Muchas veces se dice aquello de "comportate como si ya hubieras estado allí" y más que nunca estas Finales de Conferencia de la NFL demostraron que la experiencia es un grado, los Kansas City Chiefs y los San Francisco 49ers tuvieron ese factor a su favor y estuvieron un punto por encima de sus rivales por el hecho de saber jugar estos partidos. Aunque más bien, los Chiefs aprovecharon su experiencia en este tipo de citas y los 49ers se beneficiaron de la inexperiencia de los Lions en estas lides, no sé. Lo que está claro es que a los Ravens se les notaron los nervios en todos esos actos de indisciplina y a los Lions en algunas tomas de decisiones y algunos fallos de ejecución que les acabaron costando el partido.
Los Chiefs tenían un plan, los Ravens cayeron en la trampa
Los miembros de la defensa de los Kansas City Chiefs hicieron un tremendo spoiler durante el calentamiento del partido sin que ninguno lo supiéramos, todos ellos saltaron al césped del A&T Bank Stadium de Baltimore con unas camisetas que llevaban el lema "In Spags we trust", un voto de confianza de todos sus jugadores pero también un aviso de lo que iba a suceder. El planteamiento de Steve Spagnoulo, el coordinador defensivo de los Chiefs, fue absolutamente clave para entender la victoria de los vigentes campeones contra el que había sido hasta ahora el mejor equipo de la NFL. Y unido a la gestión de Andy Reid, supuso el cocktail perfecto para superar al staff rival en la batalla táctica.
En la Final de la Conferencia Americana se jugó el partido que querían los Chiefs. El ‘Tres y Fuera’ inicial provocado por la defensa visitante a los Ravens y un drive de manual de Mahomes y los suyos, donde Pacheco golpeó donde se supone que está la fortaleza de la defensa de Baltimore y Travis Kelce estuvo involucrado desde el primer momento, comenzaron a cimentar una diferencia entre los dos equipos que se mantuvo vigente durante todo el partido. Los Chiefs han encontrado mucho éxito en estos Playoffs apoyándose en formaciones con personal 13 (un RB y tres TE), desde donde han logrado atacar con éxito por aire contra defensas más condensadas, pero en este partido el éxito llegó apostando por carreras de poder por el interior que Pacheco optimizaba con yardas extra después del contacto. La defensa de los Ravens sufría en lo que mejor hace: parar la carrera y eliminar a los TEs y las yardas después de recepción.
Y precisamente Travis Kelce se convirtió en el factor diferencial que tanto le había costado ser esta temporada. El veterano TE ha elevado su nivel en estos Playoffs, sí, pero es que en este partido directamente se comportó como la superestrella que es. Atrapó todos y cada uno de los pases que Patrick Mahomes le envió, un total de once, mucho de ellos para primeros downs clave o para ganancias muy importantes –esa sail route atacando la seam y encontrando el espacio abierto por la zona de los Ravens fue una belleza– y puso la guinda con un Touchdown en el que demostró una habilidad fuera de lo común, con Kyle Hamilton sobre él, girando para atrapar el balón y asegurándolo mientras caía que fue una preciosidad. El uso de Kelce fue clave, utilizándolo en motion, pegándolo a la línea y consiguiendo la mayoría de sus recepciones desde el slot. Kelce marcó las diferencias que de un jugador de su talla se espera y lo hizo en el día más importante.
Lo mismo se puede decir de un Patrick Mahomes que juega con el oficio de un gran líder, que sabe cuándo ser agresivo y cuando toca no arriesgar. Y que, por cierto, estuvo mucho mejor protegido durante buena parte del partido por una OL sin Joe Thuney. El QB de los Chiefs ofreció un clínic en cuanto a toma decisiones y tuvo la paciencia de no arriesgar un ápice en toda la segunda mitad, sabiendo que no tocaba, pero consiguiendo el primer down que cerraba el partido en la única jugada en la que atacó en profundo después del descanso.
