Bien entrados en diciembre, la NFL se vuelve apasionante. Todos tenemos ya la vista puesta en los Playoffs y un puñado de equipos se han destacado por encima del resto como grandes candidatos al anillo. Lo cierto es que, en ese apartado, son más los equipos con vitola de aspirantes en la Nacional que en la Americana, porque mientras en la AFC tan solo Chiefs, Bills y Ravens tienen ese aspecto de Super Bowl –el techo de los Steelers pudo verse en esa derrota ante los Eagles y ahora mismo les saco del grupo de grandes candidatos–, en la NFC podemos contar con Eagles, Vikings y Lions, que ahora mismo comparten el Seed1 aunque con el desempate a favor de los de Detroit; a los que hay que sumar a Packers y Rams, que perfectamente podrían plantarse en Nueva Orleans representando a la Conferencia Nacional en el partido por el anillo.
No obstante, entre todos estos equipos, dos destacan como los mejores y más en forma de toda la NFL: Eagles y Bills son trituradoras en este momento, con estilos muy distintos de hacerlo, pero ambos apisonan a sus rivales de manera imponente. Si hoy comenzaran los Playoffs, me parecerían los dos mayores candidatos al anillo, pero todavía quedan tres semanas para eso y, a estas alturas, ya hemos aprendido que tu suerte puede cambiar en apenas unos días –que se lo digan a los Lions y su enfermería rebosante, que les hace bajar enteros por momentos–.
También habrá que estar pendientes del tobillo de Patrick Mahomes, pues los Chiefs tienen muy encarrilado el Seed1 de la AFC (tendrían que perder dos de los tres partidos que les restan), pero un despiste podría poner presión para ellos en la recta final. En la era Mahomes, cuando los Chiefs no han podido contar con él, su récord es de 2-2, algo que con Carson Wentz deberán mejorar si no quieren verse en aprietos para asegurar esa primera plaza de la conferencia. Veremos cuánto tarda en volver el jugador que ha dominado la NFL los últimos cinco años, estoy convencido de que si esta semana se jugaran los Playoffs, Mahomes jugaría, precisamente porque a Kansas City lo que de verdad le importa es llegar bien a las eliminatorias por el título –y ya que tienen un colchón de dos partidos respecto a Bills–, todo indica que le dejarán reposar ese tobillo. Veremos si no tenemos emoción todavía en esa lucha por la cabeza de la Americana.
Por el momento, vamos a echar un vistazo a lo más destacado de una Semana 15 que ha tenido el mayor número de victorias visitantes, once en total; también ha registrado el menor número de victorias por una sola anotación, 5 solamente; ha acumulado el mayor número de intercepciones, hasta 34 en esta jornada y ha visto cómo han jugado hasta 43 quarterbacks distintos. De hecho, con Ridder y Haener empezando los partidos para Raiders y Saints, ya son 50 los QBs titulares en esta temporada y con Wentz y Howell teniendo snaps, ya son 71 los quarterbacks que han jugado en total. Solo uno ha jugado todos los snaps de su equipo, el veterano Matt Stafford y solo otro ha jugado para dos equipos distintos, Tim Boyle.
Muchísimos QBs han tenido la ocasión de jugar esta semana, ahora vamos a hablar de alguno de los más destacados:
Los Bills vuelan impulsados por una racha histórica de Josh Allen
La pasada semana, en la derrota contra los Rams, ya quedó clara esa sensación: Los Bills podían perder pero que su aspecto de equipo lanzado no se veía muy afectado. De hecho, se plantaron en el estadio del que había sido durante meses el mejor equipo de la NFL y los apisonaron con una suficiencia que no se refleja en el marcador, pero sí en las sensaciones cuando ves el partido. El golpe sobre la mesa de Buffalo fue tan brutal, que una vez que tomaron una buena renta en el primer cuarto, el resto del partido nunca dio la sensación de que los Lions pudieran realmente cambiar el signo del partido. Y eso es así porque cada vez que Josh Allen y su ataque pisaban el campo, demostraban que no podían ser detenidos. Realmente, la diferencia respecto a la semana anterior es que, en Los Ángeles, Allen estaba completamente solo y, aun así, casi lo saca; en Detroit, el equipo estaba acompañando y la diferencia fue evidente. El aspecto de los Bills este pasado domingo es de potencial campeón. Eran imparables.
