Dicen que la temporada NFL no empieza de verdad hasta la semana de Acción de Gracias. Pues bien, esta jornada ha sido históricamente igualada en la NFL, hasta 12 partidos se han decidido por siete puntos o menos, o lo que es lo mismo, se han resuelto por una sola anotación. El tope histórico estaba en doce y esta jornada se ha igualado. Sin embargo, al mismo tiempo, en la clasificación de las dos conferencias, especialmente en la Americana, parece haber un salto muy grande entre los mejores equipos y los que no son competitivos; faltan cinco semanas de temporada regular y los siete clasificados para Playoffs en la AFC parecen muy definidos y en la Nacional, solo las batallas por lo igualadas y emocionantes aunque muy irregulares NFC Sur y Oeste mantienen en vilo un par de puestos todavía por resolver, siempre y cuando unos Commanders, que esta semana han vuelto a recuperar las buenas sensaciones, no abran la puerta a ese séptimo puesto que ahora mismo ocupan con relativa solvencia.
En todo este panorama, ahora mismo hay dos equipos que se están destacando por encima del resto como los más en forma y están reforzando su candidatura para llegar hasta el Super Bowl: Los Buffalo Bills y los Philadelphia Eagles. Sí, estos dos por encima de Chiefs y Lions, aunque estos tengan mejor récord. Evidentemente, Chiefs y Lions son los grandes favoritos de cada conferencia, pero los Chiefs por su bajada de nivel en el juego y los Lions por una preocupante plaga de lesiones, han visto inercia frenada. Mientras, los Bills están demostrando ser capaces de ganar de diferentes maneras y en todas las circunstancias y, por su parte, los Eagles están apoyados en una excelente defensa, que ahora mismo domina partidos, y un ataque muy eficiente, que cuenta con algunas de las virtudes que hace un par de años les llevaron hasta el partido por el anillo, a las que han sumado algunas otras que tienen mucho que ver con Saquon Barkley. Todo esto podría cambiar en las últimas cinco semanas de temporada regular, pero de momento vamos a observar lo más destacado que ha pasado en esta jornada:
Nadie es más sólido que los Eagles en este momento
Los Philadelphia Eagles están en su punto ideal de la temporada para encontrar ese tipo de sensaciones positivas. Ahora mismo no hay una defensa al nivel de la de Vic Fangio y la manera en la que están condicionando partidos le otorga mucha ventaja al equipo de Philadelphia. En esta ocasión, lo que mejor hizo la defensa de Eagles fue eliminar o al menos paliar todo lo que los Ravens hacen dentro de una estructura y se la jugaron a que Lamar Jackson tuviera que ponerse la capa y convertirse en el héroe del partido, teniendo que crear jugadas donde no las había. Efectivamente, Lamar es capaz de protagonizar algunas grandes jugadas en modo salvador, pero a la larga, quitarle a Baltimore los cimientos de su ofensiva, a la larga, acabó pagando réditos a los Eagles: Derrick Henry corrió ejerció de martillo en el corto yardaje pero se quedó sin su factor explosivo. Lamar sacó de la chistera tres o cuatro buenos lanzamientos fuera de estructura pero dentro del pocket se vio presionado y nunca tuvo ritmo. Le llegaban constantemente, con hasta tres sacks encajados y no encontraba soluciones porque la cobertura de la secundaria de Philadelphia le estaba dejando sin respuestas. Eliminando todo lo fácil, todo lo que es cómodo para el ataque de los Ravens, la defensa de los Eagles le arrebató por completo el ritmo y la consistencia.
En ataque a los Eagles les basta con ser eficientes, no cometer errores y poner el balón en las manos de Saquon Barkley y AJ Brown. Jalen Hurts, que quizá es el punto más débil del equipo, sobre todo cuando enfrenta situaciones obvias de pase y que, por suerte para él, se ve en muy pocas situaciones de ese tipo. Primero, porque Barkley le facilita la vida y le evita muchos terceros downs complicados y, segundo, porque cuando la defensa no sabe si van a pasar o correr, la atención que requiere Saquon en cuanto a número de personal y el paso adelante que les obliga a dar en el segundo nivel, permite a Hurts encontrar la espalda de la defensa y la seguridad que le ofrece AJ Brown. Un asunto más sobre este ataque que también va en beneficio de Jalen Hurts: antes no jugaban prácticamente nunca el Play Action bajo center, de hecho la temporada pasada solo lo usaron tres veces, pues bien, este año llevan ya 22 ocasiones en las que lo han utilizado, protegiendo así mucho más el contexto en el que tiene que tomar decisiones su QB.
