienciarse que para ganar hay que sufrir. La barriga llena de Chiefs le hace ir más lento y pesado por un camino que conduce a PO. Cuanto antes se quiten peso, mejor. Esto es alta competición, el tran-tran no alcanza hasta el final. Spags y Reid lo saben. También Mahomes.
En el otro lado de buenos equipos corales, Steelers se enfrentaba a uno de los grandes rosters que se sitúa en el contrario, en el mismo de Chiefs y Bills, el de los equipos que dependen en gran medida del desempeño de su QB. Lamar Jackson está poniendo números salvajes, 2.876 yardas, 25 TDs de pase y 3 intercepciones a lo que suma 586 yardas de carrera y 2 TDs más. Son números de MVP absoluto, mejores incluso que los que presenta Josh Allen a nivel individual, más yardas, más TDs y menos intercepciones, todo ello por aire y por tierra, pero algo falla. Sus números contra Pittsburgh fueron malos, sin paliativos. Completar 16/33, 207 yardas y 1 TD/1 INT, no son propios de su nivel. A veces las stats individuales no explican momentos decisivos que debe favorecer el QB para ganar, ni lo hacen con la actuación de todo el equipo. Al grupo le falta actuar como tal, sin conceder al rival tantas yardas gratis con tantas faltas. Cometió 12 penalties para pérdida de 80 yardas por 7 de Steelers para 45 yardas. Está perdiendo partidos divisionales y eso duele mucho porque a diferencia de Allen y sus Bills, Baltimore y Lamar no están encontrando la manera de ganarlos.
Comenzar el partido con un fumble de Henry no ayuda y si sumas los fallos de Justin Tucker en pateos asequibles, todo parecía prever problemas para ese partido. Cuando Ravens no toma carrerilla, ritmo y velocidad, todo se complica. Parece que se está encontrando la forma de derrotar a esta gran plantilla de Baltimore, parar el partido y romper el ritmo. Los encuentros que se vuelven duros y embarrados, a Ravens no le gustan y si hay alguien que tiene un doctorado en esos juegos es Tomlin y sus Steelers o como hicieron los Browns en su día. Quién iba a pensar esto de Baltimore. Además de todo, la franquicia de Pennsilvania cuenta con Boswell que lleva 23/24 en FGs esta temporada. Esa fiabilidad pertenecía a Baltimore, no parece el caso ya. En la AFC, Pittsburgh es inevitable para cualquier opción a Playoffs. Ni Bills ni Chiefs pueden dar por hecho una victoria sobre Steelers. El grupo de Pittsburgh es tan candidato como ellos o más, proponiendo otra forma de acercarse a la victoria, pero encontrando la manera de llegar a ella. Como también dijimos en NFL Salvaje w10, los hábitos hacen al grupo y Steelers los ha encontrado y se ve como conducen los partidos. Saber encontrar esos caminos para ganar no se refleja en ninguna estadística, pero a veces es más importante que cualquier numerito.
Cuando aparece Saquon
Eagles es un buen equipo hasta que aparece Barkley, entonces se transforma en un grande aspirante a todo. Hay jugadores que puedes contener un par de cuartos nada más y Philly tiene uno. Cuando de la vulnerabilidad de un equipo que luchaba codo a codo con Commanders por ganar, aparece de repente la figura de Saquon que todo lo rompe, la vida se hace más sencilla e incontenible para el rival. Lo cierto es que Washington contuvo bien a Eagles en casi 3 cuartos pero eso no llega cuando un equipo tiene un as en la manga esperando a sacarlo. Esta vez lo hizo a tiempo y sirvió, pero Philly tuvo momentos malos de avance difícil. Se puede esperar ante un buen equipo, pero en los próximos 4 debe visitar Los Ángeles y Baltimore y luego recibir a Steelers. Nadie dijo que esto iba a ser fácil, pero la primera piedra en el camino, Sirianni se la quitado. Saquon rompió en el 4º cuarto con 96 yardas y 2 TDs. Suficiente para el desequilibrio que hasta entonces no había. Depender de un jugador tiene su parte buena y su parte mala. Saber gestionarlo es lo difícil.
Chase señala a Taylor
Bengals es ese equipo que sin jugar mal no encuentra la forma de ganar. Y aquí es donde esto cobra más valor cuando hablamos de ese intangible de equipos que, en partidos complicados, saben finalizar y ganar. Encontrar la victoria ante los diferentes problemas que ponga el rival es complicado. Para ganar hay maneras, siempre hay soluciones, el problema es encontrarlas. Sucede como en la vida misma cuando nos encontramos ante dificultades. Tendemos a intentar paliar el daño de inmediato cuando hay otras soluciones que requieren pensar para encontrarlas, pero el esfuerzo merece la pena. Esta es una liga de entrenadores y es peligroso cuando jugando partidos en los que la actuación no es mala, se pierde. Esa frustración que asola a Chase y Burrow, la reflejó el N.#1 de Cincinnati cuando le preguntaron por esa impotencia e incapacidad de finalizar partidos: "Yo no sé, pregunta a Zac, pregunta a los entrenadores. No me preguntéis a mí. Yo solo juego al Football en el campo, no canto las jugadas".