No se puede decir lo mismo de Lamar Jackson en este partido. Primero hay que girarse a Harbaugh y a Monken, que estuvieron completamente superados y fueron todo el partido siempre un paso por detrás de Reid y Spagnoulo (un paso o varios). Cuesta mucho entender una renuncia tan clara y tan temprana del juego de carrera con sus Running Backs. ¿Cuatro carreras en toda la primera parte con tus RBs? Una carrera de 15 yardas de Edwards y tres carreras para 3 yardas con Hill. ¿Por qué no recurrieron más a algo que ha funcionando durante toda la temporada y más contra una defensa cuya principal debilidad este año ha sido precisamente esa? Les entraron las prisas, se precipitaron, quisieron enjugar la desventaja pronto en vez de tomarlo con calma. Todos esos pases en downs tempranos era precisamente la trampa que Spagnoulo les había tendido, tener que defender al aire es justo como más cómoda se encuentra esta defensa.
Spags optó por ser agresivo, por atacar a Lamar Jackson mientras su secundaria se encargaba de cerrar todas las puertas a los receptores. El trabajo de los Defensive Backs de los Chiefs fue fundamental para confundir y retrasar a un Lamar que se empeñó en sujetar de más el balón y estirar jugadas sin encontrar mucho éxito. La manera en la que la secundaria rotaba en el momento del snap fue un quebradero de cabeza constante para el QB de los Ravens. Justin Reid bajaba a la caja para colocarse como un LB más mientras McDuffie rotaba como safety, en otro snap era McDuffie el que aparecía en la caja y rotaba hacia el exterior para que fuera Sneed en que cayera al interior… un galimatías táctico magníficamente planteado por Spagnoulo y perfectamente ejecutado por su secundaria mientras cerca de la Línea de Scrimmage la pregunta era quién y por dónde atacarían al QB para meterle presión. Un examen para el que Lamar Jackson contestó las preguntas tarde y mal.
Así, los Chiefs impusieron su ley, se jugó el partido que más les interesaba y cuando la defensa de los Ravens contestó y Baltimore tuvo la oportunidad de volver al partido, dos turnovers –una mano salvadora de L'Jarius Sneed para provocaron un fumble que cambió un Touchdown por un Touchback y una INT de Bush que llegó de un error grave de Jackson lanzando a triple cobertura– evitaron cualquier posibilidad de reacción de unos Ravens que mostraron su peor cara de la temporada en el momento más decisivo. Los Chiefs fueron superiores, pero sobre todo supieron jugar mucho mejor este partido y van directos a su cuarta Super Bowl en los últimos cinco años, cimentando una dinastía que con un Patrick Mahomes que aún cuenta con 28 años, tiene todo el aspecto de tener muchos años por delante. Si en la temporada que los Chiefs parecían más vulnerables, si en el año que Mahomes parecía contar con menos armas ofensivas que nunca, vuelven a llegar hasta la Super Bowl, empieza a ser complicado contestar la pregunta de quién será capaz de parar a estos Kansas City Chiefs.
Los Lions y Dan Campbell lo tocaron con los dedos pero fueron víctimas de sí mismos
Es el gran debate del día después, Dan Campbell y su toma de decisiones. Y como pasa en la mayoría de cosas de la vida, todo el mundo tiene razón. Claro que este estilo es el que ha traído hasta aquí a los Lions, claro que la culpa no es solo de las decisiones de Campbell y los drops de sus receptores tuvieron mucho que ver. Pero a la vez también es cierto que comportarse siempre igual aunque los contextos sean distintos muchas veces no es la solución adecuada. No es lo mismo ir perdiendo y estar siendo inferior, momento en el que esa agresividad puede ayudarte a equilibrar la balanza; que estar siendo muy superior a tu rival, tener una importante ventaja y ser igual de agresivo, lo que quizá no te está ayudando a mantenerla y hasta puede ser un catalizador para que tu rival vuelva al partido. No se trata solo del resultado de esa decisión, se trata de lo que esa decisión supone y de la gestión del riesgo y la recompensa.
¿Si chutaste antes del descanso para irte a vestuarios con tres anotaciones de ventaja, por qué no haces lo propio cuando minutos después, bien metido en el tercer cuarto la misma decisión te beneficia incluso más y dificultas la tarea de tu rival, que además solo había sido capaz de anotar tres puntos más? Fue un error y lo pagaron. Quizá más caro de lo que deberían por una acción donde la suerte sonrió a los 49ers, pero la responsabilidad recae en ese caso en Campbell. A veces hay que tomar los tres puntos. A veces la opción conservadora es la que más te ayuda –a la gestión de los Chiefs en la segunda mitad en Baltimore me remito–, eso también es saber ganar. No siempre hay que poner el pie a fondo en el acelerador. ¿Se comporta igual un piloto cuando tiene a un rival a rebufo o cuando le saca una vuelta completa? No. Porque cuando tienes una vuelta completa de ventaja, si sigues acelerando a fondo corres el riesgo de estrellarte… y esto es lo que les pasó a los Lions.