Por el lado de Baltimore, esta derrota recuerda demasiado a otras muy importantes en las que no han sido capaces de ser ellos mismos en ataque. Da la sensación de que cuando no son capaces de jugar el partido bajo sus propios términos e implantar su plan, las cosas se tuercen demasiado fácil. Es frustrante que cuando la defensa por fin parece dar síntomas de recuperación, llega un partido importante y es el ataque el falla. Con los Eagles eliminando todo lo cómodo, llegaron los errores, los drops, los sacks y toda la fiabilidad que este ataque venía mostrando se diluye de la misma manera que lo hizo hace unas semanas contra los Steelers.
El techo de Baltimore sigue siendo elevadísimo, potencialmente pueden ser el mejor ataque de la NFL. Pero esa máquina ofensiva, que impone su manera de jugar y deja sin respuestas a las defensas rivales, está desapareciendo últimamente cuando llegan duelos exigentes y sus dos peores actuaciones ofensivas de esta temporada han llegado en las tres últimas semanas, contra Eagles y Steelers, dos citas en las que esperas que sean capaces de sacar lo mejor que tienen y ha sido lo contrario. Eso de cara a los Playoffs, cuando menos, va a dejar la sombra de la duda sobre estos Ravens.
El ocaso de Justin Tucker
Esto es doloroso. Y lo es porque Justin Tucker nos lleva asombrando durante más de una década y convenciéndonos de que si él es el encargado de chutar un Field Goal, podíamos dar por hecho que lo iba a convertir. No había distancia que se le resistiera, conseguir patadas de más de 50 yardas se convirtió en rutina para él, incluso estableció hace no tanto tiempo el récord de la patada más larga de la historia con 66 yardas de distancia. Pero parece que ya nunca más. Esta temporada, el que puede ser considerado como el mejor Kicker de todos los tiempos, se ha venido abajo. En este partido frente a los Eagles se dejó siete puntos en dos Field Goals y un Extra Point. Es posiblemente uno de los motivos por los que los Ravens perdieron con los Steelers y los Eagles. Esta temporada lleva ya 10 patadas falladas (8 FGs y 2 EP), jamás en su carrera había fallado tantas en un solo año y aún quedan cinco semanas de temporada regular. Según la estadística avanzada, Tucker le ha costado este año a los Ravens un 61% en probabilidades de victoria y en este partido contra los Eagles en particular les costó un 28%. Desde más de 50 yardas, Tucker este año está en un 44% de acierto cuando la media en la NFL está en el 72%; de la yarda 40 a la 49, el Kicker de los Ravens firma un preocupante 63% mientras en la NFL la media está en 75%. No son cifras halagüeñas.
Según Next Gen Stat, Tucker está entre los cinco peores Kickers de esta temporada en la NFL –y 3 de los otros 4 ya han sido cortados o sustituidos por sus respectivos equipos–. Es algo que hace apenas un par de años nos parecía inconcebible de un pateador de su talla, pero es su realidad actual. Y si los Ravens de verdad piensan que pueden sobreponerse a las dudas que están generando y luchar por el anillo, tener un Kicker fiable es fundamental en los Playoffs y, aunque duela, Justin Tucker ya no lo es. John Harbaugh, que fue a abrazarlo en pleno partido, después en rueda de prensa confirmó que no tiene intención de cortarlo. Le ha dado tanto a lo largo de los años que esa lealtad es entendible y loable. Pero ahora mismo Tucker es un problema serio para Baltimore porque es difícil que llegados a este punto vaya a mejorar.
Lo de Tucker llama la atención por ser una leyenda, pero esta jornada ha sido absolutamente desastrosa para los Kickers en general. Hasta 24 Field Goals se han fallado esta semana, cuando el tope de la temporada estaba en 13.
