Tengo menos de siete segundos para captar tu atención con este artículo. O cinco. Y si perteneces a la Generación Z -la de los reels y TikTok-, antes del tercer segundo ya me has despachado. Pero bueno, allá voy: la próxima estrella de la NFL es un chaval de 21 años que tiene un canal de YouTube de pesca con su novia, juega a videojuegos y estudia antropología. Es uno de esos jugadores a los que te enganchas y le dedicas horas y horas. Ya sea leyendo crónicas, viéndolo en televisión o de los pocos aún donde el maldito dedo no hace scroll.
Hablamos de Travis Hunter. Un two-way player que está a punto de ver su nombre en los puestos más altos del Draft de la NFL. Antes de que vayas a Google a buscar qué demonios es eso del two-way no sé qué, imagínate un tío que en el mismo partido defienda como Virgil Van Dijk y se divierta atacando con la picardía de Lamine Yamal. Y si peinas canas y no te gusta el balompié, uno en el que en su juego convergen Magic y Kareem al mismo tiempo. Exacto. Puro Showtime.

Nacido en 2003, ya con cuatro años jugaba en su Florida natal con el mismo ímpetu tanto en defensa como en ataque. Es decir, defendía a los receptores -cornerback- y atacando se convertía en uno de ellos -mola eh-. Sus primeros pasos en el football los dio en Collins Hill High School donde su entrenador lo calificaba como "un atleta que nunca querías sacar del campo". Algo que lo llevó a ser un prospecto deseado por todas las universidades habidas y por haber. Sin embargo, no escogió la opción de su hogar, Florida State, sino que se marchó hasta Mississippi para firmar por Jackson State.
El motivo no respondía a un por qué. Más bien a un "por quién". Allí estaba Deion Sanders, el Coach Prime que en sus tiempos de NFL destacó por jugar en ambos lados del campo. Definirlo como su mentor se queda corto. Deion era el Señor Miyagi y Travis, Daniel-San. Al igual que en la saga de kárate, su entrenador le puso los pies en la tierra desde el primer día. Nada de jugador bidireccional. Antes de atacar, había que aprender el arte de defender. "Tuve que dominar una posición antes de que me dejaran pasar a la otra", dijo el propio Hunter.
Su llegada a Colorado vino de la mano del head coach que lo integró en el campo junto a Shedeur y Shilo, sus hijos. El haberse entregado a Deion le había convertido en un miembro de la familia per se. 2023 solo era el preámbulo de un capítulo del college no visto en décadas. Y menos a un nivel tan alto. Ya en 2024, Travis era el eje principal de un experimento tan arriesgado como único: un jugador diferencial en ambos lados donde estaba el ovoide.

En ataque: 96 recepciones, 1,258 yardas y 14 touchdowns. En defensa: 4 intercepciones, 11 pases defendidos. Ambos caminos, lo conducían al Heisman Trophy. Bueno, y al Chuck Bednarik como mejor defensor, y al Fred Biletnikoff como mejor receptor, también. Nadie había logrado tal hazaña. Absolutamente nadie.
En 1984, donde tu conocimiento aún no dependía de la necesidad tediosa de preguntarle a Alexa o Siri, Pat Morita -el señor Miyagi- nos enseñó en la gran pantalla que todo hombre de Okinawa sabía hacer dos cosas: kárate y pescar. No tiene mucha pinta de ponerse un gi Travis Hunter, pero de lo segundo es todo un maestro. Junto a su prometida, Leanna Lenee, comparten un canal de YouTube con el objetivo de mostrar las mejores técnicas para pescar. "Paciencia. Relajación. Me encanta estar en el lago, en el agua, sacando peces. Es relajante, tranquilo y divertido al mismo tiempo", detalla Hunter. Alguien que practica un deporte donde en una milésima de segundo de ti depende cambiar el partido, la liga o incluso tu carrera.

Es evidente que no estamos ante un caso más de un joven rodeado de fama y lujos donde se derrocha dinero por doquier. Ese tío tan aburrido -como él mismo se define-, es ya la figura de la familia. El millón y medio de dólares generados por su juego lo destinó a una casa en Savannah, Georgia para su madre, su padrastro y su hermano menor. Ese del que espera ser su referente.
Se suponía que tenía varios segundos para tratar de convencerte, tampoco tengo mucho tiempo más, pero si has llegado hasta aquí significa que aún no te has cansado.
Hunter tampoco de defender. Ni de atacar.