Joe Brady está sacando lo mejor de ese ataque de Buffalo, realmente, me da la sensación de ser la mejor ofensiva de Buffalo en la era Josh Allen y eso es mucho decir. Lo del propio Allen es un caso aparte, sus tres últimos partidos nos han regalado actuaciones memorables, firmando registros históricos: En el lapso de los tres últimos partidos Josh Allen ha sumado 1.027 yardas totales, 14 touchdowns, cero intercepciones y cero sacks. Y eso que uno de los tres partidos se jugó bajo la nieve… los otros dos nos dejan una muestra de la dimensión que tendría Josh Allen si jugara siempre en domes en lugar de habitualmente al aire libre de Buffalo. Pero no queda ahí la cosa, hasta este momento, en toda la historia de la NFL, sólo había habido un único partido en el que un QB lograra +340 yardas de pase, +60 yardas de carrera, +2 TD de pase y +2 TD de carrera; fue Steve Young en la temporada 1991. Pues bien, Josh Allen ha superado esos números en dos semanas consecutivas. Es asombroso lo que está haciendo.
Ahora bien, para los Buffalo Bills y, sobre todo, para Josh Allen, la sentencia de su temporada –para bien o para mal– llegará en los Playoffs, se les juzgara y se les recordara por lo que hagan desde enero. Todo este buen juego y actuaciones para el recuerdo, quedaran en nada si no logran el premio del Super Bowl. Será la diferencia entre "por fin lo consiguieron" o "siguen diluyéndose cuando llega la hora de verdad". Por muy injusto que eso pueda ser o parecer, es lo que va a suceder. Para bien o para mal. Los Bills deberían ganar con relativa comodidad los tres partidos que les quedan –Patriots, Jets, Patriots–, pero será después cuando llegue el momento de verdad para ellos.
Detroit se está cayendo a pedazos
Es durísimo. Es injusto. Es verdaderamente descorazonador. Pero los Detroit Lions están viendo cómo su temporada y sus opciones de alcanzar por primera vez en su historia un Super Bowl caen girando por el sumidero, con cada grave lesión que acumulan. Ahora mismo no les queda ni un solo jugador sano de la Línea Defensiva que comenzó la temporada. Del Front7, solo queda uno: Jack Campbell. Eso significa 15 de los 16 jugadores de la rotación en la parte delantera de la defensa, lesionados. Alim McNeil, que estaba firmando una temporada All Pro, ha sido el último en caer y este año no volverá. También se ha lesionado Carlton Davis, que por suerte parece que aún podría regresar a tiempo para Playoffs (como Anzalone). Pero ahora mismo, miras la defensa de los Lions y ves un puñado de desconocidos, retirados y desechados por otros equipos. Encontrarte a Kwon Alexander, David Long o Jamal Adams te indica que han buscado hasta debajo de las piedras simplemente para poder completar la unidad.
Y lo que están haciendo en Detroit tiene un mérito terrible. Están apelando a la épica, a la heroica… pero eso tiene fecha de caducidad. Este pasado domingo se les vio, por primera vez, completamente superados. Se vio lo que pasa cuando no eres capaz de presionar a un QB de la talla de Josh Allen. Y lo que pasa es que hace contigo lo que quiere. Desgraciadamente, esto no es sostenible para Detroit. Y por si las desgracias fueran pocas, el último en caer ha sido David Montgomery, rompiendo así el dúo de Sonic & Knuckles que formaba con un Jahmyr Gibbs, que ahora se queda solo en ese backfield. Vamos a ver hasta dónde aguantan estos Lions que rozan la treintena de lesionados esta temporada. 30 de 53. Sobreponerse a eso sería milagroso.
Los Eagles van lanzados a por el Seed1 y el Super Bowl
No hay un equipo más consistente que los Philadelphia Eagles en la NFL en este momento. Los Bills pueden tener más fuego, pero nadie tiene más empaque. La victoria contra los Steelers fue por pura asfixia. En la primera mitad pusieron a funcionar el juego aéreo del que tanto se había debatido durante la pasada semana y Jalen Hurts mostró su mejor cara. Mientras tanto, la defensa de Vic Fangio maniataba a la ofensiva de Steelers, borraba el juego de carrera y cerraba todas las puertas a Russell Wilson.
