Puede que recibir una nominación a un Pro Bowl haya perdido prestigio en la NFL. El tazón de los profesionales, como es conocido en algunas partes el mundo hispanoparlante, ha sufrido una buena cantidad de modificaciones en formato, fechas, sistema de votación, interés y hasta actividades alrededor del juego.
Si bien es cierto que se dice que es un concurso de popularidad, la realidad es que podríamos argumentar que en la NFL, hoy, es mejor ser popular que no serlo. Algún mérito tendrán los jugadores que son populares y reciben más votos.
En sus primeras ediciones, la liga intentó un juego entre el campeón de la temporada y un equipo de estrellas. Fue en 1951, que se dio el primer Pro Bowl entre los mejores jugadores de la AFC contra los de la NFC. Previo a la época del Super Bowl, ya existían estas conferencias. Luego en años más recientes, la NFL intentó un formato sin conferencias, donde los equipos fueron elegidos por capitanes honorarios, que eran miembros del salón de la fama. Hoy el partido es entre conferencias y se juega en formato flag football, para evitar mayores lesiones y tratar de hacer un juego más atractivo.
La forma como los jugadores son elegidos incluyen las opiniones y votos de coaches, jugadores y los fans de la NFL. Cada grupo cuenta un tercio de los votos totales, por lo que el voto popular de los fans en su conjunto sólo cuenta para el 33% de la designación. Sin embargo, por esto, y un poco por los votos de los compañeros, se le ha criticado de ser más un concurso de popularidad que un premio a ser de los mejores jugadores del año en cada una de las posiciones. Año con año al salir la lista hay un par de jugadores que podrían haber sido convocados en lugar de algunos que si apareciendo en la lista, quizás no lo merecían tanto.
Pero, ¿Qué peso le podemos dar a la importancia de las elecciones al Pro Bowl de un jugador? Si sólo es un concurso de popularidad, ¿por qué al hablar de la carrera de un jugador también se habla de la cantidad de veces que fue convocado a un Pro Bowl?
Si bien esta forma de involucrar al voto del fanático, hace que la elección sea un poco tendenciosa, los jugadores que más convocatorias tuvieron en su carrera son inobjetables miembros del Salón de la Fama, o lo serán en el momento que sean elegibles. Los jugadores con más invitaciones a este polémico juego son: Tom Brady (15), Tony Gonzalez (14), Merlin Olsen (14), Peyton Manning (14), Bruce Mathews (14), Reggie White (13), Drew Brees (13), Jerry Rice (13), Ray Lewis (13) y así podíamos seguir la lista. De los jugadores que menciono, ninguno tiene nada que reprochársele y todos podrían estar considerados entre los mejores de su posición en la historia de la NFL.
El problema, quizás, venga en casos específicos. Este año, por ejemplo, entre los receptores de la AFC pudo haber estado convocado Nico Collins de los Houston Texans, que tuvo más producción que Keenan Allen o Ja'Marr Chase. Pero al final no será parte del roster. Así podríamos hablar de otros, que por supuesto podrían haber tenido una 'injusticia' al no haber sido invitados a tan divertida semana con sus compañeros de profesión.
Al final, el Pro Bowl con todas sus modificaciones termina siendo un fin de semana para los jugadores. Además del dinero que gana cada participante al ser invitado, diferenciado por si pertenece al equipo ganador o al perdedor, está el orgullo de pertenecer a los mejores. Con algunos asteriscos en los que algunos casos serán un poco menos merecidos. Los jugadores lo disfrutan. Es un premio a una temporada muy dura, con golpes, lesiones, derrotas y frustraciones. Podemos verlos en pantalla divertirse como niños. Aunque se intente quitarle mérito, es mejor estar ahí y ser reconocido por compañeros, coaches y afición, que no estarlo.