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Super Bowl LVII: Del pionero al pináculo, 35 años de quarterbacks afroamericanos en el juego grande

En las dos últimas semanas del mes de enero del año 1988, todas las preguntas que los cerca de 3 mil periodistas acreditados le hacían a Doug Williams eran, en realidad, variaciones de una misma pregunta. "Doug, ¿te sientes como Jackie Robinson?", le interpeló uno. "Doug, ¿sería más fácil si fueras el segundo mariscal de campo de color negro en jugar en el Súper Bowl?", le interrogó otro. "Doug, ¿estás molesto por todas las preguntas acerca de que eres el primer mariscal de campo de color negro en el Súper Bowl?", le cuestiono otro más.

Pero la única de ellas que ha trascendido hasta hoy en día ni siquiera sucedió: "¿Cuánto tiempo has sido un mariscal de campo de color negro?", es la versión más repetida, la considerada como la pregunta más estúpida de la historia del futbol americano y que habría sido formulada por Butch John, un joven periodista deportivo de 34 años del The Clarion-Ledger, un periódico de Jackson, la capital del estado de Misisipi. "He sido mariscal de campo desde la escuela secundaria y he sido de color negro toda mi vida", se cuenta que respondió Williams, perpetuando el malentendido de la que sí que fue la pregunta original de John: "Doug, es obvio que has sido un mariscal de campo de color negro toda tu vida. ¿Cuándo empezó eso a importar?".

En efecto, Doug Williams, el primer mariscal de campo afroamericano elegido en la primera ronda del draft en la historia moderna de la NFL, se convirtió hace ya 35 años también en el primer mariscal de campo de color en jugar el partido definitivo de la competición. Fue el 31 de enero, en el Super Bowl XXII que enfrentó en San Diego (California) delante de 73 mil 302 espectadores en las gradas del Jack Murphy Stadium a los Redskins y a los Denver Broncos y que contó con un único protagonista: él mismo.

No en vano, después de haber disputado apenas cinco partidos en la campaña regular (dos de ellos desde el inicio) y no haber relevado a Jay Schroeder como titular hasta la postemporada, Doug Williams, tras haberse sometido a una cirugía de endodoncia de urgencia de cuatro horas el día anterior para solucionar un absceso en un puente dental, lideró a Washington a una incontestable victoria contra los Denver por 42 a 10.

Y eso que el partido no pudo haber empezado peor para los suyos: los Broncos anotaron en su primera posesión tras un pase de 56 yardas de John Elway a Ricky Nattiel y terminaron el primer cuarto con una ventaja de 0 a 10 tras un gol de campo de Rich Karlis.

Hasta entonces, ningún equipo había superado nunca una desventaja de 10 puntos en un Super Bowl, pero Washington, liderado por Williams, que se había perdido dos jugadas en el primer cuarto tras sufrir una hiperextensión en una de sus rodillas pero que había regresado al campo, estaban a punto de protagonizar una de las mayores exhibiciones ofensivas en quince minutos en la historia de la postemporada de la NFL.

Primero, Williams conectó un pase de anotación de 80 yardas para Ricky Sanders. Después, lanzó otro pase de anotación a Gary Clark. A continuación, Timmy Smith realizó una carrera de 58 yardas para certificar la tercera anotación del cuarto. Apenas unos minutos más tarde, Williams encontró de nuevo a Ricky Sanders con otro pase de anotación de 50 yardas. Y, por último, sumó otro pase más de anotación al asistir a Clint Didier.

Cuando el partido llegó a su descanso, la victoria estaba ya decidida. En esos quince minutos mágicos, los Redskins habían pasado a dominar el marcador por 35 a 10 tras cosechar cinco anotaciones y haber sumado 365 yardas en 18 jugadas realizadas. Mientras, Williams había completado 9 de sus 11 lanzamientos intentados para 228 yardas y cuatro pases de anotación.

Al final, en todo el encuentro, Doug Williams completó 18 de 29 pases para 340 yardas con cuatro pases de anotación. Esas 340 yardas de pase le valieron para superar el récord histórico de Joe Montana. Esos cuatro pases de anotación le permitieron igualar el récord histórico de Terry Bradshaw de pases de anotación en un Súper Bowl y establecer un nuevo récord histórico de más pases de anotación en un único cuarto. Y su pase de anotación de 80 yardas a Ricky Sanders igualó el récord histórico para el pase más largo de anotación, junto con el de Jim Plunkett a Kenny King en el Súper Bowl XV.

Y, además, cumpliendo con su condición de pionero, Doug Williams, el primer mariscal de campo afroamericano en ganar un Super Bowl, fue galardonado con el mayor premio individual, el de jugador más valioso del partido por el título de la NFL.

