Estamos en la época de dar y recibir, el momento del año donde nos toca agradecer a las personas a nuestro alrededor por su apoyo durante este año y lógicamente en la parte donde queremos demostrar nuestro afecto a los demás mediante algún regalo. Esto también ocurre en la NFL, y es encabezado por los quarterbacks de la liga.
Una tradición entre los pasadores de la NFL es darle regalos a los linieros ofensivos. ¿Los linieros? Sí, los jugadores que pocos reconocen y que difícilmente ven su jersey en las tiendas o portado por los aficionados. Ellos son los principales beneficiados de esta tradición de dar regalos, y la razón es simple: son los encargados de que las estrellas de la liga luzcan como eso.
Veamos las cosas así: si la línea ofensiva funciona entonces todos los demás pueden hacer su trabajo: los corredores tienen huecos por donde pasar, los quarterbacks tienen tiempo para lanzar y los receptores pueden estar seguros de que el balón llegará a sus manos. Es precisamente por eso que los linieros ofensivos son vistos como los más dignos de recibir regalos en esta época.
Y esto es una tradición que viene de mucho tiempo atrás, y que ha sido perpetuada por algunos de los más grandes pasadores en la historia de este deporte. Veamos algunos ejemplos:
En 1999 Troy Aikman decidió agradecer el trabajo de su línea ofensiva dejando frente al locker de cada uno de ellos una enorme caja con una parrilla de gas. Warren Moon llevaba a sus linieros de vacaciones a Hawaii.
Joe Montana, por ejemplo, decidió regalar relojes Rolex Presidenciales a cada uno de los integrantes de su línea ofensiva en 1990, y ese regalo se extendió al coordinador ofensivo, Mike Holmgren (sí, el mismo que años después llevaría a los Packers al Super Bowl), y al coach de línea ofensiva, Bobb McKittrick.
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En 2008 Matt Ryan ganó el premio al Novato del Año de la NFL, y eso fue razón suficiente para que decidiera agradecer de forma especial a sus linieros. Ryan le dio a cada uno una pantalla de 42 pulgadas, y en cada una venía un sencillo mensaje que explicaba la razón de su presente: "Ustedes me cuidan a mí, yo los cuido a ustedes."
Ese mismo año Tom Brady decidió obsequiar a cada uno de sus linieros un Audi Q7, dejando en claro que la gloria de ganar de forma constante estaba cimentada en el trabajo de los "gorditos", ese grupo de jugadores que tal vez no sean muy recordados por los aficionados, pero que no pasan desapercibidos para los quarterbacks.
La tradición de regalar cosas a la línea ofensiva sigue hasta ahora y las estrellas actuales de la liga no escatiman en sus gastos.
El año pasado Jalen Hurts le regaló un bolsa Louis Vuitton y unos Jordan 11 a cada uno de sus linieros. Patrick Mahomes sorprendió a sus linieros con unos palos de golf nuevos que venían en bolsas personalizadas. Zach Wilson le obsequió a cada uno un scooter personalizado, mismos que fueron la sensación en los entrenamientos de los Jets. Josh Allen le hizo el mismo regalo a sus linieros, algo que seguramente tuvo muy contentos a los vendedores de scooters en New York.
Todo eso palidece un poco ante el regalo de Jared Goff para sus linieros. El QB de Detroit tiene la costumbre de comprar varios regalos y luego dejar que los linieros decidan qué quieren en un "draft", donde el orden de selección está basado en la antigüedad de cada liniero.
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En 2022 Goff tuvo una de sus mejores temporadas como profesional y decidió lucirse con los regalos, algo que obviamente dejó un draft muy interesante: Taylor Decker, el jugador más veterano del roster, se quedó con unas bolsas de Louis Vuitton con la primera selección global. El centro Frank Ragnow optó por un vehículo Polaris ATV con la segunda selección, mientras que el guardia Jonah Jackson tomó un reloj Breitling Superocean con valor de cinco mil dólares en la tercera selección.
Y este es un mensaje que viene de maravilla en estos momentos: los jugadores más importantes de cada organización reconocen que sí, ellos son las estrellas, pero no lograrían lo que hacen sin el apoyo, muchas veces no reconocido, de sus compañeros.
Al regalar todas estas cosas simplemente hacen evidente el enorme aprecio que sienten por los que se pasan el partido empujando rivales y evitando que lleguen los golpes hasta ellos. Y tal vez todos podríamos tomar ese mensaje: en estas fechas podríamos dedicar algunos minutos a reconocer quiénes son nuestros "linieros" y podríamos agradecerles por ayudarnos a avanzar en nuestras vidas.