MVP (de la temporada): Josh Allen
El QB de los Bills no tiene ni de lejos los mejores números de la semana, pero su exhibición sobre la nieve, su control absoluto del partido contra los 49ers refuerza su candidatura, en este momento más sólida que nunca, para ser el MVP de esta temporada. Allen lanzó dos pases de touchdown, anotó otro de carrera y, como guinda, anotó un touchdown de recepción que él mismo lanzó y que Amari Cooper le entregó para que el QB corriera siete yardas y se convirtiera en pasador y anotador del mismo touchdown. Josh Allen solo es el cuarto jugador que anota un touchdown de un pase que él mismo lanzó, con la particularidad que acabó el partido con cero recepciones. Lo que sí es el primero y único en la historia de la NFL es en conseguir en el mismo partido al menos un pase de touchdown, otro de carrera y otro de recepción. ¿Qué más tiene que hacer para ser MVP?
Liderados por Allen, los Bills pueden ser ahora mismo el mejor equipo de la NFL, lo son sin duda de las últimas semanas y llegan al momento cumbre de la temporada en una forma óptima. Son capaces de ganar de diferentes maneras y en distintos contextos. Ahora mismo ves jugar a los Bills y reconoces una identidad, un equipo que sabe lo que hace, sabe lo que quiere y lo pone en práctica de una manera muy convincente. Pueden ganar contra cualquiera, como hicieron frente a los Chiefs hace un par de semanas, y en diferentes circunstancias, como el pasado domingo por la noche con el campo atestado por la nieve.
A los Bills se les acusaba al comienzo de la temporada de no ganar contra rivales fuertes, pero esas derrotas contra Ravens y Texans quedan ya muy lejos y poco tiene que ver el equipo de los Bills que estamos viendo últimamente, cuyo ataque ha conseguido encajar cuando ha llegado la pieza que faltaba con Amari Cooper, que se suma a un juego de carrera de los más confiables de la toda la liga. Y su defensa ha ido evolucionando hasta encontrar un equilibrio que la convierte en muy eficiente. En este contexto, estamos viendo un Josh Allen que comete menos errores que en cualquier otro momento de su carrera, sin perder su enorme capacidad de producción tanto con el brazo como con las piernas. Es una versión de Allen más paciente y menos impulsiva, que no duda en tomar soluciones sencillas de las que antes renegaba, pero que no evita que cuando encuentra la ventaja, pueda protagonizar jugadas explosivas que queman defensas. Por eso es la versión más peligrosa tanto de Josh Allen como de los Bills, porque es la versión más completa.
MVP (de la Jornada): Jerry Jeudy
El WR de los Browns firmó el partido de su vida precisamente contra Broncos, el equipo que lo traspasó hace unos meses y lo envió rumbo a Cleveland. Jeudy volvía a la que había sido su casa y protagonizó una actuación estelar, en la que quemó por completo a la buenísima secundaria de Denver. Secundaria que, a la postre fue la que sentenció el partido a base de intercepciones y del pick6 decisivo dentro de los dos últimos minutos, pero que no fue capaz de detectar a un Jeudy que se fue a las 9 recepciones para 235 yardas y 1 touchdown. Esas 235 yardas de recepción son la mayor cifra de la historia de la NFL de un jugador contra su ex equipo. Desde que Jameis Winston tomó el relevo de Watson como QB titular de los Browns en la jornada 8, nadie tiene más yardas de recepción que Jeudy en la NFL.
Algo muy curioso de este partido es que Jeudy se alineó frente a Pat Surtain II –probablemente el mejor CB de la NFL en este momento– en 34 de sus 57 rutas. Surtain le limitó a 2 recepciones para 20 yardas. Cuando no era PS2 quien le defendía, el WR de los Brown sumó 215 yardas en 7 recepciones y 1 touchdown. Una diferencia bastante notable…
Entrenador de la Jornada: Mike Tomlin
En los últimos seis o siete años, si los Pittsburgh Steelers encajaban 38 puntos eran muy difícil pensar que pudieran ser capaces de ganar ese partido. Pero estos Steelers son diferentes, son mucho más que una defensa de primer nivel y un ataque ramplón. Y lo fácil es decir… ¡Es por el QB! Que lo es. Sin duda es por Russell Wilson, el mejor Russell Wilson desde los años buenos de los Seahawks. Pero va mucho más allá. Wilson está dando el pase profundo, algo que siempre ha tenido y también ha sumado algo que no venía siendo capaz de hacer: tomar los pases de posesión. Todos recordamos a Wilson girando sobre sí mismo para tratar de estirar jugadas y buscar el pase definitivo. Ahora que ha perdido una parte de su físico que le impide escapar como antes con sus piernas, en Denver le vimos no aceptando esa realidad y ahora, en cambio, le vemos siendo un mejor QB gracias a eso. De hecho, a la defensa de los Bengals la mata a base de checkdowns. Es una versión de Russell Wilson más autoconsciente, capaz de seguir mandando esas 'moonballs' que queman defensas, pero también de ser más responsable y ordenado de lo que recordábamos los últimos años en los que el personaje se estaba comiendo al QB.