Esa primera parte por sí misma ya era una demostración muy solvente de superioridad. Pero lo de la segunda mitad fue algo muy distinto, fue borrar literalmente a su rival del campo. No les dejaron jugar. No, no es que les hicieran jugar mal, es que casi no les dejaron entrar al campo. Entre la defensa no dejando avanzar y el ataque, haciéndose dueño absoluto del reloj, los Pittsburgh Steelers solo dispusieron de dos drives en toda la segunda parte. Dos drives, para un total de 11 jugadas. El ataque no estuvo ni 6 minutos en el campo. Fueron borrados. Es la primera vez en 15 años que un equipo solo tiene dos drives en la segunda parte.
Mientras, los Eagles protagonizaron un último drive en el que comenzaron en su yarda 3 a 10:29 del final del partido. 21 jugadas y 88 yardas después, habían sido capaces de consumir todo el tiempo y arrodillarse para ganar el partido en una suerte de muerte dulce en la que no les hizo falta ni anotar, solo controlar el partido. Así de imponentes y poderosos son ahora los Eagles. Su calibre es, inequívocamente, de Super Bowl.
Los Packers envían un aviso a navegantes: pueden ganar a cualquiera
El duelo del domingo por la noche entre Seahawks y Packers marcó una frontera muy clara, la de un equipo que sufre para conseguir una plaza en los Playoffs pero no le da para mucho más y la de otro, que está cada semana creciendo y demostrando que puede competir y ganar a cualquiera. Los Packers y Jordan Love están encontrando el punto ideal de forma en el momento ideal de la temporada. Green Bay es un equipo muy bien entrenado, eso te lo demuestra esa extraña capacidad de ganar de diferentes maneras. Todo parte de la carrera, pero mientras en otros partidos corren hasta el desgaste absoluto de la defensa rival, en este, comenzaron corriendo, pero ejecutaron pasando. Cada semana vemos una mejor versión de Jordan Love y no es casualidad, coincide con que está comenzando a estar totalmente sano tras su lesión en el arranque de temporada. Ahora mismo, se le ve más cómodo que nunca y ese brazo está empezando soltarse de verdad.
Y si a eso le sumas que la defensa de Jeff Hafley por fin es capaz de presionar al QB y da un paso de gigante con la vuelta de Edgerin Cooper y Jaire Alexander… estamos llegando a un momento en el que los Packers están llamando a la puerta de ese primer nivel de favoritismo que ocupan Eagles, Vikings y Lions. Ahora mismo, los Packers pueden ganarle a cualquiera. Ah, todo esto respetando a unos Rams de los que podemos hacer el mismo discurso, Packers y Rams son dos outsiders con talento de sobra para eliminar a cualquiera con el que se enfrenten en Playoffs, aunque de arranque no vayan a llevar el cartel de favoritos.
MVP de la Jornada: Lamar Jackson
Lamar hizo un partido mayúsculo, es cierto que era contra unos desahuciados New York Giants, pero su exhibición igualmente fue impresionante. Cinco touchdowns, pero más allá de eso, la impresión de dominar el partido por completo y hacer lo que le dio la gana. Más vale que nadie se olvide de los Ravens por su dos derrotas contra Steelers e Eagles, ahora mismo tienen muchísimas posibilidades de acabar llevándose su división (para conseguirlo, Baltimore tendrá que ganar a Pittsburgh este sábado y esperar que los Chiefs hagan lo propio el día de Navidad o que pierdan con los Bengals en la última jornada… nada descabellado, aunque los Steelers siguen siendo dueños de su destino). Desde mi punto de vista, los Baltimore Ravens son uno de los principales candidatos a Super Bowl en la Americana y eso, en gran parte, es debido al extraordinario nivel de un Lamar Jackson que este año no será MVP pero eso no quita que sea un jugador sideral, capaz de llevar a su equipo muy lejos.
El discurso con los Ravens es muy similar al de los Bills, será enero y los Playoffs los que digan si su temporada es un éxito u otra más de frustración y de no alcanzar el objetivo. Las armas las siguen teniendo y… una cosa más: creo que los Ravens son el peor rival con el que se pueden topar los Bills porque su ataque es capaz de controlar el partido. Si nos encontramos con un Bills-Ravens en la ronda divisional, podemos vivir una de las mayores y más emocionantes batallas que nos hayan dado los Playoffs de la AFC en los últimos años.