Y una cosa más respecto a la toma de decisiones. Te juegas los cuartos downs, vale, no lo comparto en este caso pero vale. ¿Por qué en situaciones de corto yardaje no corres cuando es algo que te está funcionando? ¿Por qué en 'Cuarta y Tres' te alineas con el backfield vacío cantándole a tu rival que es una jugada de pase? Eso, a mi parecer, también son errores.
Pero incluso más importante que todos los anteriores, ¿por qué a poco más de un minuto, cuando la gestión del reloj y de los tiempos muertos es capital, decides correr y no pasar? Volvemos a lo mismo de antes, la respuesta de "pero es que si les sale, estaría bien". No, no lo estaría. Porque no conseguirlo es una posibilidad y aquí los 49ers detuvieron esa carrera, obligando a los Lions a quemar un tiempo muerto que directamente les obligaba al onside kick y cercenando la posibilidad de que tu defensa te pueda conseguir un tres y fuera y tengas otra oportunidad de ganar. Esas fueron, desde mi punto de vista, una serie importante de malas decisiones por parte de Dan Campbell y los Lions que son absolutamente fundamentales para explicar la remontada de los 49ers.
Los Lions les ayudaron, está claro. Pero San Francisco también tuvo su parte importante de responsabilidad, les dieron la oportunidad y la aprovecharon. Les sonrió la suerte, sin ninguna duda, pero supieron provocar la catarsis que necesitaban. Detroit provocó la chispa pero los 49ers la convirtieron en una llama. Ese giro de momentum, ese cambio de inercia, esa catarsis de la que hablaba, llegó cuando en jugadas casi consecutivas, los 49ers consiguieron el turnover on downs, la bomba de Purdy que milagrosamente acaba en una recepción de Aiyuk y que seguidamente es un Touchdown de McCaffrey. Un par de snaps después llega el fumble de Gibbs, que también acaba desembocando en otro Touchdown del ataque de San Francisco que sella un parcial de 14-0 en apenas un par de minutos. En un acumulado de 17-0 en 8 minutos. En un parcial de 27-0 que dio la vuelta a un marcador que era de 7-24 que hacía pensar que los Lions tenían la primera Super Bowl de su historia al alcance. CJ Gardner-Jonhson llegó a despedirse de la afición niners cuando los Lions alcanzan los 21 puntos… Quizá se precipitó un poco.
Y al igual que es una realidad que el planteamiento inicial de Detroit estaba superando por mucho al de 49ers, lo mismo que es cierto que los tenían completamente contra las cuerdas y no supieron noquearlos; es también de recibo subrayar que McCaffrey tuvo la paciencia de dejar que el partido le llegara cuando le estaba costando correr y acabó siendo, de nuevo, una pieza clave. También es relevante que no hubo manera de derribar a Deebo Samuel cada vez que le llegaba el primer placaje. Y por supuesto hay que mencionar que Brock Purdy fue un factor diferencial sin el que no se puede explicar la victoria de los 49ers. Tres scrambles para el QB de los Niners, tres carreras de diez o más yardas, tres primeros downs capitales para su equipo. Especialmente el último, en 3ª y 4, fuera de Field Goal range y consiguiendo una carrera salvadora en un drive que acabó siendo la sentencia en el partido.
Los 49ers de Shanahan han sido siempre acusados de no saber ganar cuando van por detrás en el marcador y en estos Playoffs lo han conseguido en dos eliminatorias consecutivas, en dos partidos donde sus rivales han sido superiores a ellos y donde han tenido la enorme virtud de encontrar soluciones y maneras de ganar. Eso también es síntoma de equipo campeón. Ahora tienen ante sí la oportunidad que llevaban años deseando. Cuatro años después, logran volver a la Super Bowl y allí les espera el mismo rival de la última vez, el monstruo de la última pantalla, los mismos Kansas City Chiefs que les superaron en Miami y contra los que juraron que se tomarían su revancha. Como si de un cuento se tratara, esa oportunidad de venganza está servida, veremos si es para cobrársela y conseguir el primer título de campeón para San Francisco desde 29 de enero de 1995 o para convertirse en la víctima favorita de Mahomes y los Chiefs en su camino a la gloria.