Pero decía que es mucho más. Todo empieza por tener un QB de un nivel muy superior al que los Steelers estaban acostumbrados, pero también una mente ofensiva que ordene y dé sentido a lo que está sucediendo. Arthur Smith ha aportado consistencia y ha sabido entender las piezas que tiene y cómo usarlas. Con Wilson y con el juego de carrera. Se ha adaptado a las características de Najee Harris y está sacando la mejor versión del RB.
Y todo lo demás, todo lo que tiene que ver con carácter, capacidad de lucha y de sufrimiento, todo lo que tiene que ver con una defensa eficiente, capaz de provocar jugadas decisivas, sigue estando ahí. Todo lo que tiene que ver con Tomlin sigue estando ahí. Y por eso, Mike Tomlin es el primer entrenador de la NFL con 18 temporadas consecutivas en la liga sin saber lo que es tener un récord perdedor.
Las grandes decepciones de la temporada: 49ers y Bengals
El Last Dance de los 49ers de los Vengadores ya ha pasado
Estos dos equipos partían como firmes candidatos a ganar el anillo y, en cambio, están viendo cómo sus temporadas, nada más entrar en diciembre, están prácticamente terminadas. No es que no vayan a jugar por el anillo, es que tras el fin de semana de Acción de Gracias prácticamente se han quedado sin opciones de jugar en los Playoffs. El nivel de fracaso que eso implica para ellos es gigantesco.
Se está fabricando la narrativa de que las lesiones son las culpables de que los 49ers estén tan mal esta temporada y eso no es así. No es por culpa de las lesiones. No han sido verdaderamente competitivos en ningún momento de la temporada. Claro que las lesiones de jugadores importantes tienen un impacto negativo en la imagen y el juego de San Francisco, pero eso no explica lo que está pasando. Utilizarlo como excusa para mirar para otro lado solo va a agravar el problema y va a generar una falsa sensación de que recuperándolos a todos para la próxima temporada será suficiente para aspirar de nuevo al anillo. Y me temo que eso no es tan fácil. Flaco favor se van a hacer los 49ers si esa es la idea. Falta profundidad en el roster y, no solo eso, algunas de las estrellas están muy lejos de su mejor nivel. Deebo Samuel es el mejor ejemplo. Que McCaffrey no sea capaz de estar disponible es muy triste porque nos encanta ver un jugador de su talla, pero es una circunstancia a tener en cuenta. Trent Williams tiene ya una edad. Hay que pagar a Purdy. No, lo que les sucede a los San Francisco 49ers no es solo que tengan muchos lesionados.
Esta offseason John Lynch y Kyle Shanahan van a tener que pensar muy bien el rumbo que quieren para este equipo y van a tener que tomar algunas decisiones drásticas. No tomarlas también es decidir de alguna manera, decidir que con lo que tienen es suficiente y que pueden intentar un último asalto a un anillo que han rozado pero les ha sido esquivo. Y me temo que los mejores años de esta configuración de equipo, que ha dominado la NFC durante un lustro pero no ha alcanzado el objetivo final que perseguía, no va a volver a acercarlo a esas cotas nunca más.