Mahomes y Hurts, titulares este domingo en Arizona

Desde 1920 a 1933, diecisiete afroamericanos jugaron en equipos de la NFL. Fritz Pollard y Paul Robeson defendieron la camiseta de los Akron Pros, los primeros campeones de la competición. Duke Slater sobresalió como liniero ofensivo en los Cardinals antes de convertirse en el segundo juez afroamericano en la historia de la ciudad de Chicago. Ink Williams terminaría siendo un premiado productor de blues, pero, previamente a decantarse por la música, también fue un magnífico jugador de fútbol americano. Y Joe Lillard y Ray Kemp supusieron, en el citado año 1933, el epílogo de una tendencia que volvió a prologarse en 1946 con los fichajes de Kenny Washington y Woody Strode por Los Angeles Rams (y, en la All-America Football Conference, de Bill Willis y Marion Motley por los Cleveland Browns).

Ya en la década de los cincuenta del siglo pasado, más de 140 jugadores afroamericanos participaron en la NFL para establecer, especialmente a partir de la década siguiente, la propensión de la competición a ser una liga dominada numéricamente por los jugadores afroamericanos: en el año 2014, según el estudio anual del Instituto para la Diversidad y la Ética en el Deporte (TIDES) de la Universidad de Central Florida, el 70% de sus jugadores era de color. Un porcentaje, de nuevo según dicho estudio, similar al de esta temporada 2022, en el que el 69% de los jugadores de la liga han sido de color, siendo el 56% de ellos de ascendencia afroamericana.

Sin embargo, durante muchas de esas décadas pasadas, los jugadores afroamericanos ocuparon de forma masiva posiciones como esquineros, alas o profundos, en la parcela defensiva, y corredores o receptores, en la ofensiva, pero casi nunca aparecieron, como sigue sucediendo también con los pateadores y los pateadores de despeje de los equipos especiales, en otras posiciones, sobre todo en las posiciones situadas en el medio del terreno de juego y consideradas clave en la toma de decisiones, tanto en ataque como en defensa: apoyador interno, centro y, la panacea del fútbol americano, el puesto de mariscal de campo.

"A pesar de que había muchos afroamericanos jugando en la NFL en los años 50, 60 y 70, existía el estereotipo de que no éramos capaces de tener éxito en ciertas posiciones", rememoró en una ocasión Warren Moon, el único quarterback afroamericano elegido en el Salón de la Fama del futbol americano profesional. Y continuó: "Para los afroamericanos, conquistar ese mito del mariscal de campo fue muy importante".

Porque, de hecho, pasadores afroamericanos han ascendido definitivamente esa pendiente y han derribado el mito: tras suponer el 21% del total de los mariscales de campo de la NFL en la temporada 2012, la irrupción en la última década de jugadores con condición de superestrella, con mayor o menor éxito prolongado en el tiempo, como Cam Newton (elegido jugador más valioso de la competición en el año 2015), Russell Wilson (ganador del Súper Bowl XLVIII), Dak Prescott, Deshaun Watson, Patrick Mahomes (elegido jugador más valioso de la competición en el año 2018, y ganador y jugador más valioso del Súper Bowl LIV), Lamar Jackson (elegido jugador más valioso de la competición en el año 2019), Kyler Murray, Jalen Hurts o Justin Fields, ha invertido, o al menos ha equilibrado, la diferencia estadística. No en vano, cinco de los últimos quince mariscales de campo seleccionados con la elección número 1 del draft han sido afroamericanos y, en este curso 2022, más de una decena de mariscales de campo de color han sido titulares en sus equipos, para sumar casi una treintena en el global de mariscales de color entre titulares y suplentes.

Este domingo, además, los pasadores afroamericanos alcanzarán por fin la cima, su pináculo, cuando Patrick Mahomes y Jalen Hurts se conviertan en los dos primeros quarterbacks de ascendencia afroamericana en ser titulares en un mismo Super Bowl.

En total, desde que Doug Williams fuera el jugador más valioso del Super Bowl XXII disputado en enero del año 1988 hasta que Jalen Hurts salte al emparrillado en Arizona este domingo, ocho mariscales de campo afroamericanos habrán empezado como titulares en el partido más importante de la NFL, siendo Patrick Mahomes, con tres, y Russell Wilson, con dos, los únicos que han repetido.  

"Washington no me llevó a San Diego sólo para presumir de su mariscal de campo de color negro. Fui a San Diego como el mariscal de campo titular de Washington. Y fui allí para ganar", rememoró Williams años después sobre su inolvidable actuación en el Super Bowl.

Para ganar. En realidad, eso sí que es, más allá de la raza, lo único que importa.