Si esto no es señalar a quienes diseñan el game plan, no sé ya donde estamos. Empiezan las pullas en Cincinnati. Una AFC norte complicada y parece que a Bengals se le acaba la temporada, lo que no sé es si también sucede lo mismo con Taylor. Los jugadores ya lo empiezan a señalar. Faltó control de partido, Burrow volvió a lanzar 50 o más pases…solo queda el remate final. Pero si hablamos del QB, sus números aún son mejores que de los que hablamos anteriormente, 3.028 yardas, 27 TDs y 4 intercepciones, sin embargo de nuevo la baza de ganar no se juega en este caso. Las victorias no son una estadística de los quarterbacks pero sí es algo para lo que ellos deben buscar medios y soluciones sobre todo cuando se cuenta con buena plantilla. En cierta forma, además del rol principal del HC y OC, está en ellos favorecer situaciones. Sobre Chargers solo diré que Jim Harbaugh trajo el sosiego y normalidad que esta plantilla necesitaba. Da importancia a las cosas importantes, a las trincheras. Sucede como cuando tenemos una lesión muscular, una de las recomendaciones es reforzar el grupo de músculos que lo rodean. Con Herbert, un talento indudable, se le ha rodeado, por fin, de buenos jugadores y normalidad, y claro, el resultado está ahí, visible, sin grandes números pero donde el equipo ya no depende de que saque de la chistera algún truco o genialidad, ni él siente esa presión que sí tenía.
La miseria del miserable
Parece como una enfermedad que se transmite de unos a otros. En la NFC Norte le tocó muchos años el papel a Lions y desde hace unos cuantos le toca a Bears. Todo lo que puede salir mal saldrá y la desdicha te la juega en casa, frente a tu afición y depositando en ti la oportunidad de ganar con un field goal claro. La vida es cruel en casa del miserable, lo sé. Pero la miseria asola cuando se tiene un mal entrenador, cuando las cosas se construyen mal, cuando la suma de talento individual no equivale a buen juego en este deporte. También lo sé. Un equipo que llega a la circunstancia de ganar en una situación favorable y la tira por la borda, por culpa propia, algo grave está fallando detrás de los protagonistas, allá donde se entrena todo, donde los detalles importan para que la ejecución durante los partidos permita reflejar lo entrenado. Donde se prepara la disciplina del equipo en la ejecución de las tareas, desde la más sencilla hasta la más compleja, es donde se deben buscar las responsabilidades, y no deben ser pocas. Más allá de las derrotas, en el n.1 del Draft está depositado el futuro inmediato de la franquicia, cuidar de él y desarrollarlo no debe ser cosa menor, y ese papel corresponde al staff, ojo. Tener uno malo implica un mal desarrollo del futuro, también.
Shanahan: el todo o nada
Kyle Shanahan es la máxima expresión del boom or bust. O el equipo está metido en la competición desde el inicio, los tiene a todos enchufados y es el mejor de la NFC o como la cosa empiece torcida parece que le cuesta remontar la situación, enderezar la nave y pelear por Playoffs. Es un entrenador que rema bien bajo vientos ordinarios, pero le cuesta remontar dificultades en parte por su obcecación; está metido en sus Xs y Os hasta las trancas y cuando tiene que virar rumbo, el mensaje no cala. De esos ha habido algunos. Una cosa es dominar el play calling, la táctica y cómo mover la ofensiva, pero otra es cambiar dinámicas. Esto no solo son papeles y pizarra; también va de juego global, la inteligencia en el juego situacional tiene un papel importante que da soluciones más allá de dibujos esquemáticos. A 3 minutos del final tenía el balón y el partido en sus manos. Una primera carrera fuerza a Seattle a pedir un tiempo muerto. Lejos de seguir con la carrera, siguió pasando en ese drive y el remate lo puso Geno Smith. Llegados a este punto el hombre más en forma es Jauan Jennings. Seguro que no era el plan al inicio.
El control de los partidos y la gestión de los mismos es clave. Y sí, ha tenido bajas, alguna muy importante como McCaffrey, pero sigue teniendo instrumentos y una solvente plantilla como para manejar mejor los partidos y ganar más. Le esperan dos visitas seguidas, a Lambeau y Orchard Park. Ya puede hacer trabajo, del otro, del que no reflejan las stats. Su plan inadaptable a cualquier situación, que antepone a todo, cualquiera que sea el empedrado a recorrer, siguiendo su linde y adonde quiera que le lleve más allá de lo que digan los demás, será su rumbo. Estoy seguro que pensará que la derrota contra Seattle fue un accidente contra su plan, una desdicha; que lo ejecutado fue lo correcto. Se ve que McCaffrey no tiene lo que el año pasado sí tenía, ahora duda en cada carrera, pero ello requiere algo de tiempo. Por cierto, Smith Njigba tiene pinta de ser un jugador muy importante para años venideros en esta liga.
El regreso de Richardson
Misma situación que se dio en el Chiefs@Bills, a tiro de field goal, ganando por 2 puntos de ventaja y a 3 minutos del final. Si McDermott decidió jugarse el 4ºdown para ganar el partido, Ulbrich decidió el pateo y lo perdió para unos Jets que parecen encontrar siempre la manera de hacerlo por muy favorable que tengan la situación. La decisión no era sencilla, es evidente y más con los 3 tiempos muertos con los que contaba Indianápolis. ¿Quién se iba a imaginar el drive final que culmina Richardson?. Sé que la gran mayoría criticó la decisión que se tomó con él. A mí no me parece mal que a jugadores con inexperiencia o falta de madurez para la liga, los saquen y pongan. A veces es bueno salir hasta que se consigue mejor perspectiva de juego cuando el defecto está en la decisión y no tanto el talento.
Se viene otra semana inmensa, con las divisiones en juego y con Shanahan visitando Lambeau. Salud y feliz semana.