Los Bengals han fallado a Joe Burrow
Una vez más Joe Burrow vuelve a guiar al ataque de Cincinnati a un partido de más de 30 puntos –38 en este caso– y una vez más ve cómo eso no es suficiente para ganar el partido. Lo de la defensa de los Bengals es una calamidad y están tocando fondo a lo grande. Están desperdiciando los mejores años del trío formado por Burrow, Chase y Higgins, no solo sin volver al Super Bowl, sino quedándose incluso fuera de los Playoffs. Probablemente ésta es la mejor temporada de Joe Burrow que hemos visto hasta ahora y su equipo es incapaz de competir.
Hace falta un cambio radical en este roster para dotar a Burrow de las piezas necesarias, las piezas que merece, para volver a intentar ser campeón. El QB lo tienen, lo demás… ni mucho menos. Y veremos si pueden retener esa pareja de dos WR 1 jugando juntos. Viendo el extraordinario nivel de Burrow, la temporada de los Bengals es, si cabe, más decepcionante.
Podríamos meter a los Jets en la terna pero, ni tenían el techo tan alto como estos dos, ni merecen meterles en el mismo saco porque hace ya bastante tiempo que son irrelevantes. Los neoyorquinos perdieron un partido en el que su rival protagonizó tres fumbles de retorno consecutivos, dos de ellos perdidos, y encajaron, además un retorno de kick off para touchdown de 99 yardas. Ni por esas fueron capaces de ganar en casa los Jets. No hace falta explicar mucho más de un equipo que está a años luz de lo que se esperaba de ellos.
La lucha por el salvaje (e inconsciente) Oeste
La batalla por saber quién se llevará la NFC Oeste está preciosa. No por el nivel extraordinario de los equipos, en absoluto, todos ellos son irregulares y nada consistentes. Pero sí por igualdad y por emoción. Con los 49ers descolgados, Seahawks, Cardinals y Rams están todos en un partido. Los Seahawks parecen ahora mismo los que están más en forma gracias al salto de calidad que ha dado su defensa tras la vuelta del bye. Mike McDonald por fin ha conseguido encontrar el equilibrio que le falta y que no le permitía desarrollar ese sistema que trata de confundir a los ataques rivales. Tres claves: recuperación de efectivos, la llegada de Ernst Jones al puesto de Linebacker y el tremendo nivel al que viene jugando las últimas semanas Leo Williams. Así están siendo capaces de parar la carrera y están dominando la batalla en las trincheras. Con eso, hacen la vida más sencilla para la secundaria y Devon Witherspoon luce como una estrella.
El problema es que la mejoría de la defensa coincide con una bajada de nivel del ataque y con la debacle de los equipos especiales. Por eso no se puede confiar del todo en Seattle para ganar la división, aunque ahora mismo parecen los mejor posicionados para lograrlo.
Los Cardinals quizá tengan el techo más alto de todos pero no terminan de ser capaces de cerrar los partidos. La defensa está siendo una delicia de ver pero tiene una falta evidente de talento. Incluso con esos efectivos, Gannon está desplegando un sistema de blitzes y presiones simuladas que está dificultando a todos los ataques rivales. Pero aún así encajan muchos puntos porque faltan jugadores decisivos. El ataque es capaz de grandes cosas y en su mejor versión deja actuaciones magníficas… pero no lo hace con toda la regularidad que sería deseable.
Si Arizona es capaz de mantener su mejor nivel en el poco más de un mes que queda, deberían ser capaces de llevarse la división, pero tienen que demostrar que pueden hacerlo de manera regular semana tras semana.
Lo de los Rams es llamativo, porque cuentan con un QB como Matt Stafford, receptores del nivel de Puka Nacua y Cooper Kupp, un RB como Kyren Williams, una línea defensiva de primer nivel… pero lo demás no acompaña. Hace unas semanas parecía que se metían en la lucha por los Playoffs y podrían ser un rival muy peligroso, pero últimamente han mostrado muchos altibajos y no son para nada fiables. En su mejor versión, pueden ganar a cualquiera, jugar de tú a tú con cualquiera. Pero muchas veces están muy lejos de su mejor versión. Aún están a tiempo, pero no lo tienen fácil.
Veremos quién de estos equipos es capaz de llevarse el gato al agua y ganar la división y, por tanto, el billete para los Playoffs. Ahora mismo, es una moneda al aire, todos tienen argumentos para conseguirlo, ninguno los muestra de manera convincente ni con regularidad.